Stiven, el joven que lloraba en un semáforo de Cali porque no le compraban cheetos, el caso es de debate


Stiven vende cheetos en Cali
Se llama Brayan Stiven, y sale a trabajar para ayudar con los gastos de su casa.

Stiven sale a vender cheetos, bolsas para la basura y otros productos. Unos dicen que lleva meses y podría ser una estrategia, otros piden apoyarlo y desde la Alcaldía le ayudarán con el Fondo de Oportunidades, pero hubo ‘regaño’ por incentivar la ocupacion del espacio público.

Noticias Cali.

«En el puente de la 80 con 14 hay un pelado vendiendo chitos. Llora y llora del desespero de no vender. Si pasa por ahí cómprele!», fue el mensaje de Andreita Rizo en Twitter, aunque algunos la criticaron por no ayudarle, ella si le compró, se sentó con él un rato y hablaron, su mensaje sirvió, para que terminara la venta del día y aún, poner en el debate público a un joven trabajador que necesita oportunidades.

Se llama Brayan Stiven, y sale a trabajar para ayudar con los gastos de su casa.

Una vez se conoció la historia, en Twitter varios recordaron que muchos han utilizados las estrategia del llanto, la muerte de familiares, enfermedades para pedir por meses plata. Ha ocurrido en Bogotá, en la misma Cali, y otras ciudades.

Escribieron que no descartan que lo de Stiven, fuese «una estrategia de venta».

Rizo respondió que le creía al joven, «le dolía el alma a ese muchacho».

Incluso, el mismo director de Planeación Distrital respondió que podrían ayudarle al joven, pero que no se incentivara el uso del espacio público para estas actividades.

«No hace daño a nadie. Y merece toda la solidaridad. Pero hay canales institucionales para ayudarle, sin incentivar la ocupación informal del espacio. Solo es uno, y mañana otro, y con esa misma lógica, se pierde la autoridad», escribió Roy Alejandro Barreras.

Ya junto a Desarrollo Económico, lograron ubicarlo, y le ayudarán para que pueda acceder al Fondo de Oportunidades.

Brayan Stiven, «no está mendigando, ni robando. Está vendiendo chitos. Hoy ha sido un mejor día. Hoy no estaba llorando, estaba tranquilo», contó Rizo, cuando volvió a pasar este martes por el sitio.

Allí permanece, de 8 a 12 en la 14 con 80, en Cali.

No tiene Nequi, ni Daviplata. Esto se aclara porque el mismo martes, algunos publicaciones en redes, una foto con él, diciendo que habían ido a colaborarle y que si querían le hicieron donaciones.

En tal caso, si quieren contactarlo, este es el número de su mamá: 310 441 54 85.

Tiene 22 años de edad, vive con su madre que está enferma, y su hermana menor de 11 años de edad, que si está estudiando. Faltan los recursos y con lo que Stiven vende en la calle, se ayudan.

La otra historia, también ya está siendo canalizada.





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