Unas 300 personas murieron en el bombardeo contra el Teatro Dramático de Mariupol, según las autoridades locales, lo que convertiría el ataque al edificio, que cientos de personas usaban como refugio en la ciudad portuaria sitiada por las fuerzas rusas desde hace semanas, en el más mortífero conocido hasta ahora de la guerra de Rusia contra Ucrania. Kiev denuncia que el edificio, que se avisaba con grandes letras blancas en el suelo que albergaba “niños”, fue atacado por un misil ruso.
La ONU calcula en 1.081 los civiles muertos desde el inicio de la invasión, aunque asume que la cifra está subestimada. En Mariupol, en el mar de Azov, donde se libran feroces batallas entre las tropas ucranias y rusas, la población sigue en situación catastrófica. El Ayuntamiento asegura que unas 150 personas sobrevivieron al ataque al teatro el día 16, y citó a testigos presenciales para contar los fallecidos, aunque no especificó cómo había llegado a la estimación o si los servicios de emergencia han terminado de excavar en las ruinas del edificio en una ciudad que se ha convertido en símbolo de los ataques contra la población civil.
Naciones Unidas ha declarado este viernes que tiene cada vez más evidencias de fosas comunes en Mariupol, entre ellas, evidencias de imágenes por satélite. El asedio y los ataques indiscriminados y constantes contra inmuebles civiles en una ciudad ahora casi reducida a escombros hacían imposible enterrar a los muertos.
La oficina de derechos humanos de la ONU está investigando informes de que las fuerzas rusas dispararon y mataron a civiles en sus automóviles mientras huían de Mariupol, decenas de casos de desapariciones de funcionarios y periodistas ucranios en varios puntos del país y el movimiento forzado de civiles al territorio controlado por Rusia. El Kremlin niega que haya atacado civiles y ha llegado a acusar a Ucrania de fabricar las acusaciones, incluso en el ataque a la maternidad de la ciudad.
Mientras cientos de civiles tratan de salir desesperadamente de Mariupol, rodeada por las fuerzas rusas, y otros muchos quieren entrar en la ciudad a llevar ayuda y evacuar a sus seres queridos. La situación es cada vez más dramática en la ciudad, donde las fuerzas del presidente ruso, Vladímir Putin, controlan ya el puerto y tres barrios. Las fuerzas rusas han hecho un progreso lento pero constante en Mariupol y entraron en el centro de la ciudad el 24 de marzo. Las autoridades locales se habían replegado para coordinar la evacuación.
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El Gobierno ucranio estima en unos 100.000 los civiles que quedan en la ciudad. “Cada vez más muertes por inanición”, ha alertado el Ayuntamiento de Mariupol en una publicación en Telegram. “Cada vez más personas se quedan sin alimentos. Y todos los intentos de lanzar una operación humanitaria a gran escala para salvar a la gente de Mariupol están bloqueados por la parte rusa”.
Este viernes, un alto cargo de la policía ucrania que estuvo en la ciudad portuaria en 2014 durante la guerra de la región del Donbás, cuando las tropas de Kiev vencieron allí a los separatistas prorrusos apoyados e impulsados por el Kremlin, ha ofrecido entregarse a las fuerzas rusas allí a cambio de un paso seguro para los niños que aún quedan en la ciudad sitiada. “Hoy, muchos niños permanecen en la ciudad completamente destruida, y si no se salvan ahora, morirán en los próximos días”, escribió en Facebook el comandante de policía Vyacheslav Abroskin.
“El tiempo se está acabando. Hago un llamamiento a los ocupantes rusos: den la oportunidad de sacar a los niños de Mariupol. En lugar de niños vivos, me ofrezco a mí mismo”, ha añadido Abroskin, que ha pedido tres días dentro de la ciudad para encontrar al mayor número de menores posible y organizar su evacuación. “En el último punto de control durante el viaje de regreso con los niños, me rendiré. Esta es mi iniciativa personal. Mi vida me pertenece solo a mí y la ofrezco a cambio de las vidas de los niños que aún permanecen en Mariupol”, dijo.
Es en el sur de Ucrania donde Rusia —que tiene sus tropas estancancadas en muchos puntos y ahora está repensando y rebajando sus objetivos militares al afirmar que su intención era solo controlar la región del Donbás en el este— ha logrado sus mayores logros. El Kremlin ha asegurado un corredor terrestre parcial entre la península ucrania de Crimea, que Moscú se anexionó ilegalmente en 2014, hasta los territorios de Donbás que controla a través de los separatistas prorrusos. Y lo tendría completo a falta de Mariupol.
El Ministerio de Defensa ucranio ha reconocido este viernes que las fuerzas del Kremlin han tenido un “éxito parcial” al asegurar suficiente territorio alrededor de la sitiada ciudad portuaria de Mariupol para mover tropas y suministros entre Crimea y Rusia.
Si logra hacerse con esta ciudad, Putin podría replantearse la ofensiva. Es un logro que puede vender en casa, no solo por el corredor y porque Mariupol está en Donbás (y casa con su retórica de la “operación especial en Donbás”), sino también por su simbolismo: la urbe es sede del batallón Azov de orígenes ultranacionalistas y uno de los batallones de voluntarios que en 2014 se sumaron a la batalla ante las carencias del Ejército ucranio. Desde entonces se ha reformado, tiene nuevos miembros y ahora es un brazo más del Ejército, parte de la guardia nacional. Sin embargo, su derrota en su territorio podría casar también con la retórica de Putin de “desnazificación” y podría también presentarlo en casa como una victoria, pese a las enormes pérdidas de Rusia, que por primera vez en semanas ha informado este viernes de sus bajas: 1.351 militares muertos y 3.825 heridos. Ucrania, que no ha publicado sus cifras, estima en 15.000 los soldados rusos muertos.
Mientras el Kremlin habla de sus objetivos en Ucrania y asegura que todo va “conforme al plan”, siguen los feroces ataques. Este viernes, un ataque con misiles ha alcanzado una instalación militar en Dnipró, una ciudad estratégica en el centro del país, para la logística y el transporte. Además, las fuerzas rusas están endureciendo los ataques contra Járkov, la segunda ciudad del país y de mayoría rusófona, donde han atacado un edificio en el que se repartía ayuda alimentaria. Hay seis muertos y 15 heridos en una localidad muy castigada ya por las bombas.
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