La «diplomacia turquesa», el compromiso ambiental que impulsa Chile
- junio 8, 2022
El mismo día en que fue designada en el cargo, la canciller chilena, Antonia Urrejola, usó en un mensaje publicado en Twitter un concepto hasta entonces desconocido, pero que se ha convertido en un pilar fundamental en la política exterior y ambiental del nuevo Gobierno: la «diplomacia turquesa».
Acuñado hace solo un año por un centro de pensamiento chileno, el presidente del país, Gabriel Boric, impulsará este nuevo concepto en la Cumbre de las Américas y hablará de la necesidad de abordar de manera «interconectada» los problemas ambientales tanto en la tierra como en el mar.
«Es el sello distintivo con el que el presidente busca relevar la contribución de Chile en la protección de los ecosistemas marinos y terrestres«, aseguró a Efe el politólogo Cristóbal Bywaters, director de Nueva Política Exterior y «padre» del término junto a los ambientalistas Pedro Glatz y Camila Carrasco.
El turquesa procede precisamente de la mezcla entre el verde, el color de la biodiversidad terrestre, y el azul, asociado a los océanos.
ALIADOS CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Boric, quien llegó al poder en marzo con una ambiciosa agenda ecologista, presentará el jueves en el marco de la cumbre la coalición «Américas por la Protección del Océano», que busca establecer un gran corredor marino a lo largo del Pacífico americano y a la que ya se adhirió Canadá.
«La idea es crear una gran reserva desde Canadá a las Islas de Chiloé, con reservas conectadas entre sí. Esa ruta es además la que toman las ballenas», explicó Urrejola a Efe antes de viajar junto al mandatario a Los Ángeles.
Para la coordinadora de Campañas de Greenpeace, Estefanía González, «los corredores marinos son muy importantes porque las especies marinas no distinguen entre soberanías de un país u otro», pero es necesario esperar a ver el «alcance» de la coalición.
En la misma línea se manifestó el director para América Latina de NatGeo Pristine Seas, Alex Muñoz, quien recordó que «por demasiado tiempo el mar quedó relegado de las políticas medioambientales».
«Un océano sano puede ser el mejor aliado de la humanidad para garantizar la seguridad alimentaria y una herramienta eficaz contra el cambio climático«, apuntó a Efe.
Según la ONU, los océanos absorben alrededor del 30 % del dióxido de carbono producido por los humanos, mitigando así las consecuencias del calentamiento global.
«Siempre se habla de que los bosques son los grandes pulmones del planeta, pero los océanos también lo son», agregó a Efe González.
La sobreexplotación pesquera, la contaminación por plásticos y la desprotección de hábitats especiales, principalmente los que se sitúan cerca de la costa, son las principales amenazas de los océanos, según los expertos.
«DIPLOMACIA DE NICHO»
Chile, con casi 6.500 de kilómetros de costa, tiene alrededor del 44 % de su Zona Económica Exclusiva (ZEE) bajo algún grado de protección y alberga parques marinos únicos en el mundo como Juan Fernández, Nazca Desventuradas y Motu Motiro Hiva.
«Por muchos años Chile depredó su mar. Afortunadamente, en la última década, cambió su visión y creó los parques marinos completamente protegidos más grandes de Latinoamérica», afirmó Muñoz, de NatGeo.
La mayor parte de esta protección, sin embargo, afecta a islas oceánicas, «dejando una gran deuda con las zonas costeras», lamentó por su parte a Efe Liesbeth van der Meer, directora de Oceana Chile.
«Por gran parte de nuestra costa se desplaza la Corriente de Humboldt, responsable de la gran riqueza marina del país», añadió.
La «diplomacia turquesa» que busca impulsar Boric se enmarca dentro de las llamadas «diplomacias de nicho», estrategias que usan países pequeños y medianos para visibilizarse en el mundo y cultivar estatus internacional, según Bywaters.
Canadá, por ejemplo, destaca por su contribución al desminado humanitario, mientras que Noruega se ha especializado en la mediación en conflictos.
«Chile, en su momento, fue el campeón del libre comercio con la firma de decenas de tratados. Con una buena y creativa gestión —concluyó Bywaters—, la diplomacia medioambiental puede ser a la política exterior chilena lo que en algún momento fueron los TLC».
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