Una nueva campaña ambiental (respaldada con un presupuesto de 5 millones de dólares) tiene como objetivo aumentar la conciencia sobre el elevado gasto energético del bitcoin, una criptomoneda altamente contaminante.
El objetivo de la compaña es presionar para que se produzca un cambio tecnológico que reduzca su consumo de energía y el impacto de su huella de carbono.
Financiada por el cofundador de Ripple Labs, Chris Larsen, la campaña, titulada "Cambia el código, no el clima", pretende aumentar la concienciación sobre las soluciones tecnológicas que podrían reemplazar el costoso modelo de seguridad Proof of Work del bitcoin.
Un modelo que ha hecho que el uso de energía para las transacciones en la criptodivisa alcance máximos históricos en 2021, con una media estimada de 204 TWh de consumo de energía, aproximadamente el mismo consumo de energía que el de Tailandia con 70 millones de habitantes.
La campaña pide especialmente un cambio hacia el Proof of Stake, un método de validación de transacciones que podría reducir la huella de consumo energético del bitcoin en un 99%.
Por supuesto, implementar los cambios en la cadena de bloques de Bitcoin no sería tan fácil como chasquear los dedos: la implementación de una transición de este tipo en ethereum ha llevado años, y eso con una cadena de bloques mucho más moderna y flexible.
Este cambio de paradigma no está claro en qué afectaría, si los mineros dejarían de tener trabajo, si la criptomoneda perdería algo de su valor... pero lo que tienen claro los promotores es que la convertiría en un activo respetuoso con el medio ambiente, algo clave si quiere ser la moneda del futuro.
Además, con el altísimo precio de la luz que estamos soportando, cada vez las operaciones con bitcoins merecen menos la pena desde el punto de vista de la rentabilidad. En cuanto a la minería no hay ni que nombrarla: con estos precios es imposible minar.
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