El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha celebrado la noche del lunes (horario de Nueva York) una reunión convocada de urgencia para tratar la situación en Ucrania. En ella, la mayor parte de los 15 miembros del Consejo, encabezados por Estados Unidos, han denunciado el reconocimiento del presidente Vladímir Putin, hecho público horas antes, de la independencia de las autodenominadas “repúblicas populares de Donetsk y Lugansk”, así como la decisión de desplegar tropas en la zona. Han considerado esas medidas como una violación de la ley internacional y de los fundamentos de Naciones Unidas. La reunión, solicitada por Ucrania, que no forma parte del Consejo, estaba presidida por Rusia, uno de los cinco miembros permanentes.
Linda Thomas-Greenfield, representante de Estados Unidos ante la ONU, ha definido las últimas decisiones de Putin como un “claro ataque, sin que haya mediado provocación alguna”. “Les llaman fuerzas del mantenimiento de la paz, y eso es un sinsentido”, ha añadido Thomas-Greenfield en referencia al modo en el que el Kremlin ha justificado un despliegue militar. “Todos sabemos lo que son en realidad”.
Al término del encuentro, que ha durado una hora y media, Thomas-Greenfield ha anunciado a los periodistas presentes que Washington, en coordinación con sus aliados, impondrá este martes sanciones a Moscú por “atentar contra la soberanía de Ucrania”, según informa la agencia Reuters.
Antes, ha hablado la secretaria general adjunta de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos, Rosemary Di Carlo, que ha sentenciado que “el riesgo de un conflicto a gran escala es real y necesita ser prevenido a toda costa”. Los argumentos de la embajadora estadounidense han sido compartidos por varios de los países presentes, de México (que se ha dicho comprometido “con la integridad territorial de Ucrania”) a India, y de Francia (que ha definido lo ocurrido este lunes “como una violación de la Carta de las Naciones Unidas”) al Reino Unido, cuya embajadora, Barbara Woodward, ha prometido “severas consecuencias económicas para Rusia”. Estados Unidos y sus aliados consideran que la decisión de Putin constituye una ruptura de los acuerdos de Minsk y una violación de la Resolución 2202 (2015) del Consejo de Seguridad.
Vasily Nebenzya, representante ruso ante la ONU, ha dicho, tras escuchar todas las críticas e ir dando paso a los intervinientes, incluido al embajador ucranio, que su país “sigue abierto a la diplomacia”, pero que no permitirá “un baño de sangre en el Donbás [región que comprende Donetsk y Lugansk]”. “[Reconocer a los territorios separatistas] no es algo que hayamos decidido súbitamente”, ha añadido, antes de pedir a los países occidentales que “se lo piensen dos veces” y que “no empeoren con sus decisiones la situación en Ucrania”.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
“Estamos en nuestra tierra. No le tenemos miedo a nada ni a nadie. No le debemos nada a nadie y no regalaremos nada a nadie”, ha aseverado Sergiy Kyslytsya, representante ucranio, en una intervención desafiante. “No debe haber ninguna duda”.
En un ejercicio de equilibrismo diplomático, Zhang Jun, el enviado de Pekín, ha optado por suavizar el tono de las intervenciones previas. “Todas las partes involucradas deben actuar con moderación y evitar cualquier acción que pueda alimentar las tensiones”, ha dicho. “Llamamos a los implicados a que continúen el diálogo y busquen soluciones razonables para abordar las preocupaciones de los demás, sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo”.
Por la tarde, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había avanzado una orden ejecutiva para prohibir “las inversiones, el comercio y la financiación de personas estadounidenses hacia, desde o en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk”. Esas primeras medidas, ha recordado Thomas-Greenfield, preceden a las sanciones “rápidas y severas” con las que viene amenazando Biden hace semanas si “Rusia decide entrar en Ucrania”. “[Putin] está poniendo a prueba nuestro sistema internacional, para ver hasta dónde puede llegar”.
La noche del lunes, poco antes de que comenzara la reunión en la ONU, el Departamento de Estado de Estados Unidos había decidido sacar de Ucrania rumbo a Polonia a sus diplomáticos. Washington había ordenado la semana pasada el cierre de su Embajada en Kiev para reubicarla, en una versión reducida, en Lviv, ciudad cercana a la frontera con Polonia, y, por lo tanto, más alejada del este del país, que linda con Rusia. “Por razones de seguridad, el personal del Departamento de Estado que se encuentra actualmente en Lviv pasará la noche en Polonia”, ha escrito el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado enviado a la prensa en la noche del lunes. “Nuestro personal regresará regularmente para continuar su trabajo diplomático en Ucrania y brindar servicios consulares de emergencia. Continuarán apoyando al pueblo ucranio y al Gobierno ucranio, coordinando los esfuerzos diplomáticos. El compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania frente a la agresión de Rusia es inquebrantable. El hecho de que estemos tomando precauciones, como hacemos habitualmente en todo el mundo, no socava en modo alguno nuestro apoyo a Ucrania o nuestro compromiso con Ucrania”.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
0 Comments:
Publicar un comentario