La durísima batalla de España y Portugal en Bruselas para bajar los precios de la luz ha dado sus frutos. La UE se abre a dar carta blanca para adoptar medidas para frenar la crisis de los precios de la energía a nivel nacional, aunque la Comisión se reserva la última palabra para aprobarlas. Ambos países han logrado que el resto de socios comunitarios entiendan su particularidad como “isla energética” y que se incluya un cambio de texto en el borrador de las conclusiones del Consejo Europeo que se celebra este viernes en Bruselas que permitirá a España y Portugal poner topes de forma temporal al precio del gas que se usa para generar electricidad, de manera que se espera que baje rápidamente la factura para consumidores y empresas, en menos de un mes.
“Por fin se reconoce la excepción ibérica”, ha señalado un Sánchez eufórico aunque visiblemente agotado en una comparecencia conjunta con el portugués Antonio Costa. “La Comisión Europea permitirá a España y Portugal una medida excepcional, temporal, que no supone subvencionar al gas, que no altera los incentivos a las energías renovables, pero que nos va a permitir a ambos gobiernos rebajar los precios de la energía”. Sánchez, que llegó a levantarse de la reunión temporalmente en el momento de mayor tensión para forzar un desbloqueo, logró así superar las resistencias sobre todo de Alemania, que rechazaba de plano la idea de la excepción ibérica. “Sanchez ha representado de forma muy exitosa los intereses de su país con su colega Costa”, admitió el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, cuando le preguntaron por la discusión con España.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que jugará un rol fundamental en los próximos pasos a dar, ha enfatizado las características concretas de España y Portugal: “La península ibérica tiene una situación muy específica”, ha dicho en una comparecencia tras la cumbre. “Tienen un alto porcentaje de renovables, y eso está muy bien, pero muy poquitas interconexiones. Por eso estamos de acuerdo en que haya un tratamiento especial”.
“Se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”, recoge la última versión del texto a la que aludía Sánchez. Las medidas tendrán que ser temporales y España tendrá que demostrar que no distorsionan excesivamente la competencia. La Comisión Europea, por su parte, se compromete a evaluar las intervenciones con un procedimiento de urgencia y a tener en cuenta para su veredicto el volumen de interconexión de los mercados, una variable que favorece a España, que solo llega al 2,8%.
Esta redacción final, según el Gobierno español, permitirá a España y Portugal plantear en poco tiempo una propuesta a la Comisión Europea en la que se ponga un tope al precio del gas que se usa para producir electricidad en la península Ibérica, y solo para uso interno, de manera que baje rápidamente la factura porque ese precio está condicionando todo el resto del mercado que se produce con energía renovable o nuclear, mucho más barata.
El gas solo ocupa el 15% del mercado español pero marca el precio de todo. El pacto que se ha logrado en la cumbre incluye una cierta garantía de que la Comisión Europea aceptará estas propuestas españolas y portuguesas cuando lleguen, porque así se lo permiten las conclusiones aprobadas después de una larguísima negociación.
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Por eso es tan relevante la frase “se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”. Como España y Portugal lo tienen muy bajo, eso permitirá a la Comisión Europea que les aprueben esa fórmula rápidamente. España ha tenido que garantizar que su solución no toca el mercado europeo, es excepcional y consistirá finalmente en unas ayudas para compensar el tope al precio del gas que se pondrá para las centrales de ciclo combinado que producen electrictidad. El Gobierno español asegura que esto bajará rápidamente la factura de la luz y tendrá un coste muy inferior al beneficio que producirá para los ciudadanos.
La propuesta de compromiso ha llegado al filo de las seis de la tarde, después de varios recesos, entre ellos uno que ha forzado el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a mediodía, marchándose de la sala y obligando al presidente del Consejo, Charles Michel, a realizar una pausa técnica.
“En el contexto actual de precios muy elevados de la electricidad, la Comisión está dispuesta a evaluar urgentemente la compatibilidad [con la normativa comunitaria] de las medidas temporales de emergencia en el mercado de la electricidad notificadas por los Estados miembros”, asegura el nuevo texto de conclusiones. “Al evaluar dicha compatibilidad, la Comisión también se asegurará, mediante un procedimiento acelerado, de que se cumplen las siguientes condiciones: las medidas reducen los precios del mercado de electricidad al contado para las empresas y los consumidores y no afectan a las condiciones de los intercambios en una medida contraria al interés común. Al realizar esta evaluación, se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”.
La cumbre de la guerra —con Bruselas reconvertida en el “centro del mundo libre”, en palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen— ha mudado la piel en su segunda jornada. Una vez se ha marchado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y zanjados ya los asuntos de Ucrania y las sanciones contra Rusia, la reunión de los Veintisiete se ha reconvertido en un encuentro monotemático sobre la crisis de los precios de la energía. España ha jugado en esta ocasión el papel protagonista, y finalmente ha logrado buena parte de sus objetivos.
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