Cerca de dos mil trabajadores de los equipos de rescate se enfrentaban este martes contra la lluvia y el barro que complicaba más aún la operación de búsqueda de rastros de las 132 personas que viajaban a bordo del vuelo MU5735 de las líneas aéreas China Eastern, estrellado el lunes en una remota área montañosa del sureste de China. Un día más tarde de que el avión, un Boeing 737-800, cayera desde una altura de casi 9.000 metros en apenas tres minutos y se estrellara contra una ladera de las montañas de Wuzhou, en la región de Guanxi, los equipos de rescate han localizado en el punto del impacto ―marcado por un enorme cráter en medio de los bosques― restos chamuscados de carnés de identidad, móviles, fragmentos de un cuaderno y otros objetos personales, según los medios chinos. Pero ninguna señal de vida, en lo que podría convertirse en el peor desastre aéreo en casi tres décadas en suelo de este país.
La aerolínea, que ha puesto su página web en blanco y negro en señal de duelo, ha reconocido la existencia de víctimas y expresado sus condolencias, pero no ha ofrecido un número de muertos. Un vídeo en la página web del Diario del Pueblo, el periódico del Partido Comunista, que ha empotrado a reporteros con los equipos de rescate, muestra el objetivo de una cámara y unos prismáticos rotos entre los objetos encontrados en la zona del impacto. Fragmentos del fuselaje del avión ―el trozo de un ala con instrucciones para su manejo aún visibles, un manojo de cables calcinados― se mezclan con ramas destrozadas y árboles quemados.
Además de rastros de los viajeros, la búsqueda de los trabajadores se centra también en localizar las cajas negras del avión, una tarea para la que se ven asistidos con drones, dado lo accidentado de un terreno al que solo se puede llegar a pie.
La esperanza es que las cajas negras y sus datos sobre el transcurso del vuelo y las conversaciones de los pilotos puedan arrojar luz sobre las causas de un incidente cuyas circunstancias han causado perplejidad entre los expertos. El avión, según los datos disponibles en la página de rastreo de vuelos FlightRadar24, había partido poco después de las 13.00 (06.00, hora peninsular española) de la ciudad de Kunming, en el suroeste de China, en ruta hacia Cantón. La visibilidad era buena, con una nubosidad ligera. Cuando había cubierto aproximadamente tres cuartas partes del trayecto, y se encontraba en la fase de altitud y velocidad de crucero ―la más segura en un vuelo, según las estadísticas sobre siniestros―, perdió casi 21.250 pies (6.477 metros) en solo un minuto.
Tras un breve ascenso, volvió a perder 1.410 metros de altura, según la página de rastreo, para situarse a 983 metros del suelo. Desapareció de los radares a las 14.22 (07.22 hora peninsular española). Vídeos divulgados por medios chinos muestran lo que parece ser el avión cayendo en picado a gran velocidad inmediatamente antes de estrellarse en una zona boscosa, donde causó un incendio.
“El avión se precipitó contra la montaña”, ha indicado Li Chenbin, uno de los técnicos que participa en las tareas de rescate, en declaraciones a la agencia China News Service. “Todo el avión se ha desintegrado, solo quedan fragmentos esparcidos por todas partes. No he visto ningún superviviente”. El modo en que cayó el avión ha desconcertado a otros expertos: “Parece que el piloto no pudo controlar los mandos del avión”, ha declarado Wang Yanan, director de la publicación Conocimiento Aeroespacial, al digital chino The Paper.
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El presidente chino, Xi Jinping, se ha declarado “conmocionado” por el accidente y ha ordenado dedicar todos los esfuerzos posibles a las tareas de rescate e investigación del siniestro. El viceprimer ministro Liu He, uno de sus hombres de máxima confianza y normalmente encargado de asuntos económicos, junto al consejero de Estado Wang Yong han quedado al frente de esos trabajos.
El siniestro aéreo es el primero desde 2010 en territorio de China, cuyo sector aéreo había hecho gala de un récord de seguridad ejemplar desde entonces. Llega cuando esta industria intenta remontar la caída en el número de pasajeros causada por la pandemia de coronavirus y las medidas para controlarla, que han reducido de manera drástica el número de llegadas internacionales. China Eastern ha decidido mantener en tierra su flota de Boeing 737-800, mientras que la Administración de Aviación Civil de China (CAAC) ha anunciado una revisión de las medidas de seguridad aéreas.
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