Nuestros sentidos tienen como función principal, protegernos de los peligros. Por instinto nos alejamos de las cosas que huelen mal, o "raro", o que saben mal. Y al contrario, nos sentimos atraídos por aquello que huele o sabe bien.
En el caso de la vista y los rostros, tiene objetivos reproductivos. Nos sentimos atraídos por una cara o un cuerpo bello, porque ancestralmente era como se elegía pareja sexual. Ahora cuentan muchas otras cosas, desde la personalidad a los gustos compartidos, e incluso la profesión o la posición social.
Los noticias /life/verdad-ser-humano-tiene-solo-cinco-sentidos-254676" title="¿Solo tenemos 5 sentidos?">sentidos tienen el objetivo de protegernos, o servirnos bien, pero los afectan aspectos diferentes. Por ejemplo, se sabe que la belleza visual, o el sabor, tiene un importante componente cultural.
En algunas culturas la gordura es bella, y en otras no. O dan prioridad a ciertos rasgos que en otras resultan poco atrayentes.
Algo parecido ocurre con el gusto. Hay culturas en donde gusta mucho el picante, o el sabor ácido, y en otras se aprecia mucho menos.
Pero el olfato no funciona así: no está atado a la influencia cultural. Un estudio llevado a cabo por un grupo internacional de científicos, y publicado en la web Current Biology, intenta descubrir por qué.
Dicho estudio pidió a 250 neoyorquinos de diferentes etnias y culturas, que puntuaran 476 olores. Los científicos seleccionaron 10 de los más votados.
Después seleccionaron a 225 individuos de 9 culturas diferentes, y les pidieron puntuar esos 10 olores.
Curiosamente, el olor preferido por los 9 grupos culturales era el olor a vainilla. Otros olores menos agradables, como el ácido isovalérico, que huele parecido al queso u olor de pies, quedó en ultima posición.
Analizando las votaciones y las referencias culturales de cada individuo, los científicos concluyeron que solo el 6% de los olores están influenciados por la cultura. El 54% tiene que ver con los gustos personales de cada individuo. Finalmente, el 41% son olores universales: moléculas que afectan igual a todo el mundo, sin importar su cultura o gustos. Es el caso de la vainilla.
Ahora estos biólogos se enfrentan a nuevos misterios: por qué ciertas moléculas se consideran buenos olores universales, y otras diferentes, malos olores universales. Y por qué ciertos olores dependen de los gustos personales, y otros no.
Son enigmas que la industria de los perfumes, por ejemplo, lleva décadas investigando, en la misma dirección: todas las marcas buscan esas codiciadas moléculas universales, para crear el perfume que guste a todo el mundo.
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