El Gobierno de Joe Biden ha redoblado sus esfuerzos esta semana para tratar de atajar la crisis del coronavirus. La Casa Blanca ha puesto en marcha el reparto de millones de pruebas de antígenos y mascarillas N95, que comenzarán a ser entregados gratis en todo el país a partir de la próxima semana. El ambicioso despliegue coincide con el primer año del mandatario al frente del país y se suma a una serie de medidas con las que el demócrata quiere revertir las críticas a la gestión de la pandemia. El coronavirus se ha cobrado la vida de casi 860.000 estadounidenses y el avance de la variante ómicron ha incrementado los ingresos hospitalarios en las últimas semanas. Hay 159.000 personas en hospitales actualmente, un nuevo récord.
Washington ha anunciado este miércoles que pondrá a disposición del público 400 millones de mascarillas N95, que comúnmente cuestan entre uno o dos dólares. Estas serán distribuidas a 19.000 farmacias de las cadenas CVS y Walgreens, además de centros de salud comunitarios, para que sean recogidas desde la próxima semana con un límite de tres máscaras por persona. El incremento de los casos ha traído también un agudo aumento en la demanda de este tipo de mascarillas, una de las más eficientes para frenar el ritmo de los contagios, de acuerdo al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Las autoridades han intentado trasladar la calma y esfumar temores por la falta de abasto en un país con 329 millones de habitantes. Hasta mediados de diciembre pasado, el país tenía en sus manos 747 millones de mascarillas, un número 59 veces superior a la reserva que se tenía antes de los tiempos pandémicos. La empresa 3M, el principal fabricante de este tipo de accesorios, ha dicho que tiene capacidad de hacer 2.000 millones cada año en sus plantas en Dakota del sur, Nebraska y en otras partes del mundo. Una portavoz ha asegurado recientemente que tanto los gobiernos federal como los locales “tienen en sus manos cientos de millones de máscaras” y que estas pueden ser reabastecidas cuando se necesite.
El Gobierno demócrata también habilitó recientemente un sitio web, covidtests.gov, para que millones de estadounidenses soliciten y reciban en sus casas una de las 500 millones de pruebas rápidas para detectar el virus. “Este histórico plan aumenta las acciones, significativas y agresivas, que ha tomado la Administración desde su inicio para expandir la capacidad de hacer pruebas”, explicó hace unos días un portavoz de la Casa Blanca.
Lograr ese número de pruebas disponibles requirió a la FDA, la oficina encargada de validar los alimentos y medicinas, aumentar el número de pruebas autorizadas para su uso en el país. También necesitó una inversión de 3.000 millones de dólares para fabricar 420 millones de pruebas. Estas, junto a las “decenas de millones” que tiene el Ejecutivo en su poder, forman parte de la reserva.
El programa, explicó la Casa Blanca, limita a cuatro el número de pruebas que puede recibir cada domicilio. “Estas llegarán entre 7 y 12 días después de haber sido ordenadas”, añadió, explicando que los paquetes serán timbrados como correo prioritario. Quienes deseen recibirlas solo deben ingresar en la página citada su nombre, dirección postal y correo electrónico. La iniciativa pretende quitar presión sobre los 20.000 sitios de pruebas gratuitas que hay en todo el país. Muchos se han visto saturados en las últimas semanas ante el incremento de los casos positivos.
Además, el Gobierno estadounidense exige desde mediados de enero a las aseguradoras cubrir el costo de hasta ocho pruebas mensuales compradas a domicilio por los usuarios que ya tienen síntomas o que no quieren esperar siete días para poder realizarse el primer raspado nasal.
“Ha sido demasiado para soportar”, ha dicho Biden este miércoles sobre el desgaste que la pandemia en los estadounidenses. En una conferencia de prensa que coincidió con su primer aniversario en la Casa Blanca, el mandatario ha dicho que su lucha contra el virus “es un trabajo incompleto”. Esto a pesar de que el propio Biden decretó la independencia del coronavirus el 4 de julio pasado.
“La situación mejorará”, ha prometido esta tarde el presidente. Estados Unidos registra casi 21.000 ingresos diarios a los hospitales, un incremento de casi 25% comparado con la semana pasada. La mayoría de los nuevos pacientes no están vacunados, pero el panorama puede complicarse gracias a la nueva variante, más contagiosa, quien ya es señalada como la culpable de que la nación reporte cada día en promedio más de 700.000 nuevos positivos. El doctor Anthony Fauci ha dicho este miércoles que es probable que este nuevo pico pase para mediados de febrero.
Biden, quien tiene una aprobación de 40%, considera que corregir el rumbo de la pandemia es vital para la batalla de los comicios de medio mandato de noviembre. Los republicanos usarán la crisis del coronavirus como uno de los argumentos para recuperar el control del Congreso. Los sondeos han arrojado que los votantes que hicieron triunfar a Biden frente a Trump —blancos, de los suburbios y con estudios universitarios— están entre los desencantados. Aún hay tiempo para la reconquista. Esta parece empezar con cientos de millones de mascarillas y pruebas.
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