Los tres hombres condenados a cadena perpetua por el asesinato del afroamericano Ahmaud Arbery han sido declarados culpables este martes de cargos federales de delitos de odio federales. El jurado ha determinado que Gregory McMichael, de 66 años, su hijo Travis, de 36, y William Roddie Bryan atacaron y violaron los derechos civiles de Arbery porque era negro. Los McMichael persiguieron a Arbery por las calles de un barrio residencial de Brunswick (Georgia) mientras el joven de 25 años corría a plena luz del día, desarmado. Lo interceptaron y Travis le disparó causando su muerte. Bryan grabó la persecución y presenció los disparos que acabaron con la vida Arbey desde su coche. La fiscalía lo describió como “un linchamiento a plena luz del día”.
Los McMichaels y Bryan se declararon inocentes de los cargos de delitos de odio. Los abogados defensores sostuvieron que los tres no persiguieron ni mataron a Arbery por su “raza y color”, sino que actuaron con la sospecha sincera, aunque errónea, de que Arbery había cometido delitos en su vecindario. Los tres fueron declarados culpables en enero de asesinato en un tribunal estatal de Georgia y sentenciados a cadena perpetua por el tiroteo fatal.
El 23 de febrero de 2020 Arbery salió a correr en el barrio de Brunswick. Los McMichael lo vieron pasar delante de su casa y creyeron que era un ladrón. Cogieron sus armas, se subieron a su camioneta con una bandera confederada en la matrícula, y persiguieron al afroamericano por la calle durante cinco minutos. Arbery, que iba desarmado, no se detuvo cuando los hombres se lo ordenaron, fue interceptado por el vehículo. Travis bajó del coche con una escopeta y comenzó un forcejeo por el control del arma que acabó con tres disparos a Arbery, que acabó muerto.
En el vídeo grabado por Bryan se escucha que uno de los presentes dice nigger, considerado el peor insulto hacia la población negra por su pasado vinculado a la esclavitud. Las imágenes no salieron a la luz hasta más de dos meses después del suceso, tiempo en el que los implicados en la muerte del joven gozaron de plena libertad. La impunidad provocó una ola de protestas raciales.
En los argumentos finales del juicio por el delito de odio, los fiscales sostuvieron que el asesinato a Arbery se produjo por la “ira racial reprimida” de los acusados, revelada en mensajes de texto y en redes sociales que se exhibieron en el proceso judicial y en testigos que dijeron haberlos escuchado hacer insultos racistas. Los abogados de los acusados defendieron que las declaraciones anteriores de sus clientes no servían como pruebas de que violaron los derechos civiles de Arbery y lo atacaron por ser negro.
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