“Tengo 52 años; 47 de ausencia de mi madre, quien perdió la vida durante un aborto séptico”, contó este martes la constituyente chilena Loreto Vidal ante sus colegas. “Para ella y demasiadas más no existieron las garantías y la seguridad y la protección”, agregó antes de solicitar que la interrupción voluntaria del embarazo forme parte del proyecto de nueva Constitución con la que el país espera derogar la Carta Magna vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Buscan separarnos entre aquellos que están a favor de la vida y aquellos que aparentemente estuviésemos a favor de la muerte. Por la vida de mi madre y a través de su memoria, por las miles de mujeres que hoy no están aquí, les invito desde lo más profundo de mi alma a aprobar este derecho”, pidió Loreto ante la Convención Constituyente durante su emotivo discurso. En su banca podía verse el pañuelo verde que simboliza la lucha por el aborto legal en América Latina.
En Chile, la interrupción voluntaria del embarazo estuvo prohibida en todos los supuestos hasta 2017, cuando se legalizó para casos de violación, riesgo para la salud de la madre e inviabilidad fetal. Este martes, la Convención Constituyente aprobó por 108 votos a favor, 39 en contra y 6 abstenciones incluir la despenalización del aborto en el proyecto de ley. Según el texto, el Estado debe garantizar “las condiciones para un embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos”. Este texto quedó incluido en el apartado de derechos sexuales y reproductivos.
Los constituyentes deben entregar el proyecto de nueva Carta Magna antes del próximo 4 de julio. Después, el documento será sometido a un plebiscito en el que los chilenos deberán decidir si aprueban la nueva Constitución o mantienen la heredada de Pinochet.
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