El primer ministro chino, Li Keqiang, ha calificado de “preocupante” la situación en Ucrania, cuando se cumplen 15 días de la invasión rusa que ha exiliado a más de dos millones de personas, y que mantiene ciudades como Mariupol sitiadas en una situación extrema, sin electricidad ni agua. En su única rueda de prensa del año, con ocasión de la clausura de la sesión legislativa anual, Li ha reiterado la disposición de su país a hacer una “contribución positiva” para conseguir la paz entre Moscú y Kiev, pero no ha precisado si está dispuesto a una mediación activa entre las partes.
China, que ha adoptado una postura de “neutralidad sesgada” en la que se escora a favor de su socio estratégico ruso; ha evitado en todo momento condenar la invasión o incluso denominarla así. También considera “ilegales” las sanciones que Occidente ha impuesto contra Rusia en castigo al ataque contra Ucrania, y cree responsable del conflicto a la OTAN y a Estados Unidos, a los que acusa de haber hecho caso omiso de las “preocupaciones legítimas de seguridad” del gobierno de Vladímir Putin.
En su rueda de prensa, en la que las preguntas habían sido previamente pactadas, así como quienes debían plantearlas, y donde el primer ministro respondía desde el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, a través de una pantalla conectada a un centro de prensa a varios kilómetros de distancia, Li se limitó a repetir la posición que ya había transmitido el jefe de Estado, Xi Jinping, en su conversación el pasado martes con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán Olaf Scholz.
“La situación actual [en Ucrania] es grave y China está profundamente preocupada y apenada”, ha señalado el jefe del Gobierno. “China cree que la integridad territorial de todos los países debe respetarse, y se deben tomar en serio las preocupaciones legítimas de seguridad de todos los países”. Pekín “colaborará con la comunidad internacional para hacer una contribución positiva para el pronto regreso de la paz”, ha agregado.
Como había asegurado Xi en su videoconferencia con los dirigentes europeos, Li advirtió sobre las consecuencias globales de las duras sanciones económicas contra Rusia, que según sostuvo solo conseguirán “perjudicar la recuperación económica global aún perjudicada por la pandemia, y dañará a todos los países del mundo. No le convienen a nadie”. El martes, el presidente chino había precisado que esas medidas de castigo tendrán consecuencias negativas en el sistema financiero global, así como en las cadenas de suministros, el transporte y el suministro de energía globales.
Li también reiteró los llamamientos de su Gobierno a “hacer los máximos esfuerzos”. “Es importante apoyar que Rusia y Ucrania continúen sus negociaciones para un alto fuego”, dijo, “superando las dificultades para lograr la paz”. No precisó cómo exactamente Pekín piensa contribuir a esos esfuerzos, al declarar tan solo que “China está dispuesta a aportar sus propias labores constructivas para promover y mantener la paz y estabilidad mundiales”. Hasta el momento, recordó, su país ha contribuido con ayuda humanitaria a Ucrania ―esta semana envió alimentos y productos de primera necesidad por valor de cinco millones de yuanes (717.000 euros)― y continuará haciéndolo.
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La rueda de prensa que ha ofrecido este viernes Li ha sido su última como primer ministro, algo que ha confirmado él mismo en su intervención. La legislación china prevé un límite de diez años para el mandato del jefe del gobierno. Li, que llegó a su cargo actual en 2013, abandonará el cargo en 2023, después de que el Partido Comunista de China celebre su 20 Congreso y acometa una renovación en los puestos de liderazgo. La excepción será el presidente Xi, al que salvo mayúscula sorpresa verá renovado su mandato para al menos los próximos cinco años.
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