Solo unas horas antes de la primera visita del canciller Olaf Scholz a Washington, el Gobierno alemán anunció este lunes que enviará a Lituania a 350 soldados para incorporarse al contingente que tiene la OTAN en este país. El gesto se produce en un momento complicado para la imagen internacional de Alemania, cuestionada por Estados Unidos y otros socios de la Alianza, especialmente en el Este de Europa, por su aparente tibieza en la respuesta ante el despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
El envío de tropas adicionales al contingente de 500 soldados de la Bundeswehr, que ya están estacionados en Lituania, se interpreta, por tanto, como una señal al resto de aliados. Alemania quiere dejar claro que va a jugar un papel más activo en la crisis y trata de reafirmarse ante sus críticos. La ministra de Defensa, la socialdemócrata Christine Lambrecht, lo resumió con una frase: “Pueden confiar en nosotros”, dijo durante una visita a un centro de entrenamiento militar en Münster, al oeste de Alemania. Los soldados podrán desplegarse “en unos pocos días”, añadió Lambrecht. El Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, había sido informado unos minutos antes de hacer público el anuncio. “Así reforzamos nuestra contribución al flanco este de la OTAN y enviamos una clara señal sobre nuestra determinación a nuestros socios de la Alianza”, señaló la titular alemana de Defensa.
Los refuerzos alemanes se sumarán a la misión de la OTAN en Lituania, donde hay aproximadamente 1.200 soldados desde 2017 bajo mando de Alemania. Las tropas proceden de Países Bajos, Noruega, República Checa, Bélgica y Luxemburgo. Estados Unidos tiene desplazado también un batallón de 500 soldados. A ello hay que sumar cuatro F-16, aportados por Polonia y que pertenecen a la Policía Aérea del Báltico, una fuerza desplegada a partir de la entrada de las antiguas repúblicas soviéticas del Báltico (Estonia, Letonia y Lituania) en la Alianza Atlántica en 2004.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró este lunes que los aliados están manteniendo reuniones para aumentar su presencia en el este de Europa para fortalecer “a largo plazo” la capacidad “de defensa y disuasión” de la organización militar frente a la amenaza que representa Rusia. Stoltenberg compareció junto al presidente polaco, Andrzej Duda, que pide mayor presencia de OTAN en Europa oriental. Los ministros de defensa de la Alianza hablarán de esos refuerzos en una reunión prevista el 16 y 17 de febrero. “Si Rusia realmente quiere menos OTAN cerca de las fronteras, va a conseguir todo lo contrario”, dijo Stoltenberg.
“Falta de compromiso alemán”
El anuncio del envío de soldados coincide con la llegada de Scholz a Washington para visitar al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el que el nuevo canciller alemán todavía no se había visto. La de Ucrania es la primera gran crisis de política exterior a la que se enfrenta Scholz, cuyo Gobierno tripartito con verdes y liberales acaba de cumplir dos meses. En las últimas semanas varias decisiones de Berlín habían sido interpretadas por otros socios de la OTAN como una falta de compromiso de los alemanes. La negativa a enviar armas a Ucrania es una de ellas, pero también ha sido muy criticada la postura ambigua de Scholz con respecto al polémico gasoducto Nord Stream 2, controlado por Gazprom.
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Berlín anuncia el envío de tropas adicionales en un día de intensos esfuerzos diplomáticos en dos continentes para tratar de rebajar la tensión en la crisis de Ucrania. La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, viajó a Kiev por segunda vez en tres semanas para reunirse con su homólogo ucranio, Dimitro Kuleba. El martes, visitará la región del Donbás, donde persiste un conflicto iniciado en 2014 entre el Ejército ucranio y separatistas prorrusos. También el presidente francés, Emmanuel Macron, se sumó a la ofensiva diplomática occidental con un viaje a Moscú para reunirse con Vladímir Putin en el Kremlin. Por su parte, Scholz recibirá el martes en Berlín a Macron y a Duda para hablar de la situación. El jueves, el canciller se reunirá, también en la capital alemana, con los jefes de Estado y de Gobierno de los países bálticos para tratar la seguridad en el Este de Europa.
Baerbock y Kuleba hablaron de las tensiones con Rusia, pero también del desarrollo de las relaciones comerciales y el fortalecimiento de la seguridad energética. Kiev quiere que Berlín no autorice el funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2, que transportaría el combustible ruso directamente a Alemania sin pasar por territorio ucranio. A finales del año pasado, el regulador alemán suspendió temporalmente la certificación de la infraestructura, controlada por el gigante gasístico Gazprom. Estados Unidos y otros socios de la Alianza quieren que la suspensión del gasoducto sea una de las sanciones que imponga Occidente a Rusia en caso de ataque.
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