El expresidente de Costa Rica José María Figueres se ha impuesto este domingo en las elecciones presidenciales de Costa Rica, al sumar el 27,3% de los votos con el 79% del conteo. El exmandatario, del histórico Partido Liberación Nacional (PLN), se batirá en la segunda vuelta, que se celebrará el 3 de abril, con el exministro de Hacienda Rodrigo Chaves, que ha cosechado el 16,7% de los votos. El predicador evangélico Fabricio Alvarado, con el 15,4%, y que ya pasó a la segunda vuelta hace cuatro años, es el tercer contendiente más votado. Los comicios registraron la mayor abstención en 60 años, con más del 40%.
“Estamos a un paso de empezar la transformación de Costa Rica. Ganamos esta primera ronda por un robusto margen y eso nos da también una enorme responsabilidad. Mañana mismo continuaremos el trabajo incansable para el triunfo final el próximo 3 de abril”, dijo Figueres, que ya gobernó el país en los 90, al conocer los resultados.
El de Chaves es un partido nuevo que escaló sorprendentemente en las últimas semanas. Si se confirman los resultados, el contendor de Figueres para gobernar Costa Rica entre 2022 y 2026 sería un economista que fungió seis meses como ministro de Hacienda en el Gobierno actual, tras llegar al país en 2019, cuando renunció a un cargo en el Banco Mundial después de ser sancionado por conductas inapropiadas de tipo sexual. Chaves aparecía en cuarto lugar en intención de voto en la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), solo una semana antes de los comicios de este domingo, en los que también se eligieron los 57 escaños de la Asamblea Legislativa. El 32% de indecisos que había en la última semana ha podido favorecer al exministro, un hombre con discurso de mano dura que alojó su aspiración presidencial en el debutante Partido Social Democrático (PSD). “El partido más joven de esta campaña pasa a segunda ronda”, aseguró el candidato al verse segundo.
Costa Rica celebró este domingo una jornada electoral a la usanza, con ambiente tranquilo y algo de colorido de banderas en las calles, a pesar de la oferta partidaria tan amplia como insatisfactoria para los electores, reflejada en los elevados índices de indecisión que mostraban las encuestas a pocos días de los comicios presidenciales y legislativos. Todo el mundo daba por hecho que habría una segunda vuelta, que solo se habría impedido si alguno de los candidatos hubiera alcanzado el 40% de los votos.
A las seis de la tarde se cerraron las puertas de los 2.100 centros de votación habilitados en el país. La incertidumbre no evitó que al final de la jornada comenzaran caravanas festivas en varios centros urbanos del país. Los costarricenses, cuyo apoyo a la democracia supera los promedios del continente, confirmaron la ventaja del expresidente José María Figueres Olsen en las encuestas. La cantidad récord de 25 candidaturas para un padrón de solo 3,5 millones de personas ha complicado la decisión para escoger al sustituto del mandatario Carlos Alvarado.
“Mire, yo era el único de mi familia que estaba decidido desde hace dos meses, pero hoy al tomar la papeleta con las manos pensé que no podía arriesgarme y cambié como con una corazonada”, contó Alberto Arroyo, un oficinista bancario de 46 años en La Garita de Alajuela, al oeste de San José, mientras la fila para la votación se mantenía constante. Junto a él, otro hombre llamado Emilio Eduarte, transportista de carga, aseguró que lo suyo sigue siendo fácil: “siempre he votado por el PLN y moriré votando por el PLN”.
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La sensación entre propios y extraños en los centros de votación era que el PLN sí tenía ventaja, pero no la suficiente para triunfar en primera rondas. A pesar del mensaje optimista que dio Figueres al votar a las 7.20 de la mañana, en el que dio por hecho que ganaría en primera vuelta, pocos veían realista que superara el 40%.
“No podemos darnos el lujo de posponer las decisiones importantes”, dijo el expresidente. “Ir a una segunda ronda nos costaría más de 3.000 millones de colones (4,6 millones de dólares) en la organización y dos meses más de indecisión y parálisis”, ahondó al salir de su centro de votación en San Cristóbal Sur de Desamparados, antes de cumplir el rito de visitar la tumba de su padre, el caudillo, estadista y tres veces gobernante de la Costa Rica del siglo XX, José Figueres Ferrer.
El deseo de Figueres, sin embargo, contrastaba con el de sus adversarios, que menos ambiciosos aseguraban que lograrían el acceso al balotaje. El ambiente en las calles no permitía pronosticar el nombre del contendor de Figueres para el 3 de abril. Menos aún la composición de la nueva Asamblea Legislativa, con la previsión de que se perpetúe la fragmentación y de que el nuevo presidente, sea quien sea, gobierne con minoría parlamentaria.
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