El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (Oslo, 62 años), defiende sin ambages el derecho de Ucrania a defenderse frente a una posible agresión militar de Rusia. El conflicto divide a los aliados occidentales, con algunos de ellos (EE UU o Reino Unido) dispuestos a armar hasta los dientes a las fuerzas ucranias para que resistan al posible invasor y otros, como Alemania, partidarios de evitar una escalada armamentística que precipite el choque militar. En una entrevista con EL PAÍS, celebrada el viernes 28 de enero en la sede de la OTAN en Bruselas, el secretario general de la organización afirma tajante que ““Ucrania no es ninguna amenaza, Rusia es el agresor”. La calma en el edificio, acrecentada por las medidas de aislamiento de la covid, contrasta con el estado de alerta de las fuerzas aliadas ante lo que se ha calificado como la mayor crisis de seguridad en Europa desde el final de la Guerra Fría.
Pregunta. ¿Estamos en el comienzo de una nueva guerra fría o ante la última oportunidad para evitar una guerra caliente, una guerra de verdad?
Respuesta. Todos tenemos la responsabilidad de que sea el comienzo de un diálogo político que pueda ayudarnos a encontrar una solución política a los conflictos alrededor de Ucrania. Por supuesto, depende de Rusia proceder a una desescalada. Tienen decenas de miles de tropas de combate fuertemente armadas alrededor de Ucrania, pero la OTAN está dispuesta a comprometerse de buena fe en un diálogo político con Rusia. A nadie le interesa un conflicto armado.
P. La OTAN dice estar dispuesta al diálogo, pero esta semana ha rechazado todas las demandas del presidente ruso, Vladímir Putin. ¿Qué va a ofrecer a Rusia para poder entablar ese diálogo?
R. De entrada, les ofrecemos sentarnos a escuchar cuáles son sus preocupaciones de seguridad. Y a estudiar asuntos como el control de armas, armamento nuclear, misiles, transparencia en la actividad militar, establecer mejores canales de comunicación política y militar. Una amplia gama de temas. Pero no estamos dispuestos a llegar a compromisos en nuestros principios fundamentales relativos a la seguridad de Europa, incluidos los que Rusia ya había suscrito. Los aliados y Rusia acordaron que cada país tiene el derecho a seguir su propio camino, a decidir si quiere ingresar o no en una organización como la OTAN. . Si empezamos a poner en entredicho esos principios, entonces volvemos al viejo orden de seguridad en el que las grandes potencias tienen esferas de influencia y en el que deciden lo que pueden hacer o dejar de hacer los vecinos. Ese no es el mundo en el que queremos vivir porque viola el concepto de naciones soberanas e independientes.
P. Algunos analistas apuntan que sería mejor reconocer que Ucrania nunca será un vecino más y que no podrá ser miembro de la OTAN. ¿Por qué no acepta esa posibilidad de un estatus neutral similar al de Finlandia tras la Segunda Guerra Mundial?
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R. En primer lugar, porque este asunto va más allá de Ucrania. Rusia quiere firmar un tratado legalmente vinculante que bloquee cualquier futuro ingreso en la OTAN. Si Suecia, por ejemplo quiere ingresar, es decisión de los suecos, no de Moscú. En segundo lugar, fue Finlandia la que tomó la decisión soberana de ser neutral y de buscar un camino intermedio entre el Pacto de Varsovia y la OTAN. De modo que debemos respetar la decisión de Ucrania, con independencia de que sea a favor de la adhesión o no.
P. Y si Rusia rebajara su demanda a frenar solo el ingreso de Ucrania y no de otros países, ¿sería aceptable?
R. Nunca negociamos en público, por eso la respuesta que hemos enviado a Moscú es confidencial. La confidencialidad es un prerrequisito para avanzar diplomáticamente. Pero la libertad de elección de cada país es un principio fundamental.
P. ¿Armar a Ucrania contribuye a frenar a Moscú o a provocar una escalada?
R. Creo que los aliados de la OTAN tienen la obligación de ofrecer apoyo a Ucrania. Proporcionamos apoyo político, apoyo práctico, les ayudamos a modernizar sus organismos de defensa, les ayudamos a combatir la corrupción, a establecer mecanismos de ciberdefensa. En cuanto a armas defensivas, los aliados tienen diferentes puntos de vista. Algunos aliados, como el Reino Unido, EE UU o los países bálticos, proporcionan ese tipo de armamento. Se trata del derecho de Ucrania a defenderse. Ucrania tiene el derecho de defenderse a sí misma, es un principio consagrado en la Carta de Naciones Unidas.
P. Pero Rusia dice que Ucrania puede ser una amenaza para su seguridad.
R. Todo el relato ruso de que Ucrania es una amenaza es un sinsentido. Rusia tiene el mayor ejército de Europa, un territorio enorme, armamento nuclear y capacidades militares modernas. Ucrania, en cambio, es un vecino mucho más pequeño y en 1994, con la firma del memorándum de Budapest, se deshizo del armamento nuclear a cambio del compromiso de Rusia de garantizar la integridad del territorio. A pesar de todo eso, Moscú intenta retratar a Ucrania como una amenaza, pero no lo es. Rusia es el agresor.
P. Durante esta crisis, España fue uno de los primeros aliados en ofrecer activos para reforzar la seguridad de los aliados del este. ¿Cómo valora la contribución española?
R. Doy la bienvenida a la oferta española de enviar una fragata al mar Negro, es importante. Porque Ucrania es un país que valoramos y apoyamos. Pero al mismo tiempo no podemos permitir que haya la menor duda sobre la capacidad de la OTAN para defender a sus aliados y por eso estamos aumentando la presencia militar en el lado oriental de la Alianza.
P. No debe haber sido una decisión política fácil para Sánchez
R. Yo lo agradezco porque la contribución española ayuda a preservar la paz. El objetivo de la OTAN es evitar los conflictos, preservar la paz. Pero para lograrlo tenemos que dejar muy claro a Rusia que no permitiríamos jamás que un país de la OTAN sufriera lo que ha hecho Moscú con Georgia, Moldavia o Ucrania. De no ser así, entonces sí que estaríamos en una situación realmente peligrosa. No queremos un nuevo conflicto, queremos diálogo.
P. Solo hace unos meses, se daba por muerta a la OTAN, por parte de Trump, de Macron o de los talibanes. Gracias a Putin, la OTAN vuelve a ser el pilar incuestionable de la seguridad europea. ¿Le alegra que haya resucitado el viejo enemigo?
R. La OTAN ha sido, es y seguirá siendo la piedra angular de la seguridad transatlántica. Y lo que estamos viendo ahora, lo que se está demostrando, es que Europa y Norteamérica tienen que estar unidos. Así ha sido y lo será aún más en el futuro porque vivimos en un mundo más incierto y más impredecible. Debemos permanecer unidos en la alianza militar más exitosa para hacer frente a una Rusia más agresiva, a ataques cibernéticos y terroristas también procedentes del sur, a las consecuencias en seguridad del ascenso de China. Y creo que la cumbre de Madrid [en junio de este año] será clave para garantizar que continuamos adaptándonos para el futuro. Estoy en estrecho contacto con Sánchez y valoro su liderazgo en estos temas. España jugará un papel importante en diseñar el futuro de Alianza al albergar una cumbre tan importante.
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