El canciller alemán, Olaf Scholz, se embarca este lunes en un nuevo esfuerzo diplomático para tratar de desescalar la crisis que amenaza con desembocar en un conflicto armado en Ucrania. Viajará el lunes a Ucrania para hablar con el presidente Volodímir Zelenski y el martes a Moscú para entrevistarse con Vladímir Putin. Si se hace caso a la información obtenida por los servicios estadounidenses de espionaje, que apuntan a una invasión rusa en torno al 16 de febrero, el intento alemán sería el último antes de la temida fecha, a la que también la OTAN da credibilidad. “Lo que estamos viendo en este momento es una amenaza muy, muy grave para la paz en Europa”, dijo este domingo Scholz.
Estados Unidos lleva días repitiendo que los más de 100.000 soldados movilizados por Moscú podrían realizar una incursión en cualquier momento. Rusia niega que tenga planes de atacar y mantiene sus tesis de que permanece vigilante para ver qué ocurre en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. “Quiero averiguar cómo podemos asegurar la paz en Europa”, aseguró el canciller en Berlín tras la ceremonia de reelección del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, respecto al objetivo de su viaje.
La situación es “extremadamente crítica”
Scholz ha devuelto a la primera línea los esfuerzos diplomáticos alemanes tras unas primeras semanas de perfil bajo por las que ha recibido críticas de la oposición. La semana pasada viajó a Washington para verse con el presidente estadounidense, Joe Biden, y subrayar la unidad entre los socios occidentales. Ahora se dirige al Este, donde podría convertirse en el último político occidental que se reúne en el Kremlin con Putin antes de la ofensiva militar, si esta se produce. Su visita llega en el momento más delicado de las últimas semanas. La situación en Ucrania se ha evaluado como “extremadamente crítica y muy peligrosa”, según fuentes gubernamentales.
El canciller comerá con Putin el martes y le dejará claro que una invasión tendría “consecuencias muy graves” para Rusia, aunque también subrayará la necesidad de seguir manteniendo el diálogo, añadieron estas fuentes. En círculos gubernamentales se descartan las especulaciones sobre una posible moratoria de la expansión de la OTAN que impediría a Ucrania unirse a la alianza durante un periodo de tiempo.
“Es necesario ser claro y decir claramente que la agresión militar contra Ucrania, que pone en peligro su integridad territorial y su soberanía, dará lugar a duras reacciones y sanciones, que nosotros, junto con nuestros aliados en Europa y en la OTAN, hemos preparado cuidadosamente y que podemos poner en práctica inmediatamente”, aseguró Scholz. Al mismo tiempo, añadió, hay que “aprovechar las oportunidades de hablar que tenemos”. Y mencionó los diversos formatos en los que la diplomacia occidental conversa con Rusia para evitar el conflicto: con Estados Unidos, con la OTAN, en el marco de la OSCE y en el llamado formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania).
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“Ucrania puede estar segura de que mostraremos la solidaridad necesaria, como lo hemos hecho en el pasado”, subrayó el canciller durante su breve comparecencia ante los medios tras la elección de Steinmeier. Scholz recordó que Alemania es el país que más ayuda financiera ha aportado para la estabilización económica de Ucrania. “Continuaremos haciéndolo”, añadió y se refirió a la “doble estrategia” de los aliados: “Anuncios claros sobre lo que sucederá en caso de agresión militar y, al mismo tiempo, usar todas las formas posibles para intentar una salida pacífica de la crisis y que Rusia desescale la situación”.
Ofensiva diplomática
Fuentes gubernamentales aseguraron que desde Berlín no hay expectativas concretas con respecto al viaje, que llega después de una semana cargada de encuentros y conversaciones como la cita que tuvieron Putin y Macron o la charla telefónica del ruso con el presidente Biden. Scholz se reunió la semana pasada con los tres jefes de estado bálticos y el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, y el sábado habló con el presidente francés Emmanuel Macron después de su llamada telefónica con Putin. El presidente ruso y el canciller, que tomó posesión hace dos meses, solo se han reunido brevemente en eventos como las cumbres del G20, pero todavía no se han entrevistado de forma individual.
En las últimas semanas, el canciller ha sido criticado, tanto dentro como fuera de Alemania, por mostrar cierta tibieza con respecto a Moscú. Sobre todo, por sus silencios en referencia a la posible cancelación de la puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2, que llevaría gas de Rusia a Alemania sin pasar por Ucrania. Biden se ha mostrado muy contundente respecto a la paralización de la infraestructura en caso de ataque ruso. Ucrania también ha manifestado su disgusto por la negativa de Berlín a enviar armas.
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