Uno de los oligarcas rusos con más lazos con España también está entre la lista de sancionados por la Unión Europea. Mijaíl Fridman, dueño de la cadena de supermercados Dia a través del grupo de inversión LetterOne, aparece en el borrador de sanciones que prepara el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE y al que ha tenido acceso EL PAÍS. “Ha cultivado fuertes lazos con la Administración de Vladímir Putin y ha sido uno de los financieros de referencia en el círculo estrecho de Putin”, justifica el documento.
Fridman, nacido en el oeste de Ucrania en 1964, no podrá entrar en los países de la UE y sus bienes serán congelados, según el borrador. El empresario, cuya fortuna asciende a unos 12.000 millones de dólares, según la revista Forbes, es uno de los fundadores del grupo Alfa, en el que está incluida una de las mayores entidades financieras rusas, Alfa Bank, que ya ha sido golpeada con las sanciones de la UE. En el borrador con la lista de sancionados, también se incluye a Igor Sechin, consejero delegado de la petrolera Rosneft; a Nikolai Petrovich, primer ejecutivo de la compañía de oleoductos Transneft; o Pyotr Aven, socio de Fridman y, como él, fundador del grupo Alfa.
“Además, ha apoyado material y financieramente y se ha beneficiado de las decisiones sobre la anexión de Crimea o la desestabilización del este de Ucrania. También ha apoyado políticas que minan o amenazan la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania”, señala el mismo documento. La congelación de activos persigue que su propietario no pueda venderlos ni lucrarse con ellos o su actividad (los beneficios también se congelan) mientras la sanción esté en vigor, pero no se trata de una confiscación. A través de LetterOne, con sede en Luxemburgo, Fridman tiene un 77,7% del capital de Dia, empresa cotizada en Bolsa, y el resto está en manos de pequeños inversores.
Fridman, que se hizo con el control de Dia en 2019, está considerado un hombre cercano a Putin. Normalmente evita los comentarios políticos, pero este fin de semana se ha convertido en el primer empresario que habla de forma crítica sobre la escalada bélica en Ucrania. El empresario ha enviado una carta a los empleados de LetterOne en la que pide el fin del conflicto: “Nací en el oeste de Ucrania y viví allí hasta los 17 años. Mis padres son ciudadanos ucranianos y viven en Lviv, mi ciudad favorita”, escribe. “Pero también he pasado gran parte de mi vida como ciudadano de Rusia, construyendo y haciendo crecer negocios. Estoy profundamente apegado a los pueblos ucraniano y ruso y veo el conflicto actual como una tragedia para ambos”, añade. Londres ha sido uno de sus domicilios habituales en los últimos años, aunque también reside parte del año en Moscú. El año pasado The Sunday Times lo clasificó como el undécimo hombre más rico del Reino Unido.
“Si bien una solución parece terriblemente lejana, solo puedo unirme a aquellos cuyo ferviente deseo es que termine el derramamiento de sangre y estoy seguro de que mis socios comparten mi opinión”, añade en la carta. Una muestra de la importancia de Fridman en el mundo empresarial ruso es que su socio Pyotr Aven asistió la semana pasada a una reunión en el Kremlin con Putin y otros 36 importantes empresarios rusos, según publica el Financial Times. Además, el magnate y sus socios poseen la cadena de supermercados X5 y la operadora de móviles Veon. Fridman también es dueño de Holland & Barrett, una cadena de tiendas de alimentos saludables.
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Otro millonario, Oleg Deripaska, usó este fin de semana una publicación en Telegram (y en su cuenta oficial de Twitter) para pedir que las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia comiencen “lo más rápido posible”. “La paz es muy importante”, dijo Deripaska, quien es el fundador del gigante ruso del aluminio Rusal, en el que todavía posee una participación a través de sus acciones en su empresa matriz, En+ Group. Washington impuso sanciones a Deripaska, entre otros, por su lazos con Vladimir Putin tras la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, un hecho que Moscú niega.
Por lo general pocos rusos con poder están expresando su opinión sobre la guerra. Las críticas suelen provenir del mundo del cine y el periodismo, como el caso la actriz Liya Akhedzhakova, el presentador de televisión Ivan Urgant y el periodista Dmitry Muratov, premio Nobel de la Paz en 2021. Roman Abramovich, propietario del Chelsea, que tampoco ha salido de momento en ninguna lista de sanciones, anunció el sábado pasado la cesión de la administración del club de la Premier inglesa a su fundación benéfica.
De los grandes empresarios rusos que amasaron millones de manera vertiginosa en la loca y despiadada década de los noventa, Fridman y Deripaska son de los pocos que no ha caído. Otros, como Mijaíl Jodorkovski o Boris Berezovsky, se han exiliado o se han muerto.
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