La tensión aumenta en la crisis provocada por la protesta de camioneros en Ottawa, capital de Canadá. En la mañana de este jueves, una caravana de manifestantes a bordo de sus vehículos ha marchado haciendo sonar sus bocinas y enarbolando banderas canadienses hacia el cercano aeropuerto internacional, entre gritos de “¡Libertad!” y “¡Fake news!”. Lo han retransmitido en directo por Facebook para una audiencia que ha alcanzado los 11.500 espectadores, y después han subido a YouTube los vídeos de la protesta, que ha provocado atascos y enormes retrasos en una ciudad asomada al caos desde hace dos semanas por la concentración de centenares de conductores que protestan por la obligación de vacunarse para atravesar la frontera con Estados Unidos y por otras medidas diseñadas para contener la pandemia. Poco después de esos incidentes, la policía del Estado de Manitoba, al Oeste del de Ontario, ha alertado del bloqueo de un tercer paso en la frontera sur.
Se trata del paso Emerson, que une ambos países a la altura, al otro lado, de Dakota del Norte. La acción coordinada de decenas de vehículos de grandes dimensiones ha ocasionado el cierre de esa vía de comunicación internacional. Hasta ahora, otras dos puertas de entrada, el puente Ambassador (que conecta Detroit, en Estados Unidos, con Windsor) y el cruce Coutts (entre los Estados de Montana y el canadiense de Alberta) han corrido parecida suerte.
Las autoridades de Ottawa han anunciado, en un intento de aplacar las críticas por su inacción en los primeros días, que podrían realizar detenciones “sin necesidad de orden judicial”. “Es una ofensa criminal construir, interrumpir o interferir en el uso y disfrute legítimo de la propiedad. […]. Bloquear las calles o ayudar a otros a que las bloqueen puede ser una conducta constitutiva de delito”, dijeron en un comunicado hecho público el miércoles. “Deben cesar inmediatamente en esa actividad ilegal o podrían enfrentarse a la ley”, asegura el escrito, titulado Mensaje de la Policía de Ottawa a los manifestantes.
De momento, según datos ofrecidos por The Washington Post, se han producido al menos 23 arrestos y se han iniciado 80 investigaciones criminales durante esta crisis. La policía también ha alertado de sabotajes de la línea telefónica de emergencias. En su Twitter ha colgado el siguiente mensaje: “Somos conscientes de un esfuerzo concertado para inundar [de llamadas] nuestro 911 con asuntos que no son urgentes. Eso pone vidas en peligro y es completamente inaceptable”.
En el decimocuarto día de las protestas, los vecinos de Ottawa han reducido sus desplazamientos a los viajes esenciales, por recomendación de las autoridades. En la ciudad, se han producido enfrentamientos entre manifestantes y transeúntes y dueños de comercios, cuya paciencia se halla al límite.
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El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, bestia negra de las protestas por su gestión de la pandemia, criticó en Twitter los bloqueos de los accesos fronterizos y los disturbios en la capital, donde se declaró el estado de emergencia durante el fin de semana. ”Están poniendo en peligro empleos, impidiendo el comercio, amenazando la economía y paralizando nuestras comunidades”, ha dicho Trudeau, a quien esta crisis ha sorprendido confinado después de anunciar que se había infectado con coronavirus a finales de enero.
Canadá destina el 75% de sus exportaciones a Estados Unidos, y una media de 8.000 camiones atraviesan cada día el puente Ambassador, a unos 765 kilómetros de Ottawa. Mercancías por valor de 323 millones de dólares (282 millones de euros) toman ese camino a diario, mientras que el 80% del suministro del Estado de Manitoba cruza por el paso Emerson. Los analistas no dudan de que estos incidentes agravarán aún más la crisis de desabastecimiento que están sufriendo este invierno ambos países, como parte de una emergencia global.
El autodenominado convoy de la libertad se citó en Ottawa el 28 de enero para oponerse a la norma del gobierno federal, adoptada el 15 de ese mes, de exigir la pauta completa de vacunación a los camioneros canadienses que cruzan la frontera de Estados Unidos, país que impuso una obligación similar una semana después. La protesta ha acabado convertida en una enmienda a la totalidad sobre las medidas de salud pública destinadas a combatir la pandemia. Sus organizadores insisten en que no cesarán en su empeño hasta que no se eliminen todas las medidas. Las autoridades de Estados Unidos están enviando estos días señales de que obligaciones de la nueva normalidad pandémica, como las mascarillas en interiores, están cerca de su final.
Las protestas han hallado su eco en lugares como Nueva Zelanda, Australia o Francia. El Departamento de Seguridad Nacional filtró esta semana a algunos medios estadounidenses un informe que alerta de un posible sabotaje al estilo del de Ottawa durante la Super Bowl, que paralizará este domingo la ciudad de Los Ángeles. Las autoridades sospechan que de ahí podría partir una caravana rumbo a Washington, con la vista puesta en el Discurso sobre el Estado de la Unión, que Joe Biden tiene previsto pronunciar el próximo 1 de marzo.
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