La guerra de Ucrania ha puesto sordina a la ejecución de 81 hombres en Arabia Saudí durante el fin de semana. Las condenas internacionales al mayor ajusticiamiento colectivo llevado a cabo en tiempos recientes en el reino se han visto refrenadas en medio de presiones diplomáticas para que Riad aumente la producción de petróleo para rebajar los desbocados precios del combustible.
Los reos habían sido sentenciados a la pena capital por terrorismo y asesinato, entre otros delitos, y más de la mitad de ellos eran chiíes, minoría religiosa musulmana en la que se incluye a entre un 10% y el 20% de la población. En consecuencia, Irán ha suspendido la quinta ronda de diálogo bilateral con el Gobierno saudí que tenía previsto desarrollarse esta semana en Irak.
Entre las ocho decenas de reos que fueron presumiblemente decapitados el sábado por la espada del verdugo, método oficial saudí de ejecución, figuraban también siete yemeníes y un sirio, según informa Reuters. El Ministerio del Interior aseguró en un comunicado que algunos de los ajusticiados habían “rendido pleitesía a grupos terroristas extranjeros como el ISIS (por las siglas inglesas del Estado Islámico), Al Qaeda y los (insurgentes de Yemen) hutíes” o mantenían “creencias herejes”. Las autoridades de Riad insisten en que los encausados tuvieron un proceso judicial justo y con asistencia letrada, y que su condena estuvo ratificada por un decreto real.
Los grupos de defensa de los derechos humanos cuestionan el grave retroceso experimentado con el ajusticiamiento masivo, que supera las 67 ejecuciones registradas eme todo 2021 y las 27 de 2020. Amnistía Internacional ya denuncio el incremento constatado el año pasado después de que Arabia Saudí hubiese ejercido la presidencia de turno del G20.
Las ONG humanitarias resaltan además que se haya roto la promesa del príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, de ir reduciendo en Arabia Saudí el recurso a la pena capital para reemplazarla por la condena a perpetuidad. El Gobierno saudí anunció el año pasado la suspensión de la pena capital por delitos relacionados con las drogas. También se comprometió a dejar de ejecutar a las personas que eran menores de edad cuando cometieron los delitos.
Desde Bruselas, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, ha condenado unas ejecuciones que van contra uno de los principios de la Unión Europea y que ha calificado como “un castigo cruel e inhumano”. La ONG británica Reprieve (Indulto), que batalla por la abolición de la pena de muerte, ha sido una de la más activas en la condena a la última ejecución colectiva. Su codirectora, Maya Roa, encabeza en Twitter la campaña para que el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, suspenda un anunciado viaje a Riad. El mandatario pretende persuadir a las autoridades saudíes de que incrementen la producción de petróleo para contener los precios de la energía.
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La desaparición y muerte en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul a manos de agentes de seguridad vinculados con el príncipe heredero y los abusos contra la población civil cometidos por las fuerzas encabezadas por Riad en la guerra de Yemen desde 2014 han roto muchos de los estrechos vínculos que Arabia saudí mantenía con los países occidentales.
La ejecución colectiva del pasado fin de semana supera el listón de los más de 60 ajusticiados en 1980 causa de la toma por un grupo armado de la gran mezquita de La Meca, en la que perdieron la vida más de un centenar de miembros de las fuerzas de seguridad y otros tantos salafistas durante dos semanas de enfrentamientos. En 2019 sufrieron la pena capital en el mismo día 37 reos, en su mayoría saudíes de confesión chií. En 2020 solo Irán, Egipto e Irak superaron a Arabia Saudí en número de ejecuciones. China no facilita datos.
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