“Lo mejor que hizo Winston para ganar la guerra”, declaró Clement Attlee, primer ministro británico entre 1945 y 1951, “fue hablar de ella”. Churchill, premio Nobel de Literatura, ha pasado a la historia por sus discursos durante la batalla mundial contra Hitler. Una vez que los tenía escritos, ensayaba, recitándolos en voz alta, buscando el lugar más efectivo para una pausa dramática y el ritmo de las repeticiones —”lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. Nunca nos rendiremos”—. Volodímir Zelenski escribió y ensayó muchos guiones antes de ganar las elecciones de Ucrania en 2019. Porque antes de ser presidente, fue actor. Y esa experiencia está siendo una de sus principales bazas en una guerra desigual desde que empezó, hace 25 días.
Con una capacidad militar manifiestamente inferior a la rusa, el presidente ucranio ha encontrado otra poderosa arma de defensa: la comunicación. A través de las redes sociales se dirige a diario en dos idiomas (ucranio e inglés) a dos públicos diferentes: sus compatriotas, a los que anima a resistir, y Occidente, al que presiona con datos y emociones para aumentar las sanciones al presidente ruso, Vladímir Putin, y el apoyo a su país. “Zelenski”, opina Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano especializada en Rusia y Europa del Este, “domina la escena, el mensaje y el lenguaje corporal. Puede estar hundido o preocupado, pero si es así transmite lo contrario, actúa, porque esa es la forma de mantener alta la moral de su pueblo. Está ganando claramente la narrativa de la guerra y lo ha hecho rompiendo todos los moldes”. Para el consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí, “se ha convertido en un ‘líder global y moral”. “Él es la mejor arma de guerra de Ucrania. Tiene una capacidad persuasiva extraordinaria. Su munición son las palabras y la denuncia”.
La víspera de que estallara la guerra, el 23 de febrero, el presidente de Ucrania, país de 44 millones de habitantes, tenía 840.131 seguidores en Twitter. Hoy tiene más de 5,5 millones en esa red social y supera los 16 millones en Instagram. Estas son las claves de sus discursos.
Objetivo 1: Resistir. “Estoy aquí”
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El primer mensaje que Zelenski lanza a la nación es que no habrá rendición. “Daremos armas a cualquiera que quiera defender el país”. ”Detened al enemigo allá donde lo veáis”. Lo dice porque se queda. En un vídeo, rodeado de miembros de su Gabinete, explica: “Estoy aquí, estamos aquí, protegiendo la independencia de nuestro país y seguirá siendo así”. Es, afirma Gutiérrez-Rubi, “el héroe que no huye, el incansable defensor de su país”. Esa invocación del “heroísmo”, añade Milosevich-Juaristi, es clave para desbaratar los planes iniciales de Putin. “Nadie pensaba que Ucrania podía resistir, pero lo está haciendo. Zelenski ha ganado moralmente la guerra manteniendo unido a su pueblo”.
Objetivo 2: ayuda exterior. “Si nosotros caemos, ustedes caen”
Desde el primer día, Zelenski coloca en sus discursos referencias e imágenes para involucrar al resto del mundo contra Putin. “Esto no es solo una guerra de Rusia contra Ucrania. Es el comienzo de una guerra contra Europa”. Y repite: “Contra la unidad de Europa. Contra los derechos humanos elementales en Europa. Cuando las bombas caen en Ucrania, caen en Europa. Cuando los misiles matan a nuestra gente, es la muerte de todos los europeos”. No solo se dirige a las autoridades, sino a sus ciudadanos: “Exijan a sus gobiernos más ayuda financiera y militar para Ucrania. Protéjanse así como nosotros les protegemos”. Para subrayar ese mensaje, el pasado 12 de marzo difundió la impactante simulación de un bombardeo en París en la que una turista se hacía una foto ante la Torre Eiffel justo antes de que cayera un misil. “Solo piense qué pasaría en otra capital europea. Nosotros lucharemos hasta el final, dándonos una oportunidad de vivir. Cierren el espacio aéreo sobre Ucrania o dennos combatientes aéreos. Si nosotros caemos, ustedes caen”, se lee al final del vídeo. “Zelenski”, opina Gutiérrez-Rubí, “ha conseguido que no sea una guerra local, sino global con una corriente de simpatía y complicidades enorme en todo el mundo y lo ha logrado llevando a la opinión pública de otros países a presionar a sus autoridades”. Muchas de las sanciones internacionales contra Putin que reclamó los primeros días del conflicto se han hecho realidad gracias a esa presión, como la desconexión de algunos bancos rusos de la plataforma de pagos Swift. Otras medidas, como el ingreso de Ucrania en la OTAN, no.
El poder de una camiseta
La última imagen del presidente ucranio con traje es del 24 de febrero, cuando estalla la guerra. Desde entonces solo viste atuendo militar y busca fondos muy sobrios para sus intervenciones. “Zelenski”, afirma Milosevich-Juaristi, “aparece sin afeitar, con una camiseta, visitando a heridos, abrazando a su equipo, en la calle. Es una imagen muy bien articulada porque es la imagen contraria a la que ofrece Putin, ese antiguo espía frío, calculador, insensible y trajeado que coloca a sus interlocutores al otro lado de una mesa interminable”.
Transmite, también con su indumentaria y el fondo sin pompa que tiene detrás, que es un soldado más. Opina Gutiérrez-Rubi: “La camiseta es la prenda más honesta, lo más parecido al piel sobre piel, la que menos volumen añade al cuerpo. Y eso le aporta autenticidad, una fortaleza adicional que conecta con la generación millennial. Es la camiseta que todos los jóvenes llevan”. Hay otra gran diferencia con Putin en la puesta en escena. “Zelenski habla en directo, es la guerra en streaming. Y eso también es franqueza frente a la producida propaganda rusa”.
La presión internacional. “Vuelven a estar detrás del muro”
Desde que estalló la guerra, el presidente ucranio relata a diario en Twitter sus múltiples conversaciones con otros mandatarios y ha intervenido por videoconferencia en el Parlamento Europeo, el de Canadá, ante el Congreso de EE UU, y ante el Bundestag (Parlamento) alemán. Sin leer un papel, mirando de frente a la cámara, es decir a los parlamentarios, los lleva hasta la guerra. Dijo ante los estadounidenses: “Solo recuérdenlo. Recuerden el 11-S, cuando personas inocentes fueron atacadas desde el aire. Nuestro país experimenta eso cada día, justo ahora”. Zelenski también reforzó su mensaje ante el Congreso de EE UU con un vídeo que comenzaba mostrando Ucrania antes de la guerra, con imágenes trasladables a cualquier capital en paz —una mujer paseando un día de sol, un padre jugando con su hijo en un parque…— y vertía, a continuación, dos minutos de muerte y destrucción: niños y ancianos ensangrentados, edificios derruidos, fosas comunes…
Frente al Bundestag, mirando siempre a la cámara, aseguró: “Los ocupantes han matado a 108 niños. En plena Europa. En 2022″. Tras una larga pausa, prosiguió: “Después de haber visto cuántas ataduras tienen todavía sus empresas con Rusia, con un Estado que les utiliza, nos damos cuenta de lo que ustedes probablemente todavía no han advertido: están detrás del muro otra vez. El muro entre la libertad y la esclavitud. Y ese muro se hace más fuerte con cada bomba que cae en Ucrania, con cada decisión que no se toma en favor de la paz. Quieren mantener la economía, la economía, la economía. No ven lo que hay detrás de ese muro”. Zelenski concluyó esa intervención parafraseando a Ronald Reagan: “Un antiguo actor, presidente de EE UU, dijo una vez en Berlín: ‘Derriben ese muro’. Y yo le digo hoy, canciller Scholz: derribe ese muro, haga que sus descendientes tengan algo de lo que poder estar orgullosos”.
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