El Gobierno francés anunció en la noche del lunes, tras una reunión de más de cinco horas entre los presidentes de Francia y Rusia, que Emmanuel Macron había logrado arrancar a Vladímir Putin la promesa de que Rusia “no emprenderá nuevas iniciativas militares”. Apenas unas horas después, el Kremlin no solo lo ha negado tajantemente, sino que también ha recalcado que Francia no es el interlocutor correcto porque ni siquiera lidera la OTAN. “En esencia, es falso. Moscú y París no pudieron cerrar ningún pacto. Simplemente, es imposible”, ha comentado a la prensa el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.
Macron se reunió con Putin en Moscú como parte de una gira diplomática que incluye otro encuentro este martes con el líder ucranio, Volodímir Zelenski. Ambos mandatarios ofrecieron una rueda de prensa en la que no se comentó ningún tipo de pacto o concesión, salvo que volverían a dialogar próximamente para abordar lo que logre arrancar de Kiev el líder francés. No obstante, fuentes de El Elíseo dijeron poco después que Moscú se comprometía a no adoptar nuevas iniciativas militares, “lo que permite contemplar una desescalada”.
“Francia ocupa la presidencia de los países de la Unión Europea. Francia es miembro de la OTAN, donde París no ostenta el liderazgo. En este bloque el liderazgo lo tiene otro país. ¿De qué acuerdos podemos discutir?”, se preguntó retóricamente el portavoz del Kremlin ante las noticias de un supuesto pacto.
París también aseguró que Moscú se había comprometido a retirar sus 30.000 soldados de Bielorrusia una vez concluyan los ejercicios militares programados entre el 9 y el 20 de febrero. El Kremlin ha insistido estas últimas semanas en que así lo hará, y Peskov lo reiteró una vez más este martes. “Nadie ha dicho nunca que las tropas rusas permanecerían en Bielorrusia. Esto nunca ha sido discutido. El Estado de la Unión [entidad supranacional entre Rusia y Bielorrusia] realiza ahora un ejercicio militar y, una vez completado, las fuerzas volverán seguro a sus bases”, agregó Peskov.
Nuevas maniobras
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En cualquier caso, la actividad militar rusa no para. A los ejercicios bielorrusos se han sumado en los últimos días armas de largo alcance como baterías de misiles antiaéreos S-400 y cazas de cuarta generación Su-35. Y el Ministerio de Defensa ha anunciado nuevas maniobras poco después de acabar la reunión de Macron y Putin. Estas tendrán lugar en el sur del país, en zonas cercanas a Ucrania como las regiones de Volgogrado y Stavropol, así como en las repúblicas del Cáucaso y en Abjasia y Osetia del Sur. Todos estos territorios son reclamados por Georgia, otra exrepública soviética a la que Moscú veta su entrada en la OTAN dentro de las garantías de seguridad que exige a Washington y Bruselas. Estos ejercicios durarán varias semanas e incluyen entrenamientos de armas combinadas con misiles, carros de combate y navíos.
Asimismo, las fuerzas armadas rusas han anunciado también que seis grandes navíos de desembarco de las flotas del Báltico y del Norte atraviesan los estrechos del Bósforo y los Dardanelos en su rumbo al Mar Negro. Un día antes llegaron al Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar un crucero, una fragata y otro navío antisubmarinos; y una semana antes también accedieron al Mediterráneo a través del canal de Suez otra flotilla liderada por otro crucero.
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