El nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, llega a La Moneda con varias banderas de lucha bajo el brazo, pero una de las mayores características de su Administración será su sello feminista. Lo ha declarado explícitamente, como nunca había ocurrido en Chile, aunque el país sudamericano ha sido gobernado en dos ocasiones por una mujer, Michelle Bachelet, en administraciones en las que hubo importantes avances simbólicos y políticos. La principal innovación del mandato de Boric, junto con el recambio generacional, han sido las consecutivas señales hacia las mujeres en distintos ámbitos, en una especie de vuelta de mano hacia el electorado que le concedió un triunfo mayoritario en la segunda vuelta de diciembre: el femenino. Como anunció en enero, 14 de sus 24 carteras comienzan en Chile a estar lideradas por ministras. Boric, de 36 años, decidió a su vez que el ministerio de la Mujer funcionaría no en un céntrico edificio, sino en el mismo Palacio de La Moneda y que su ministra, Antonia Orellana –la más joven del Gabinete, con 32 años–, formará parte del comité político por primera vez. Es una señal potente porque busca, entre otros asuntos, llevar la agenda de género al corazón del poder y lograr que la equidad entre hombres y mujeres se transforme en una meta desde todo el aparato público del Estado.
“Un Gobierno feminista se expresa en una voluntad de reconocer la importancia de la acción colectiva de las mujeres. No querer cooptar el movimiento de mujeres, sino que reconocerlo como actor en toda su diversidad y dialogar. Tenemos un compromiso y buscamos implementar un enfoque de género y feminista en todas las políticas públicas”, aseguraba Orellana hace unos días a EL PAÍS. Su diagnóstico parece claro: “En Chile se vive una profunda contradicción: hay un discurso y un alcance de las mujeres a altos espacios de poder que no coincide con las condiciones que vive la mayoría de las mujeres”.
Junto con la nominación de un mayor número de mujeres que de hombres en su equipo de Gobierno, Boric da señales importantes. Por primera vez, por ejemplo, este viernes una mujer llegará a liderar el ministerio del Interior con la médica Izkia Siches. Tendrá bajo su responsabilidad la coordinación política del Gobierno y la seguridad pública del país, lo que parece monumental dadas las dos principales emergencias que enfrenta Chile: la crisis migratoria en el norte y la violencia en la Araucanía y las regiones aledañas. Una segunda figura fundamental en su primer anillo de poder será Camila Vallejo, compañera de ruta de Boric desde las movilizaciones universitarias de 2010, que llegará a la vocería del Gobierno, una función fundamental. Con su llegada al ministerio político, de paso, el Partido Comunista vuelve a la primera línea de una Administración, como no sucedía desde la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-1973). Su equipo de guardianas lo completa Orellana desde el ministerio de la Mujer, con profunda cercanía personal y política con el mandatario.
“Lo del Gobierno feminista ha sido una declaración muy explícita y sostenida en el tiempo de parte de Boric y sus equipos. Ha dado señales que parecen ir más allá de lo que habíamos comprendido antes como gobiernos con algunos compromisos, habitualmente parcelados, en materia de género. Aquí, en cambio, pareciera que la etiqueta feminista está aglutinando una idea que es mucho más transversal en la propia concepción que tiene el Gobierno de su función y en cómo se proyectaría en la agenda política y en las prácticas”, asegura la académica Yanira Zúñiga, experta en derechos fundamentales y género. En referencia a las consecutivas señales –como la llegada de Siches a Interior, un ministerio que la experta considera “masculizado”–, opina que “dejan de manifiesto una nueva compresión que va mucho más allá de lo que habíamos tenido tanto en la experiencia chilena como latinoamericana”, asegura la investigadora de la Universidad Austral y autora de . Nunca más sin nosotras, un libro que la nueva ministra de la Mujer de Boric tiene en su mesa de noche en estos días.
Ha habido señales simbólicas, como la nominación de la primera mujer que se desempeñará como edecán en Presidencia. Es la teniente coronel de Carabineros, Cecilia Navarro Luke, que tendrá como misión acompañar al mandatario en ceremonias oficiales. Pero se han realizado hechos concretos y nuevos para la sociedad chilena. Con motivo del 8M, el nuevo Gobierno publicó un instructivo donde limitó la aparición de los ministros varones durante la jornada y los llamó a evitar todo tipo de protagonismo. Les recomendaba, a su vez, no conceder entrevistas ni felicitar a sus compañeras. Las órdenes se siguieron con obediencia, porque la jornada estuvo protagonizada por las mujeres del nuevo Ejecutivo, que iniciaron el día con una rueda de prensa en la llamada Moneda chica, donde se instaló Boric en enero y sus colaboradores para organizar el traspaso.
“El ser un Gobierno feminista significa cambiar la manera en la cual nos relacionamos, en la cual vemos el mundo que ha estado durante demasiados siglos contadas por hombre”, dijo Boric como mandatario electo cuando se desarrolló el Encuentro Interministerial para las Políticas de Género. “Así que les pido, encarecidamente, particularmente a los hombres, que nos lo tomemos muy en serio y que al final de nuestro Gobierno podamos haber colaborado con el cambio cultural que el movimiento feminista ha empujado”, indicó con relación a la ola feminista que se hizo visible en 2018 y que, antes del estallido, fue la punta de lanza de los cambios en Chile.
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Es un fenómeno que el mundo mira con atención. La ministra de Igualdad de España, Irene Montero, antes de embarcarse a Chile para participar del cambio de mando este jueves, habló con el podcast El café diario de las amplias expectativas que generan en el resto del mundo y en especial en las izquierdas el sello feminista de su amigo Boric.
Para Diamela Eltit, escritora chilena, “hay nuevos signos en cuanto a las estructuras gubernamentales y no solo por la conformación ministerial –la presidenta Bachelet nominó al Gabinete paritario que no funcionó por las tensiones internas de su propia coalición–, sino porque el nuevo escenario lo han generado las mujeres y no solo por un grupo de personas que haya instalado el tema de género en la agenda”. Para Eltit, Premio FIL de Literatura 2021, lo que estamos viendo es consecuencia de todo un siglo en que las mujeres chilenas se han movilizado. “Es una tarea larga y nadie puede pensar que el equilibrio necesario se concretará rápidamente, pero lo que presenciamos en Chile es un punto de partida muy sólido”. Para interiorizarse sobre estas temáticas, ya en campaña, Boric recibió clases de feminismo, con académicas como Luna Follegatti.
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