Amalia Arriagada tiene 82 años y trabaja en un paso bajo nivel que se localiza frente a su casa, en la comuna de Melipilla. La adulta mayor recibe una jubilación de $150 mil, la que sostiene que simplemente no le alcanza.
«¿Qué voy a hacer mañana, señor? Estoy sin ni una chaucha, padre santo. ¿Qué va a ser de mí mañana?», eran interrogantes que le rodaban a Amalia en el último tiempo.
Cada noche encomendaba sus plegarias pidiendo tener trabajo para mantener su hogar, donde vive junto a su marido de 101 años, una hija epiléptica e insulino dependiente y su bisnieto de apenas seis años.
«Dame trabajo. Que yo pueda trabajar, señor. Lo único que te pido es que me des un trabajo. Porque yo soy mujer de trabajo, no soy mujer de estar sentada todo el día», rezaba Amalia.
El dinero escaseaba y a su nieto se le ocurrió que quizá podía dirigir el tránsito. Tras ello, un vecino le regaló un cartel y desde hace cuatro meses allí ha encontrado el sustento para su hogar.
La situación de Amalia es una realidad que viven cientos de adultos mayores a lo largo del país. Ella ha recibido algunos bonos, pero aún así no alcanza a cubrir sus gastos, por lo que se vio en la obligación de salir a buscar un nuevo ingreso.
«De primera, era una vergüenza única. No me animaba a levantar la mano. El temor al qué dirán. Al segundo día ya no y al tercer día menos, porque empezaron altiro a darme», relató la adulta mayor.
Cada tarde, de 13:00 a 15:00 y de 18:00 a 20:00 horas, Amalia comparte esquina junto a Christina. Fue en una de esas tantas tardes de esfuerzo cuando Daniela conoció a la abuela y compartió su historia en redes sociales.
Cuando conoció a Amalia, Daniela Lavalle pensó que «tenemos que ayudarle de alguna forma. No podemos hacer vista gorda como todo el mundo lo hace, porque acá transitan muchos autos. Cómo nadie se ha percatado de que es una adulta mayor. Ella, lo único que nos pidió fue un cilindro de gas».
La publicación se viralizó y la ayuda no tardó en llegar. Algunos depositaron directo a su cuenta RUT, mientras que otros llegaron con mercadería y todo tipo de ayuda para Amalia, quien no dudó en un segundo en compartir lo regalado con su amiga y vecina.
Amalia es una agradecida de cada gesto de ayuda, que espera que no se desvanezca con el pasar del tiempo.
Los datos de su cuenta son:
Amalia Arriagada Moraga
Rut: 4.404.210-k
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