El comienzo de la primavera estaría fijado para el 20 de marzo de este año y con ella llegaría uno de los cambios de estaciones más deseados por casi todo el mundo. Esta estación se caracteriza por un aumento en las temperaturas, los arboles vuelven a poblarse de hojas y, sobre todo, todo se llena de color.
La primavera que muchos esperan es la típica de cada año, pero siendo el 2022 un año de crispación puede que la que llegue sea la primavera nuclear. La situación en Europa parece escalar por momentos, haciendo que los ciudadanos empiecen a preguntarse acerca de lo que ocurriría en caso de una amenaza nuclear.
Al sentir preocupación por una situación de tal calibre en España, varios organismos se han visto obligados a recordar a la población que existen protocolos de actuación en estos casos. Y, es que, todas las dudas se ciernen sobre las reservas de yodo. Este mineral actúa en la protegiendo la tiroides del yodo radioactivo que se libera ante un accidente nuclear.
Y, es que, cuando el yodo radioactivo se libera a la atmósfera lo que hace es aumentar el riesgo de que los usuarios expuestos desarrollen un cáncer de tiroides. Es por ello que es de vital importancia contar con este mineral para contrarrestar en la medida de lo posible el yodo radioactivo emitido en un accidente nuclear.
Siendo un mineral tan útil y necesario en esas situaciones, el Consejo de Colegio de Farmacéuticos ha asegurado que en el Gobierno cuentan con un plan de actuación en el caso de que se necesitase distribuir yodo por alerta nuclear. Tratando así de tranquilizar a los usuarios que se hayan podido ver preocupados.
Teniendo en cuenta el protocolo de los organismos nacionales, los primeros que tendrían que ingerir los suplementos de yodo serían los recién nacidos. Tras los bebés irían los infantes, adolescentes hasta los 18 años, embarazadas y madres lactantes. Los adultos entre 19 y 40 años serían los siguientes.
Partiendo de esto lo últimos serían los mayores de 40 años. En cuanto a las dosis y cantidades no se han dado datos concretos, pero las dosis serían diferentes dependiendo de cada grupo de edad y todas ellas se administrarían en las seis primeras horas después de la exposición a la radioactividad.
Es poco probable que ocurra un accidente nuclear que ponga en funcionamiento los planes de contingencia de España, pero nunca está de más conocer que todo está pensado para un posible desastre de esta envergadura. Eso sí, lo mejor es intentar ser positivos y no pensar en lo que puede pasar en caso de un ataque nuclear.
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