Alemania se mantiene firme en su decisión de no enviar armas a Ucrania, pese a la escalada de tensión por la presencia de decenas de miles de tropas rusas junto a su frontera y a las críticas de las autoridades de Kiev, que se consideran abandonadas por Berlín.
El canciller alemán, Olaf Scholz, respondió el martes a las acusaciones de falta de solidaridad asegurando que Alemania “ha hecho mucho para apoyar el desarrollo económico y democrático” de la antigua república soviética. En la cuestión del armamento, sin embargo, no habrá marcha atrás pese a que tanto Estados Unidos como el Reino Unido y los países bálticos están dando apoyo militar a Kiev. Berlín se queda cada vez más aislado en su veto. “Alemania decidió hace años no enviar armas letales a zonas de conflicto”, zanjó Scholz en una conferencia conjunta con el presidente francés, Emmanuel Macron.
A la tradicional reticencia alemana a la exportación de armamento a países en guerra se suma el hecho de que el veto figura también en el acuerdo de coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales. Scholz recordó que la negativa tiene también una dimensión histórica que se justifica por “los acontecimientos de las últimas décadas”. El canciller aseguró que Kiev puede contar con Berlín como ha hecho hasta ahora y recordó el compromiso alemán de mantener a Ucrania como país de tránsito de gas. En las últimas semanas Scholz se ha mostrado a favor de paralizar la puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2, controlado por la empresa estatal rusa Gazprom, en caso de ataque.
La situación en Ucrania es “grave”, coincidieron ambos mandatarios, reunidos en Berlín. El mensaje que trasladaron fue de unidad, aunque Macron empleó un tono más firme que su homólogo. “El precio será muy alto” se escuchó tanto en francés como en alemán. Vladímir Putin tiene que saber a qué se expone si pasa de la amenaza al ataque contra la integridad de Ucrania, aseguraron ambos líderes, que apostaron también por mantener las conversaciones con el Kremlin en todos los formatos posibles.
“Nunca abandonaremos el diálogo con Rusia”, aseguró Macron, que enumeró los distintos foros en lo que las potencias occidentales mantienen contactos y reuniones con Moscú: con Estados Unidos, la OTAN, la OSCE, la UE o el conocido como formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania). “Todas y cada una de estas vías deben ser explotadas hasta el final para llegar al objetivo de la desescalada con respecto a Ucrania”, subrayó el presidente francés.
Diálogo “difícil”
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A preguntas de los periodistas sobre el papel de Europa en las conversaciones y del protagonismo de Washington en el diálogo con el Kremlin, Macron insistió en que este último formato es “algo positivo”, pero deslizó que todavía no ha dado ningún resultado claro. Reconoció asimismo que los resultados del formato de Normandía tampoco han estado “a la altura del esfuerzo” que le han dedicado sus participantes. “El diálogo con Rusia siempre es difícil”, constató. Este miércoles se producirá una nueva reunión del formato de Normandía.
Ninguno de los dos mandatarios se atrevió a calificar cuáles son las auténticas intenciones de Putin en el conflicto de Ucrania. “No creo que tenga sentido especular sobre las intenciones de terceros más allá de lo que han dicho en público”, contestó un comedido Scholz. Sin hacer predicciones, Macron sí se extendió en el peligro que supone Rusia para la seguridad europea. “Se están multiplicando los actos de desestabilización contra Estados soberanos que antes formaron parte de la Unión Soviética”, aseguró, y mencionó ejemplos de ofensivas híbridas protagonizadas por Moscú, como los ciberataques, la amenaza migratoria y las maniobras militares. “Rusia se está convirtiendo en una potencia desestabilizadora”, aseguró.
Macron está dispuesto a pedir “aclaraciones” sobre las intenciones de Rusia hacia Ucrania en una llamada telefónica que mantendrá con Putin el viernes. De esa cita de mediación espera “un diálogo con voluntad de exigencia y lucidez”, aseguró. La conversación se enmarca dentro de la estrategia europea de apostar por el diálogo constante con Rusia y por acelerar la vía diplomática en busca de una salida a la crisis. En un primer momento, Moscú anunció que participaría en la conversación el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, pero posteriormente modificó la información. La cita con Scholz ha permitido al presidente francés coordinar su posición con Alemania después de la videoconferencia que mantuvieron los principales líderes europeos con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el lunes por la noche.
Mientras prosiguen los esfuerzos diplomáticos para evitar un conflicto bélico junto a la frontera oriental de la UE, la OTAN ha anunciado que sus aliados están poniendo sus fuerzas en “estado de alerta” y enviando barcos y aviones de combate hacia la zona para reforzar el flanco oriental de la alianza. Estados Unidos tiene a 8.500 soldados en “alerta máxima” para un posible despliegue en las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania). España enviará en febrero cuatro cazas a Bulgaria, una contribución a las misiones internacionales en las que participa Madrid ya prevista anteriormente.
Los planes se conocieron al mismo tiempo que EE UU autorizaba a todo su personal no esencial la salida de Ucrania y recomendaba a sus ciudadanos que abandonen el país, en un movimiento que parece indicar la inminencia del ataque, o al menos el convencimiento que tienen tanto Washington como Londres de que se va a producir. También el Reino Unido ha adoptado esta medida, a diferencia de la UE, que afirma no verlo necesario. Rusia, por su parte, mantiene que la escalada de tensión obedece a la “histeria informativa” de Estados Unidos y la OTAN.
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