El Kremlin ha anunciado este lunes que el presidente Vladímir Putin reconocerá “en un futuro próximo” las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk en el este de Ucrania. Se trata de una señal de alto voltaje que aboca a un agravamiento de la crisis en la antigua república soviética. El Gobierno ruso ha difundido un comunicado donde explica que el líder ruso había recibido la petición de las autodenominadas repúblicas “ante el bombardeo masivo de su población”, y “con todo esto en mente, el presidente de Rusia dijo que tenía la intención de firmar un decreto relevante en un futuro próximo”, en referencia a un texto que avale la independencia de estos territorios. Putin anunció su decisión al presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, por teléfono.
Poco antes del reconocimiento, los participantes en el Consejo de Seguridad celebrado de urgencia este lunes ya le habían animado a que lo hiciera. “A Ucrania no le hace falta este territorio”, justificaron varios ministros de Putin durante la escenificación del nuevo capítulo que se abre en una guerra que ha desgarrado al país del este desde hace ocho años. “Supone el reconocimiento [de esos territorios], no la incorporación a Rusia”, subrayó Putin sobre una región atrapada en el vacío internacional desde hace mucho tiempo.
Nadie se salió del guion durante la reunión del Consejo de Seguridad, convocado de urgencia por el presidente para abordar esta espinosa cuestión y retransmitido en directo a toda la población para dar mayor dramatismo al momento. Uno tras otro, los intervinientes acusaron al Gobierno de Ucrania de bombardear a su propia población y de sabotear sus infraestructuras básicas. Putin preguntó al negociador principal de la parte rusa con Ucrania, Dmitri Kozak, si había perspectiva de que progresasen las negociaciones con Kiev y concediese un estatus especial a la región del Donbás. “No, no quieren”, respondió Kozak, quien también había sido responsable de culminar la anexión de Crimea a Rusia en 2014. “Ni occidente ni Ucrania necesitan al Donbás”, agregó, frase que también repitió el expresidente Dmitri Medvédev.
El reconocimiento abre la puerta a que el Gobierno ruso legitime ante su población la posible introducción de sus tropas en la región oriental de Ucrania con el pretexto de defender a los ciudadanos rusófonos. Unas 14.000 personas han perdido la vida en la guerra desde que irrumpieron paramilitares rusos en la ciudad de Sloviansk en abril de 2014. A diferencia de Crimea, Moscú evitó todo este tiempo la anexión de la región o su reconocimiento, y abogó por que Kiev le concediese un estatus especial que para el Gobierno ucranio habría comprometido su soberanía. Kiev siempre insistió en que los acuerdos de paz de Minsk de 2015, firmados para propiciar un alto el fuego en el territorio del este, también incluyen la retirada de todos los grupos armados del Donbás y la recuperación de sus fronteras. Además, en estos ocho años, Moscú ha concedido más de 700.000 pasaportes rusos a los ciudadanos de Donetsk y Lugansk.
Durante su intervención, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, subrayó que la crisis de Ucrania evolucionará según lo hagan las relaciones de Moscú y Washington, y reiteró que Estados Unidos y la OTAN “simplemente ignoran las cuestiones clave que preocupan a Rusia” sobre su seguridad, donde citó exigencias como la expulsión de la Alianza Atlántica de los países del este que se incorporaron tras 1997 y el veto a la adhesión de Georgia, Moldavia y la propia Ucrania.
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Desde que los servicios de espionaje estadounidenses detectasen el rearme ruso en la frontera ucrania en noviembre, estos meses han sido frenéticos para la diplomacia internacional. Por Moscú han pasado los líderes de Alemania y Francia, y Ginebra acogió un encuentro entre el mandatario ruso y el presidente estadounidense, Joe Biden.
Putin declaró durante la reunión del Consejo de Seguridad que había hablado hasta la madrugada del lunes con el presidente francés, Emmanuel Macron, y este le garantizó que había “ciertos cambios” en la posición estadounidense. El ministro de Exteriores ruso prometió aclarar esta semana de qué está dispuesta a hablar la Casa Blanca con el Kremlin. Lavrov, que abogó por seguir negociando las exigencias del Kremlin a occidente, se reunirá con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, el 24 de febrero en Ginebra.
Una de las propuestas que se han planteado a Moscú es el aplazamiento de la entrada de Ucrania en la OTAN. Al hablar sobre ello, Putin se rio abiertamente. “La moratoria no es una concesión”, dijo el mandatario y dijo que es cuestión de tiempo su adhesión, solo que el país no “está aún preparado” desde el punto de vista de Washington. El discurso sobre la amenaza ucrania para Rusia lo reforzó su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, al declarar que Kiev “tiene más posibilidades de crear armas nucleares que Corea del Norte”.
Una de las cuestiones por aclarar es cómo encajará Rusia las sanciones que impongan Estados Unidos y la Unión Europea. “Llevamos muchos meses preparando la sustitución de las importaciones y el cálculo de riesgos”, dijo el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin. Esta política, que comenzó con los alimentos al estallar el conflicto en 2014, ha tenido resultados dispares hasta ahora.
Todos los miembros del Consejo de Seguridad respaldaron el reconocimiento de Donetsk y Lugansk. “No veo otro camino, mandamos un mensaje poderoso al mundo ruso”, dijo Lavrov. La anécdota llegó en el momento en que el responsable del espionaje exterior, Serguéi Naryshkin, se puso nervioso y Putin le reprendió. “¿Apoyaré o apoyo?”, le repitió varias veces hasta que el alto cargo acertó con las palabras.
Kiev desmiente haber invadido territorio ruso
El anuncio del Consejo de Seguridad ruso fue acompañado por todo tipo de acusaciones contra Kiev, entre ellas que había introducido saboteadores en territorio ruso ese mismo día y que estaba reforzando sus tropas con combatientes islamistas de Oriente Medio y los Balcanes.
El Ministerio de Defensa publicó un comunicado en el que aseguraba haber abatido a cinco militares ucranios y destruido dos transportes blindados BMP en la madrugada del lunes. “El destacamento fronterizo del Servicio de Seguridad de Rusia (FSB) solicitó refuerzos a las fuerzas armadas rusas del Distrito Militar Sur. Durante el enfrentamiento por la evacuación de emergencia de un grupo de sabotaje, dos vehículos de las Fuerzas Armadas de Ucrania entraron en la frontera estatal de la Federación Rusa”, decía el Ministerio, que también atribuye a un proyectil de Kiev la destrucción esta misma jornada de un puesto del FSB ruso ubicado a unos 150 metros de la frontera. En ambos casos no hubo víctimas rusas, según la información de Moscú.
Kiev desmiente rotundamente estas informaciones. El secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ucranio, Oleksiy Danilov, remarcó durante un acto que sus fuerzas armadas devolverían el fuego “únicamente si estuviera amenazada la vida de nuestros militares”. “Pueden fantasear todo lo que quieran (…) el mundo está listo para esto. El deseo de la Federación de Rusia de provocarnos no funcionará”, advirtió Danilov.
La gravedad de la situación en el Donbás y en Ucrania en general entró en una nueva fase el pasado 17 de febrero, cuando se intensificaron los bombardeos en la línea de combate. Kiev mostró imágenes aquel día de varios edificios civiles que habían resultado alcanzados, incluida una escuela infantil donde había niños en ese momento. Un día después, los jefes de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk decretaron la evacuación de mujeres y menores a Rusia en sendos vídeos que, según la información contenida en sus metadatos, habían sido grabados el 16 de febrero, justo en la víspera de intensificarse las violaciones del alto el fuego.
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