Al menos 59 personas fallecieron y decenas resultaron heridas este lunes tras una fuerte explosión en un pueblo minero situado en el suroeste de Burkina Faso, según confirmó Antoine Douamba, comisario de la provincia de Poni, a la televisión pública. La detonación se produjo a causa de un incendio en el mercado que se fue propagando por los puestos de venta y que alcanzó a una tienda de dinamita que se utiliza para la minería de oro artesanal. Entre los fallecidos hay muchas mujeres y niños que se encontraban cerca del mercado en el momento de la explosión.
El accidente se produjo este lunes después del mediodía en la explotación minera de Gomgombiro, a pocos kilómetros de la ciudad de Gaoua, capital de la región de Suroeste próxima a la frontera con Ghana. Un habitante del pueblo aseguró a la televisión nacional que “las víctimas murieron por una explosión provocada por un incendio en un área de almacenamiento de cartuchos de dinamita de contrabando” que también funciona como tienda. El vecino aseguró que la explosión había dejado un “gran cráter” en el lugar, así como numerosos daños materiales.
Los muertos y heridos fueron trasladados a distintos puestos de salud y sobre todo el hospital regional de Gaoua. Una fuente sanitaria aseguró este lunes a la agencia France Press que el balance final podría ser aún peor. “Muchos heridos se encuentran en estado crítico y su pronóstico vital está seriamente comprometido”, dijo. Las autoridades han anunciado la apertura de una investigación judicial para aclarar las circunstancias de la tragedia y depurar las posibles responsabilidades. Un fiscal se personó este lunes en Gomgombiro para iniciar las pesquisas.
Burkina Faso, al igual que sus vecinos Ghana, Malí o Guinea-Conakry, es un país exportador de oro en el que están presentes grandes empresas multinacionales. Asimismo cuenta con un sinfín de explotaciones auríferas artesanales en las que miles de personas, muchas de ellos menores de edad, descienden bajo tierra para obtener el preciado mineral en condiciones de trabajo a menudo inhumanas. Esta actividad genera una importante atracción y surgen poblados improvisados aquí y allá que tampoco reúnen las mínimas condiciones de habitabilidad, un fenómeno que se extiende por amplias zonas del país.
El Gobierno de Burkina Faso ha intentado en numerosas ocasiones limitar o incluso prohibir la extracción ilegal de oro, pero más de un millón de personas se dedican a esta actividad según las últimas estimaciones oficiales del Ministerio de Minas, una cifra enorme comparada con los 15.000 empleos directos que supone la explotación controlada. Hundimientos de las galerías excavadas por los mineros y fallecimientos por asfixia son habituales en este negocio. Las consecuencias sanitarias y ambientales también son dramáticas: la separación del oro de la tierra se realiza con mercurio y este material tóxico penetra en los cuerpos de quienes lavan el mineral sin protección y contamina los acuíferos y los terrenos.
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