La batalla ideológica en la que llevaba años inmersa la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) empieza a resolverse para caer del lado más radical. Jörg Meuthen, uno de los presidentes del partido, anunció este viernes por sorpresa su decisión de abandonarlo por desavenencias con los sectores más extremistas. Meuthen, de 60 años, se había distanciado del resto de líderes de AfD, quienes a su vez le criticaban, cada vez más abiertamente, por manifestarse contra la deriva antidemocrática de la formación.
En una entrevista con la televisión pública ARD, el político reconoció haber fracasado en su intento de liderar un camino diferente para el partido, donde asegura que hay facciones que “no respetan el orden básico democrático”. “En ellas veo claramente ecos totalitarios”, señaló. Especialmente en las consignas contra la política de lucha contra el coronavirus, un asunto en el que cree que “se ha desarrollado algo parecido a un culto”.
Meuthen, que quiere conservar su escaño en el Parlamento Europeo pese a abandonar la formación, tampoco ve futuro a AfD. Asegura que, en el mejor de los casos, acabará quedando relegada a Alemania Oriental, donde en dos länder (Sajonia y Turingia) fue la fuerza más votada en los últimos comicios de septiembre pasado. En el conjunto del país obtuvo el 10,2% de los votos, más de dos puntos por debajo de su resultado anterior.
AfD irrumpió en el Parlamento alemán tras los comicios de septiembre de 2017 con un 12,6%. Nacido en 2013 como partido protesta contra los rescates de Bruselas y haciendo bandera del euroescepticismo, viró sus consignas hacia el rechazo a la inmigración durante la crisis de los refugiados de 2015. Con la pandemia, ha reenfocado su populismo contra las restricciones, que tilda de antidemocráticas, y se ha aliado con negacionistas y amantes de las teorías conspirativas para hacer oposición al Gobierno, primero al de Angela Merkel y ahora al tripartito de Olaf Scholz.
Meuthen estaba considerado el más moderado de los líderes y portavoces de AfD, aunque expertos como Johannes Kiess, investigador de la Universidad de Siegen, ponen esa supuesta moderación en tela de juicio. Depende de con quién se le compare. Si es con los que se quedan ―el copresidente federal Tino Chrupalla, la portavoz parlamentaria Alice Weidel, o sobre todo con el controvertido copresidente en Turingia, Bernd Höcke― sí lo es, pero a lo largo de los años han ido abandonando el partido figuras mucho más moderadas asustadas ante la deriva radical de la formación, apunta Kiess.
“Mayor radicalización del partido”
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La Oficina para la Protección de la Constitución (BfV), el servicio secreto interno alemán, vigila de cerca a la formación al menos desde 2019 tras detectar tendencias extremistas en algunos sectores, entre ellos las juventudes y el ala más derechista, la liderada por Höcke, porque considera que defienden políticas contrarias al orden democrático constitucional. Meuthen ha llegado a calificar de “neonazi” a Höcke. “Era cuestión de tiempo que Meuthen decidiera salir. Su marcha supone una victoria del ala más radical”, asegura Kiess. “Me temo que vamos a presenciar una mayor radicalización del partido”, añade.
Meuthen militaba en el partido desde sus inicios. En verano de 2015, se convirtió en portavoz federal tras la marcha de Bernd Lucke, uno de los fundadores. Primero lideró la AfD junto a Frauke Petry, luego con Alexander Gauland y actualmente lo hacía con Tino Chrupalla. El político formaba parte del ala neoliberal en política económica, que empezó protestando contra Bruselas, frente al sector más nacionalista o directamente xenófobo, y pretendía convertir a AfD en un partido conservador de masas. No lo logró. “El corazón del partido late hoy muy a la derecha”, dijo en la entrevista con ARD en la que anunció su marcha.
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