Como te habrás percatado, el cielo está naranja. Y no es por culpa de un bonito atardecer, sino más bien por las toneladas y toneladas de arena que llegan desde África, por culpa de la tormenta Celia, la cual se levantó en los desiertos del continente vecino para llenarnos de polvo y tierra.
La calidad del aire es pésima, salir a la calle es peligroso si padecemos de enfermedades respiratorias y los médicos aconsejan usar mascarillas FFP2 para evitar correr peligro (asó matamos dos pájaros de un tiro: coronavirus y tierra).
Pero mucha gente tiene que seguir yendo a trabajar, y eso conlleva coger el coche. Sí, ese coche que está lleno de tierra, con los cristales opacos por la tierra. ¿Se puede circular así? La respuesta no os va a gustar. Pero antes, unos consejos para conducir seguros en durante la tormenta Celia.
Según explica el artículo 84 de la Ley de Tráfico, los agentes de tráfico tiene capacidad de inmovilizar aquellos vehículos que de lo sucios que están presenten deficiencias que constituyan un riesgo especialmente grave para la seguridad vial.
Esto traducido a nuestro idioma es que si llevas la luna trasera o delantera tan sucia que apenas se puede ver a través de ella, cualquier policía puede multarnos. Y la multa puede alcanzar los 200 euros.
También entra en juego el limpiaparabrisas, el cual no solo tiene que funcionar correctamente, sino también tener líquido suficiente para poder limpiar con agua la luna delantera en caso necesario. Si no es así, la multa puede ser de 80 euros (en la revisión de la ITV se considera falta leve).
Y si el coche está tan lleno de suciedad que los números de la matrícula no se pueden distinguir, la DGT nos recuerda que también es motivo de multa.
Seguramente los guardias de tráfico tengan cierta empatía durante estos días, ya que tendríamos que estar yendo cada hora a lavar el coche para tenerlo limpio de verdad, pero si vuestra seguridad vial peligra por la suciedad, tened en cuenta que no solo hay multa de por medio, sino también vuestra vida.
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