Achaques de la edad, el lastre que sufren los mayores

El jefe del servicio de Geriatría de Quiró—nsalud Valencia, Juan Ramón DomeŽnech,junto a la doctora Erika Torres, coordinadora del Servicio de Neurociencias Quiró—nsaludTorrevieja y Alicante, durante los Diálogos Efe "Enfermedades neurodegenerativas: La lucha contra el envejecimiento", celebrado en el Ateneo de Valencia. EFE/Ana Escobar

Achaques de la edad, el lastre que sufren los mayores y que es evitable con un buen diagnóstico

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Las personas mayores no están obligadas a pasar sus últimos años de vida padeciendo lo que tradicionalmente se han considerado como «achaques de la edad», que acaban limitando su capacidad funcional y acelerando su dependencia, con el elevado coste sanitario y social que eso supone para ellos y sus familias.

Un buen diagnóstico y una intervención precoz en base a una atención multidisciplinar evita en muchos casos que esas personas mayores tengan que convivir con una serie de síntomas o síndromes que pueden tener tratamiento e incluso «duplicar su calidad de vida», según se ha puesto de manifiesto en los Diálogos Efe «Enfermedades neurodegenerativas: La lucha contra el envejecimiento», organizado por Efe y Quirónsalud.

El reto sanitario es «cumplir años pero cumplirlos con calidad», asegura el doctor Juan Ramón Doménech, jefe del servicio de geriatría de Quirónsalud Valencia, quien indica que se prevé que la esperanza máxima de vida sea de 120 o 130 años y que en 2040 España sea el país más envejecido del mundo superando a Japón. Esto «requerirá ajustes en políticas sociales, económicas y sanitarias», advierte.

La doctora Silvia Forcano, vicepresidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría, alerta de que las personas mayores, además de tener patologías clásicas -cardiacas, osteomuscularese o neurodegenerativas-, tienen los llamados «síndromes geriátricos», que se van acumulando a lo largo de los años y «son los que verdaderamente impactan negativamente en su capacidad funcional y en su calidad de vida».

Tratamiento multidisciplinar

Para Erika Torres, coordinadora del Servicio de Neurociencias Quirónalud Torrevieja y Alicante, el trabajo de políticas sociales y sanitarias debe ir dirigido, sobre todo, a la prevención, porque en edades avanzadas la incidencia y prevalencia de las enfermedades neurodegenerativas «es muy alta».

Subraya, en este sentido, que la Unidad de Neurociencias Avanzadas de Quirónsalud Torrevieja está conformada por un equipo multidisciplinar en el que, afirma, «queremos hacer un diagnóstico precoz y educar tanto al paciente como a sus familiares para que puedan entender la patología, manejarla y así evitar la desestructuración que muchas de estas patologías generan en las familias».

También María José Torres, especialista en Medicina Nuclear del Hospital Quirónsalud Torrevieja, considera que el objetivo es «diagnosticar lo más pronto posible», para comenzar los tratamientos y que puedan tener durante el mayor tiempo posible una mejor calidad de vida.

El valor del diagnóstico precoz

Destaca que el envejecimiento hace necesario «un replanteamiento multidisciplinar y que tanto para el Parkinson como para el Alzheimer hay diferentes técnicas de medicina nuclear para realizar un diagnóstico precoz y preciso.

Cita por ejemplo el PET amiloide en el Alzheimer que permite detectar los depósitos de proteína beta amiloide en el cerebro, primer signo medible de Alzheimer, así como el PET FDG que detecta daño neuronal y, según en qué zonas se localiza, permite realizar un diagnóstico entre diferentes tipos de demencias.

Alzheimer y Parkinson son las enfermedades neurodegenerativas más prevalentes, y en el caso de la segunda, la media de retraso en su diagnóstico es de ocho años, señala Forcano, que añade que esto se produce en muchos casos por el denominado «edadismo», que es atribuir al propio envejecimiento determinadas alteraciones secundarias a enfermedades como las que estamos tratando».

Esta práctica, además de suponer una discriminación por edad, genera malos resultados en salud, fundamentalmente por la pérdida de calidad de vida, ya que «no hay por qué vivir con esa maleta de achaques».

La importancia de concienciar a la sociedad sobre los «achaques de la edad»

«La edad existe y condiciona muchos cambios, pero no se puede atribuir determinadas patologías a la edad», insiste Forcano, y en el mismo sentido se manifiesta Domenech, para quien «es importante concienciar a la gente de que no hay que dar por hecho que tienes que asumir ese deterioro» ni que todo lo que le ocurre a una persona mayor es fruto de la edad.

A juicio de Erika Torres, si el paciente piensa que lo que lo que le ocurre es por la edad, «ni siquiera se plantea reclamar un segundo diagnóstico», cuando existen herramientas para poder hacer un buen diagnóstico, y al respecto, Forcano asevera que es «fundamental que sepan que no tienen por qué vivir con estas patologías y que lo reclamen donde toca».

Según Doménech, «la edad cronológica es la que nos dice el DNI pero la edad biológica es la que indica la salud, que es lo que medimos con una valoración multidisciplinar, incluyendo enfermedades y síndromes geriátricos. Normalmente, estas dos edades no coinciden».

Prevención y trato individualizado

En su opinión, lo que más necesitan las personas mayores es prevención, ya que cuanto más transversal sea su tratamiento y esa prevención, «más tiempo podremos mantener una calidad de vida» que los mantenga independientes, lo que precisa un trato individualizado y la visión conjunta de múltiples profesionales para que la fragilidad no llegue a dependencia.

Aunque enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson no tienen cura, sus síntomas pueden mejorar con distintos tratamientos, y en la Unidad de Neurociencias de Quirón Torrevieja «una de las cosa en las que ponemos mucho esfuerzo es en el tratamiento no farmacológico», señala Erika Torres.

Según indica, en el programa de deterioro cognitivo se hacen talleres con familiares y pacientes, hay una consulta de medidas higiénico-dietéticas donde se aborda la nutrición y el ejercicio físico. «Se les diseña específicamente un programa».

La anosmia (falta del sentido del olfato), la alteración del sueño REM, el estreñimiento o la gastroparesia con dolores estomacales son algunos síntomas no motores de pacientes con Parkinson, aunque cuando llegan a las consultas de neurología lo hacen por problemas motores o por sufrir un temblor, aunque este último puede confundirse con un efecto secundario de alguno medicamentos. EFE

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