El centro de Ottawa recuperó al menos en parte su estampa habitual este lunes tras permanecer desde el 28 de enero ocupado por cientos de camiones cuyos conductores protestaban así por las medidas de contención de la covid-19, especialmente contra la obligatoriedad de contar con el pasaporte covid para atravesar las fronteras del país. Tras concluir la operación de desalojo de los últimos manifestantes que comenzó el viernes, el corazón de la capital canadiense amaneció sin camiones ni otros vehículos aparcados en medio de sus calles, pero rodeado de un perímetro vallado, con una presencia policial reforzada y en pleno trabajo de los equipos de limpieza que trataban de borrar el rastro de desperdicios que dejaron atrás los transportistas y los miles de antivacunas que después se les unieron.
La policía canadiense ya había anunciado el domingo que trabajaba para garantizar que “nadie vuelva a ocupar las calles” de la ciudad, recalcó el jefe de la Policía de Ottawa, Steve Bell, en una rueda de prensa. Desde el viernes, cuando comenzó la operación policial de gran envergadura que logró desalojar a los últimos manifestantes, 76 vehículos han sido remolcados y 191 personas detenidas, de acuerdo con datos de ese cuerpo de seguridad canadiense. Los agentes han desmantelado también el almacén que surtía de alimentos y otros bienes básicos a una parte de los miles de personas que llegó a haber acampadas en el centro de la ciudad y que pusieron al Gobierno de Justin Trudeau contra las cuerdas, hasta el punto de obligar a su Ejecutivo a declarar el estado de emergencia en la capital el 6 de febrero.
En una actuación inusual para unas fuerzas de seguridad que hasta hace pocos días habían afrontado el bloqueo con una actitud de diálogo con los manifestantes, este sábado, la policía utilizó gas lacrimógeno y otro material antidisturbios contra quienes habían hecho caso omiso de las advertencias policiales y de los pasquines distribuidos por los agentes durante los días anteriores en los que los conminaban a abandonar la zona. La intervención policial logró así despejar la mayor parte de la zona frente al Parlamento, cuya Cámara de los Comunes (baja) se había visto obligada el viernes a suspender su sesión ordinaria para evitar incidentes mientras se desarrollaba la operación de desalojo. Las temperaturas gélidas —la sensación térmica era de 20 grados bajo cero— y los copos de nieve que empezaron a caer contribuyeron a que los manifestantes más reacios a despejar el centro de Ottawa abandonaran el lugar durante la noche.
Entre las personas detenidas, figuran varios líderes de la protesta. Por ejemplo, Pat King, una de las figuras más reconocidas de los manifestantes. Otros dos organizadores de la denominada caravana de la libertad de los transportistas, Chris Barber y Tamara Lich, ya habían sido detenidos el jueves. Los tres líderes se enfrentan a cargos por incitación a cometer daños, obstrucción a la justicia y desobediencia a una orden judicial.
En su comparecencia, Steve Bell precisó que la operación policial aún no ha acabado y que “durará meses” pues los agentes seguirán “tratando de identificar e inculpar con cargos penales y sanciones financieras” a los organizadores de la protesta.
A principios de la semana pasada, la situación se había hecho insostenible en Ottawa. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, invocó poderes de emergencia no empleados desde 1970 para hacer frente a las protestas, mientras que el viernes Chrystia Freeland, ministra de Finanzas y viceprimera ministra, defendió el uso de la Ley de Emergencia para desalojar el centro de Ottawa, subrayando que la economía y la democracia del país estaban bajo amenaza.
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La policía canadiense ya había desalojado por completo el 13 de febrero el paso fronterizo del puente Ambassador, que une la provincia canadiense de Ontario con el estado de Michigan, en Estados Unidos, que llevaba bloqueado varios días después de que la protesta de los camioneros de Ottawa se extendiera al cruce que concentra el 25% del comercio bilateral de mercancías entre ambos países. Este bloqueo fronterizo añadió presión al Gobierno de Justin Trudeau, pues las autoridades del país vecino cuestionaron la estrategia canadiense de no recurrir inicialmente al uso de la fuerza contra los manifestantes.
Los bloqueos de la protesta de la llamada caravana de la libertad han provocado también importantes pérdidas económicas. El Gobierno de Canadá ya ha anunciado ayudas por valor de 138 millones de euros (200 millones de dólares canadienses) para las empresas de Ottawa afectadas por las protestas. El Ejecutivo canadiense trabaja ahora para evitar nuevas manifestaciones, no solo blindando el centro de su capital, sino especialmente en el cruce fronterizo de Pacific Highway en Columbia Británica y en Prescott, Ontario. “El objetivo es poner fin de manera segura a estos bloqueos y ocupaciones ilegales y restaurar el orden lo antes posible para garantizar la seguridad de los canadienses y el fin de las perturbaciones económicas”, ha precisado el Gobierno canadiense en un comunicado.
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