Muchos mayores pasaron de fragilidad a una clara demencia durante la pandemia
- julio 29, 2022
El aislamiento obligado por la pandemia y el fin en muchos casos de las relaciones sociales, fundamentales para frenar el deterioro cognitivo, han hecho que muchas personas mayores pasaran, durante el confinamiento, de una situación de fragilidad a una clara demencia que les limita su vida funcional y los convierte en dependientes.
Así lo han destacado expertos en Geriatría durante los Diálogos Efe «Enfermedades neurodegenerativas: La lucha contra el envejecimiento», un encuentro organizado en València por la Agencia EFE en colaboración con Quirónsalud y durante el que han subrayado que desde los departamentos de salud "se debe prestar especial atención a la fragilidad para que no reduzca la autonomía personal".
Para la coordinadora del Servicio de Neurociencias de Quirónalud Torrevieja y Alicante, Erika Torres, la pandemia ha agravado "muchísimo" la situación de los pacientes con enfermedades neuroegenerativas, en las que "el estímulo social, familiar y la movilidad son fundamentales".
Empeoramiento evidente
"La rutina, el contacto con amigos y familiares o la posibilidad de salir, son importantes para el tratamiento de estas patologías. Después de lo peor de la pandemia, cuando hemos vuelto a ver a estos pacientes, nos hemos encontrado un empeoramiento muy evidente", ha lamentado.
La doctora ha asegurado que, incluso en los casos menos graves, las personas mayores con enfermedades neurodegenerativas "ya estaban en el límite de la fragilidad" antes del covid, pero la diferencia ha radicado "en la importante reducción de la movilidad y sus consecuencias", además de que "ha habido mucha gente con ansiedad y desánimo, y eso afecta a los fallos cognitivos".
Pérdida de casos de diagnóstico
Además, el miedo al contagio y la limitación de las posibilidades de uso de las consultas no relacionadas con el covid han provocado que "probablemente se hayan perdido muchos casos de diagnóstico", según la especialista en Medicina Nuclear del Hospital Quirónsalud Torrevieja María José Torres.
"No venía ninguno de nuestros pacientes mayores, a pesar de que, con limitaciones, nosotros seguíamos trabajando", ha lamentado Torres, que ha asegurado que "intentábamos por todos los medios que los casos en los que era necesaria una prueba pudieran venir".
"Pero no quería venir ninguno; tenían miedo, un miedo horrible", ha afirmado, y ha explicado que esa situación, sostenida durante más de un año, ha retrasado los diagnósticos de enfermedades neurodegenerativas.
No solo de estas dolencias sino de cualquier otra, ha añadido María José Torres, par quien la pandemia "lo ha descompensado todo" hasta hace muy poco cuando, una vez vacunados con todas las dosis, los pacientes mayores "comienzan a volver a las consultas".
Las limitaciones durante la pandemia a las personas mayores
En este sentido, la vicepresidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría, Silvia Forcano, ha considerado que las personas mayores «han sido las grandes dianas» de esta pandemia: "durante la primera ola, como es obvio, por la alta mortalidad, y el resto del tiempo, porque las limitaciones derivadas del confinamiento les han afectado más que a los demás".
Una situación que, además, fue especialmente grave por prolongada: "No había que salir, no había que moverse, no había que relacionarse, y los geriatras siempre decimos que son muy importantes el ejercicio físico y las relaciones sociales".
"Cuando hablamos de los tres pilares de la calidad de vida, que son la dieta, el ejercicio y la socialización, no hablamos de curar enfermedades, pero sí de aumentar la calidad de vida y, además del riesgo físico y vital que ha supuesto la pandemia, en los casos en los que no ha habido afectación física, es la calidad de vida la que ha disminuido muchísimo", ha destacado.
Valoración multidisciplinar
En este sentido, el jefe del servicio de Geriatría Quirónsalud Valencia, Juan Ramón Doménech, ha apostado por la valoración multidisciplinar como freno a la patologización de la fragilidad: "la segmentación de la atención por servicios sin una valoración integral es la gran generadora de dependencias".
"La clave para garantizar la autonomía es una valoración multidisciplinar, que consiste en ver cómo impacta ese crecimiento de enfermedades y síndromes geriátricos, que son el precio que pagamos por vivir más años, en la capacidad funcional", ha explicado Doménech.
A su juicio, la meta final es "establecer un plan de cuidados que vayan más allá del diagnóstico concreto con un tratamiento médico concreto".
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