La evacuación de los civiles a través de corredores humanitarios comienza a cuentagotas en Ucrania | Internacional



En Ucrania, tras tres días de compromisos incumplidos de un alto el fuego, el estruendo de las armas ha cesado este martes y ha dado lugar a las primeras vías de salida segura para los civiles acordadas por Kiev y Moscú en Sumi (noreste) y junto a Irpin, una localidad a las puertas de Kiev, a 25 kilómetros de la capital. Un pequeño grupo de 150 personas ha logrado salir de esas dos urbes a las nueve de la mañana de este martes, ha confirmado Oleksi Kuleba, gobernador de la región de la capital, que ha precisado que la evacuación de civiles proseguirá durante el resto de la jornada. El Ministerio de Exteriores ucranio ha difundido después en un tuit con imágenes de la salida en autobuses de este primer grupo de residentes de Sumi. Sin embargo, en Mariupol, en el sureste del país, la operación ha fracasado: el Gobierno ucranio ha denunciado que las tropas rusas han bombardeado un convoy de ocho camiones cargados con ayuda humanitaria y 30 autobuses que se dirigían a esa urbe bajo asedio desde hace días para recoger a civiles, el segundo fracaso del alto el fuego en tres días.

En Sumi e Irpin, las únicas ciudades donde las autoridades ucranias han confirmado ya la apertura de los pasillos seguros, la evacuación prosigue a cuentagotas y tiene previsto continuar hasta las ocho de la tarde, las nueve en Ucrania. Si se respeta el fugaz alto el fuego acordado, la tregua en la vía de evacuación de civiles habrá durado 11 horas. “Las personas discapacitadas, las embarazadas y los niños de los orfanatos tendrán la prioridad”, ha precisado el gobernador de Sumi, Dmitro Zhivitskiy, en una declaración en vídeo. La vice primera ministra del país, Iryna Vereshchuksaid, ha puntualizado que otros ciudadanos de esa localidad siguen a los autobuses del convoy de evacuación en sus coches particulares.

En Irpin, la ciudad situada a 25 kilómetros de Kiev donde un bombardeo ruso mató a una familia de cuatro personas-los padres y dos niños- el domingo, el cese de los combates este martes ha permitido que, de nuevo, los residentes de esta castigada localidad volvieran a aventurarse en las calles para tratar de escapar. “La ciudad está prácticamente en ruinas y en mi barrio no quedan apenas casas que no hayan sido bombardeadas”, explicó a Reuters una madre que sostenía a su bebé en brazos envuelto en una manta, con otra hija a su lado. “Ayer [por el lunes] fue el bombardeo más fuerte y las luces y el estruendo eran aterradores. Todo el edificio temblaba”, rememoró esta mujer, que ha emprendido el camino de la huida que dos millones de refugiados han tomado ya en dirección a los países vecinos, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El tuit del Ministerio de Exteriores ucranio sobre estos primeros grupos de evacuados precisa que el destino de las personas que han tomado el pasillo humanitario de Sumi es Poltava, otra ciudad ucrania a 175 kilómetros al sur. El lunes, Ucrania había acusado a Rusia de frustrar con sus bombardeos la salida de ciudadanos desde esa misma ciudad, así como desde Kiev, Mariupol, Járkov, Volnovaja y Mijolaiv, estas cuatro últimas algunas de las urbes más castigadas por el fuego y el asedio ruso. El Gobierno ucranio rechazó a su vez, tildándola de “inmoral”, la pretensión rusa de que una buena parte de estos corredores humanitarios tuvieran como destino Rusia o su aliado Bielorrusia.

Una obligación del Derecho Internacional Humanitario

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Los corredores humanitarios se utilizan para permitir a los civiles una vía segura para escapar de la guerra. Según el Derecho Internacional Humanitario, no se trata de una concesión de los contendientes, sino de una obligación legal, establecida en la 4ª Convención de Ginebra de 1949 y en sus protocolos adicionales de 1977, que obligan a las partes a proteger a los civiles en tiempo de guerra, facilitar su retirada en condiciones de seguridad y permitir el libre paso de alimentos, material médico y otros bienes esenciales. En principio, los corredores humanitarios o “pasillos seguros” consisten en un cese temporal de los combates para permitir la huida de la población civil por trayectos previamente acordados. El término se evocó por primera vez en los años noventa, durante la Guerra de Bosnia, en la antigua Yugoslavia, cuando Naciones Unidas estableció lo que definió como “áreas seguras” para que los civiles salieran de las zonas de guerra y, sobre todo, de las ciudades que, como sucede ahora en Ucrania, están bajo asedio. La Asamblea General de Naciones Unidas mencionó por primera vez de forma explícita estos corredores en 1990 en su resolución 45/100.

Aquel primer intento de Naciones Unidas en Bosnia pronto se reveló fallido. La ONU no tenía medios para dar seguridad a los civiles y los contendientes de aquella guerra no respetaron sus compromisos. Ese fracaso fue el primero de una serie de ellos. En un caso, el de Siria, en cuya guerra se implicó Moscú en apoyo del régimen de Bachar el Asad en 2015, Rusia rompió sus promesas de hacer callar a las armas para que los civiles huyeran en ciudades como Homs, Hama y Alepo, según denunciaron entonces los civiles sirios, una acusación secundada por las organizaciones internacionales. Organismos como el Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (CICR), que ahora media entre Rusia y Ucrania para permitir la salida de los civiles, son las encargadas de vigilar el cumplimiento del compromiso de respetar las vidas de la población civil.

Esa misma organización, el CICR, fue la que el lunes denunció que el supuesto “corredor humanitario” preparado por Rusia para los civiles de Mariupol, en el sureste de Ucrania, estaba plagado de minas. El director de operaciones de la organización, Dominik Stillhart, así lo afirmó en declaraciones a la cadena BBC.

Después de dos fracasos seguidos en tres días, esta localidad es uno de los puntos donde es más necesaria la evacuación de civiles que llevan días soportando condiciones críticas: sin agua ni luz y bajo bombardeos. En esa ciudad, un niño murió de sed este lunes, ha denunciado el ministro ucranio de Exteriores, Dmitro Kuleba, que ha asegurado que 300.000 personas “son rehenes” de las tropas rusas en esa urbe en la que testigos han descrito escenas de personas sedientas bebiendo agua de los charcos. El Ministerio de Defensa ruso ha asegurado este martes a la agencia Interfax que tanto el corredor humanitario de Mariupol, como los de Kiev, Chernigov (norte) y Járkov (este) están ya están abiertos.

Para el CICR y otras organizaciones internacionales, como Médicos sin Fronteras (MSF), los corredores humanitarios son un mal menor y, en ocasiones, incluso una trampa. El Derecho Internacional Humanitario obliga a proteger los civiles, estén donde estén, y los pasillos seguros sitúan a la población ante el ultimátum de huir cuándo y por dónde se les diga o morir en unos ataques que a menudo se recrudecen tras el cierre de estos corredores.

En un comunicado difundido el domingo, MSF recordaba que “tras su experiencia de décadas trabajando en guerras, sabemos que los corredores humanitarios ocasionales ayudan pero no son suficientes”, precisó Stephen Cornish, director general de la organización. “Varias veces hemos sido testigos de cómo se animaba a los civiles a salir a través de corredores de evacuación de civiles con límite de tiempo y, luego, los que no podían o no querían huir se encontraban con una violencia extraordinaria e indiscriminada desatada contra todos y todo lo que quedaba atrás”.

En Ucrania hay un gran número de personas que tienen dificultades para huir, o a quienes les resulta imposible, por ejemplo, los mayores. Uno de cada cuatro ucranios tiene más de 60 años, de acuerdo con un informe publicado esta semana por la organización humanitaria HelpAge. Muchas de estas personas tiene problemas de movilidad, así como una mayor resistencia a dejar su vida atrás. En su comunicado del domingo, Médicos sin Fronteras recordaba que los civiles “no deberían perder su condición” como tales incluso si prefieren quedarse o se ven imposibilitados de escapar. La organización reclama que los pasillos humanitarios no tengan plazos; que los civiles puedan huir con seguridad en cualquier momento. Esta y otras organizaciones han reiterado también que los corredores seguros no deberían servir para lavar la cara de quienes cometen crímenes de guerra.

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