El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, anunció este domingo que su país “aplicará la Convención de Montreux”, que prohíbe el paso de buques militares a través de los estrechos del Bósforo y los Dardanelos (por los que se accede del mar Mediterráneo y el Egeo al mar Negro) a los barcos de aquellos países implicados en una guerra. Esta prohibición concierne tanto a Ucrania como a Rusia, si bien es más relevante para el segundo país dada su mayor flota.
El Gobierno ucranio, tanto a través de su embajador en Ankara como en una conversación telefónica entre el presidente de ese país, Volodímir Zelenski, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, había pedido activar la Convención de Montreux, firmada en 1936 y aún en vigor. El retraso en tomar una decisión, según explicó una fuente oficial turca, se debió a que los diplomáticos de Turquía debatían si podían calificar técnicamente lo que sucede en Ucrania de guerra, lo cual activaba Montreux, o se trata, como asegura la versión rusa, de una “operación militar”. En una entrevista este domingo con el canal turco CNNTürk, Çavusoglu explicó que se ha consultado a juristas, expertos y militares, y finalmente se ha llegado a una conclusión: “En un principio hubo un ataque ruso. Pero ahora, tal y como se puede apreciar con la situación de muchas ciudades, está claro de que ha evolucionado a una guerra”.
La medida es fuertemente simbólica e inclina a Ankara —miembro de la OTAN, pero con profundos lazos económicos, políticos y estratégicos con Moscú— del lado de Ucrania, un país con el que también ha forjado una alianza en los últimos años con la venta de drones armados (que están siendo usados contra las fuerzas rusas) y la utilización de tecnología ucraniana en la fabricación de drones.
Con todo, Rusia no debería tener mayores problemas a corto plazo con esta prohibición porque en los últimos meses ha trasladado numerosos efectivos de su Armada al mar Negro, incluidos buques de las flotas del Norte y el Báltico. Además, tal y como recordó el ministro Çavusoglu, la propia Convención de Montreux permite a los buques de países beligerantes entrar en el mar Negro en caso de que se hallen de regreso a su base, lo que podría servir para que barcos rusos de la flota del mar Negro que se hallen actualmente en el Mediterráneo accedan a las costas meridionales de Rusia y Ucrania. Eso sí, en caso de que el conflicto se alargue, podría suponer problemas logísticos para la Armada rusa, que mantiene despliegues en el Mediterráneo, por ejemplo en Siria.
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