Las cifras de la vergüenza y el dolor no dejan de aumentar en Canadá. Las autoridades de la reserva Keeseekoose, ubicada en la provincia de Saskatchewan y habitada por miembros del pueblo saulteaux, anunciaron el hallazgo de 54 tumbas sin marcar en terrenos pertenecientes a dos antiguos internados para niños indígenas. 42 fueron descubiertas en predios del centro Fort Pelly y 12 en el de St. Philip. “No se trata de casos aislados, sino de muertes que se ocultaron. Alguien debe responder por esos actos”, señaló Lee Kitchemonia, jefe de la reserva, en conferencia de prensa.
Kitchemonia afirmó que ha sido muy difícil para su comunidad saber que estas tumbas se encontraban cerca de donde realizan muchas de sus actividades cotidianas. “Es muy hiriente por la forma en que las escondieron”, agregó. El descubrimiento en esta zona de Saskatchewan es el quinto de este tipo. El pasado mayo, 215 tumbas sin marcar fueron halladas en Kamloops (Columbia Británica). En junio, tocó el turno a 751 en el antiguo internado de Marieval (Saskatchewan). Pocas semanas después, se sumaron 182 en terrenos de St. Eugene’s Mission (Columbia Británica). A finales de enero, fueron descubiertas 93 en St. Joseph’s Mission (Columbia Británica).
La red de internados canadienses para niños indígenas estuvo integrada por 139 centros. El primero abrió en 1883; el último cerró en 1996. Su financiamiento corrió a cargo del Gobierno federal, mientras que su administración estuvo en manos de comunidades religiosas (católicas en su mayoría). Unos 150.000 menores autóctonos pasaron por estas instituciones. En 2019, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación estableció que 4.134 niños fallecieron en estos centros. Sin embargo, algunos expertos calculan más de 6.000 decesos. Justin Trudeau, primer ministro canadiense, declaró en julio pasado: “El mayor error que ha cometido este país es la asimilación forzosa de los menores indígenas a través de los internados”.
Ted Quewezance, antiguo líder de la reserva Keeseekoose y coordinador del equipo de búsqueda, indicó que los hallazgos fueron posibles gracias a un radar de penetración terrestre. Quewezance señaló que han circulado historias sobre estas muertes durante décadas en su comunidad. “Todos sabíamos que íbamos a encontrar tumbas”, apuntó. El internado Fort Pelly estuvo abierto de 1895 a 1913, mientras que el de St. Philip operó de 1928 a 1969. Ambos fueron administrados por congregaciones católicas.
Marc Miller, ministro federal de relaciones de la Corona con los grupos indígenas, calificó este descubrimiento como un “doloroso recordatorio” del trauma permanente creado por los internados. Por su parte, Scott Moe, primer ministro de Saskatchewan, dijo que la provincia está de luto y ofreció todo su apoyo a las comunidades autóctonas.
Donald Bolen, arzobispo de Regina (capital de esta provincia), estuvo presente en la rueda de prensa. “Necesitamos escuchar sus historias. Siento sus emociones y su dolor. Lamento de verdad los abusos, el racismo y el trauma intergeneracional que han sufrido”, expresó a los habitantes de la reserva. Una delegación integrada por líderes indígenas y miembros de la Conferencia de obispos canadienses se reunirá en el Vaticano con el papa Francisco a finales de marzo. Los grupos autóctonos del país piden que el Pontífice se disculpe por el papel de la Iglesia en los internados. El encuentro estaba agendado el pasado diciembre, pero fue reprogramado debido a la rápida propagación de la variante ómicron.
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