Ucrania apoya la senda de Estados Unidos y la OTAN para rebajar la tensión con Rusia. El ministro de Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba, aseguró el miércoles que el Gobierno no se opone a las propuestas enviadas a Rusia —a las que ha tenido acceso EL PAÍS—, que incluyen planes de desarme y prometen no desplegar tropas y misiles estadounidenses en Ucrania. Washington y la Alianza Atlántica condicionan el éxito de las negociaciones y los planes a que Rusia, que ha concentrado unos 130.000 soldados a lo largo de las fronteras con Ucrania, inicie una desescalada. Además, inciden en sus documentos entregados a Moscú la semana pasada por el embajador estadounidense en Rusia, John Sullivan, en que la política de puertas abiertas de la OTAN no es negociable.
“Si bien Estados Unidos no tiene misiles ni unidades de combate en Ucrania” —apuntó Dmytro Kuleba— “Rusia tiene ambos”, añadió el titular de Exteriores en una videoconferencia en la que recordó que Ucrania lleva en guerra ocho años en la región del Donbás contra los separatistas que reciben el apoyo político y militar de Rusia. Moscú se anexionó en 2014 la península ucrania de Crimea con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional y que ha convertido ese territorio estratégico en una “fortaleza militar”, según los observadores.
“Si esta propuesta se acepta de manera recíproca, eso implicará que Rusia tiene que retirarse. Así que no tenemos objeciones contra la idea de que Rusia retire sus fuerzas, su personal y sus armas del territorio de Ucrania”, añadió el ministro sobre la respuesta de la OTAN y Estados Unidos a las exigencias de Rusia, que demanda un repliegue de la Alianza a las posiciones que ocupaba en 1997, que retire su invitación de membresía a Ucrania y a Georgia y que no opere en Europa del Este, Asia Central y el Cáucaso, que considera parte de su esfera de influencia.
Ucrania y Estados Unidos —el interlocutor que Rusia ha elegido, ignorando a la Unión Europea, pese a que la retórica del Kremlin y la concentración militar han causado una crisis de seguridad mayúscula en el Viejo Continente— están en la misma página, dijo Kuleba.
El Gobierno de Kiev también comparte visión con Washington y sus socios a la hora de evaluar la escalada rusa. Y eso pese a que el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se ha esforzado estos días por rebajar las alarmas elevadas por Joe Biden y la Casa Blanca, que han asegurado que tienen información de que Moscú puede lanzar otra agresión militar contra Ucrania “de forma inminente”. “Ucrania y nuestros socios, incluido Estados Unidos, no tienen ninguna diferencia al evaluar los riesgos de la escalada rusa actual”, dijo Kuleba. “El tono de voz de nuestros mensajes puede sonar diferente, pero la evaluación real es la misma: todo es posible y debemos prepararnos para cada escenario posible”, añadió el titular de Exteriores ucranio, que agradeció a sus aliados occidentales el apoyo diplomático y los envíos de armas y asistencia en defensa.
“Plan a, desestabilizar”
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Kiev cree que las tropas acumuladas aún son “insuficientes” para una operación militar a gran escala. Sin embargo, advirtió Kuleba, hay otros escenarios y “otros medios”, como ataques cibernéticos u organización de disturbios. El plan a del Kremlin es “desestabilizar” Ucrania, ha insistido el ministro de Exteriores.
El país trata de reforzar su defensa con envíos de armas de sus socios. Ucrania, con 44 millones de habitantes, ha triplicado su presupuesto para defensa desde 2013 y ha recibido fondos, préstamos y armas de Estados Unidos y del Reino Unido, pero sus cifras y su Ejército no son comparables a los de Moscú. Kiev, dijo Kuleba, necesita armas defensivas para apoyar los “esfuerzos diplomáticos”. Por ahora, esa “diplomacia enérgica” está ayudando a disuadir la amenaza de una ofensiva militar.
El Gobierno de Volodímir Zelenski, un antiguo actor cómico que arrasó en las elecciones de 2019 con un discurso anticorrupción y la promesa de parar la guerra en el Este, en la que han perdido la vida unas 14.000 personas, según estimaciones de la ONU, está recibiendo estos días a una agitada nube de líderes de la OTAN en Kiev, que pretenden visibilizar su apoyo. Ucrania quiere, sin embargo, que se termine esa “ambigüedad” sobre las perspectivas de lazos e integración del país hacia la vía euroatlántica. “Es hora de acabar con la ambigüedad dañina que sirve como tentación para que el Kremlin continúe con sus intentos de socavar a Ucrania o revertir su curso contra la voluntad del pueblo ucraniano”, ha dicho Kuleba.
Tras la independencia de Rusia en 1991, con el derrumbe de la Unión Soviética, Ucrania ha tratado de seguir su propio camino. En 2013, las protestas europeístas y contra la corrupción consolidaron ese viraje hacia la UE y la amenaza rusa, con la anexión de Crimea y la guerra del Donbás, ha terminado de escorarlo hacia la OTAN. Rusia, mientras, quiere mantener a la antigua república soviética bajo su manto. Ucrania apenas ha avanzado en su camino de acceso a la OTAN desde que recibió la invitación en 2008. “Un fracaso de Occidente en Ucrania enviará un mensaje a todo el mundo de que Occidente es incapaz de defender sus principios fundamentales y, por lo tanto, incapaz de defenderse a sí mismo”, ha advertido Kuleba.
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