El número de refugiados ucranios por la invasión rusa supera ya los cuatro millones, según ha anunciado este miércoles la agencia de Naciones Unidas encargada de los refugiados, ACNUR. Es una cifra simbólica por tratarse del horizonte al que apuntaba la propia agencia de la ONU en los primeros días de la guerra para advertir de las dimensiones que podría alcanzar el éxodo. Entonces era solo el que más rápido crecía desde el fin de la II Guerra Mundial, ya que las guerras de desintegración de Yugoslavia y la crisis de Kosovo causaron en los años noventa al menos 2,2 millones de refugiados.
4 million have fled Ukraine
~ 6.5 million are displaced inside the country
~ 13 million are estimated to be stranded in affected areas or unable to leaveWe are confronted with the realities of a massive humanitarian crisis that is growing by the second. pic.twitter.com/ZTBj1ldrql
— UNHCR, the UN Refugee Agency (@Refugees) March 30, 2022
Los cuatro millones son también tristemente simbólicos porque suponen que cerca del 10% de los habitantes de Ucrania antes de la guerra (unos 44 millones) ya no están en el país. Y eso que hay una parte importante (los hombres de 18 a 60 años) que tiene prohibido abandonar Ucrania por la ley marcial, salvo algunas excepciones. El 90% de los refugiados de esta crisis son mujeres y niños. Estos últimos suman 1,5 millones, según la agencia de la ONU dedicada a la infancia, UNICEF.
Además de los cuatro millones de refugiados, hay 6,5 millones de desplazados, cobijados principalmente en la menos castigada zona occidental del país. Así que, en conjunto, prácticamente uno de cada cuatro ucranios ha tenido que abandonar su casa.
La ONU calcula, además, en 13 millones las personas atrapadas en zonas de conflicto o sin capacidad de salir, por motivos como el riesgo que implica para su seguridad, la destrucción de puentes y carreteras o las dudas sobre su capacidad de comer o alojarse antes de cruzar la frontera. “La escala del sufrimiento humano y el desplazamiento forzado exceden sobremanera el peor escenario planificado”, ha afirmado este miércoles el director general de la Organización Internacional para las Migraciones, António Vitorino.
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La Organización Mundial de la Salud calcula que medio millón de los refugiados ucranios necesita ayuda por problemas de salud mental, graves en 30.000 de los casos. Su representante en Polonia, Paloma Cuchi, indicó el pasado día 23 en la sede de la organización en Ginebra que el trauma psicológico requiere más atención que otros problemas de salud que suelen presentar los refugiados, como deshidratación o diarrea.
Aunque no ha sido formalmente anunciada como tal, la crisis ucrania es ya la mayor en los últimos 75 años de historia del continente. “Se puede decir sin temor a equivocarse que, por la combinación de la magnitud y la velocidad, no ha habido ninguna de este tipo en Europa desde la II Guerra Mundial […] Para nuestro conocimiento, ninguna ni tan grande ni tan veloz”, señala por teléfono Matt Saltmarsh, portavoz de ACNUR. En la segunda semana de la invasión rusa, el responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell, vaticinó incluso cinco millones de refugiados. Hoy, la UE habla de hasta ocho o diez millones si el conflicto se prolonga durante meses.
El único precedente mayor en números absolutos en el continente es la masiva expulsión de alemanes étnicos, principalmente en la entonces URSS, Polonia y Checoslovaquia, tras la capitulación de la Alemania nazi en mayo de 1945 y hasta 1950. No hay un cálculo definitivo, pero los historiadores la cifran en una horquilla de 10 a 15 millones de personas y la consideran la peor oleada de refugiados que dejó el conflicto, pese a suceder tras su fin. Acnur nació en 1950 justamente para socorrer a los refugiados en Europa para un periodo de tres años que ha acabado durando 72.
El éxodo ucranio es aún porcentualmente menor que el de la también europea y bastante más pequeña Bosnia. La guerra en el país balcánico (1992-1995) convirtió en refugiados o desplazados a casi la mitad de sus entonces cuatro millones de habitantes. Ucrania sigue también por debajo, en términos absolutos, de grandes oleadas históricas de refugiados en otras partes del mundo, como las que generaron la partición de la India y la posterior creación de Bangladés; Afganistán, primero con la invasión soviética, luego con las guerras civiles y más tarde con el primer régimen talibán; o, sin ir más lejos en el tiempo, la guerra en Siria iniciada en 2011. El éxodo venezolano presenta números similares al caso sirio, en torno a los seis millones de personas, pero no todos son considerados refugiados. En cualquier caso, son ejemplos de años, mientras que la guerra en Ucrania apenas acumula cinco semanas.
Menos salidas diarias
En los puestos fronterizos, estaciones de trenes y autobús y centros de acogida de refugiados en Polonia se nota que el ritmo de salidas de Ucrania ha caído notablemente. Los antes abarrotados pabellones, vestíbulos de las arterias de transporte y los atascos interminables en los accesos por carretera han dado paso a un ajetreo constante, pero menos masivo, que se expande en muchos casos a otros puntos de la Unión Europea, principalmente Alemania, que ha registrado unos 270.000 refugiados. Austria y Lituania, con 35.000; Francia, con 30.000; y España, con alrededor de 25.000, son otros de los principales países de destino.
Las entradas diarias a los países fronterizos llevan varios días en torno a las 40.000. Entre el 25 y el 27 de febrero ―tras el empuje inicial ruso y el recrudecimiento del cerco a la capital ucrania, Kiev―, el número de refugiados casi se duplicó, al pasar de algo más de 80.000 a rozar los 160.000. El 6 de marzo marcó el pico, con 200.000 salidas en un día, para ir descendiendo paulatinamente. Más de la mitad de los refugiados (2,33 millones) han salido a través de Polonia. El resto lo ha hecho por las fronteras de Rumania (608.936), Moldavia (387.151), Hungría (364.804), Rusia (350.632), Eslovaquia (281.172) y Bielorrusia (10.902), según los últimos datos de Acnur, actualizados el pasado martes.
Con una distribución desigual de los refugiados en la UE, pese a las fronteras abiertas, ha empezado el debate del reparto. El movimiento no ha sido tan orgánico como se esperaba. La Unión, sin embargo, no tiene previsto activar ningún mecanismo obligatorio de cuotas de refugiados, sino más bien alentar su desplazamiento con mayor información sobre las capacidades de acogida de los países y el fomento de centros de transporte con acceso a trenes, autobuses e incluso vuelos. “Tenemos que distribuir a refugiados más activamente dentro de la Unión Europea y mostrar solidaridad albergando a refugiados”, aseguró a la prensa la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, a su llegada este lunes a la reunión extraordinaria con sus homólogos comunitarios en Bruselas, en la que se aprobó un decálogo de acciones para aliviar el drama humanitario. Faeser aclaró que no se refería a un sistema de cuotas, como el que se puso en marcha en la crisis migratoria de 2015-16, sino más bien a un índice en función de la proporción entre la población del país y los refugiados en su territorio.
Unos 800.000 ucranios han pedido la protección temporal que la UE ofrece, sobre la base de una directiva aprobada en 2001 a raíz de la crisis de los Balcanes y que permanecía sin usarse desde entonces. Permite el acceso a la vivienda, al mercado laboral y a los sistemas sanitario y de seguridad social. También la escolarización de los niños.
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