La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la madrugada del jueves, con apoyo bipartito, una partida de ayudas para Ucrania dotada de 13.600 millones de dólares (12.300 millones de euros), dentro de un gran paquete de gasto por valor de 1,5 billones de dólares (1,4 de euros), que asegura la financiación del Gobierno federal hasta septiembre. Republicanos y demócratas votaron también, con una abrumadora mayoría, a favor de un proyecto de ley para vetar la importación de petróleo y gas procedente de Rusia, medida que ya ha sido impulsada por la Administración de Joe Biden y que convierte esta legislación en un símbolo de apoyo.
La invasión rusa de Ucrania ha suscitado una cohesión poco común entre conservadores y progresistas en el Capitolio estadounidense. Antes de que la Casa Blanca hubiese decidido el embargo de los hidrocarburos del gigante euroasiático, legisladores de uno y otro signo ya se habían puesto de acuerdo en una ley que prohibiera esas importaciones y que hubiese puesto a Biden en una situación complicada. Esa es la que salió adelante la noche del miércoles en la Cámara baja, con 414 votos a favor y 17 en contra, para su posterior debate en el Senado y firma final del presidente.
La partida de apoyo a Ucrania es de carácter militar y humanitario, con unos 6.700 millones de dólares (algo más de 6.000 millones de euros) en fondos para responder a la gran crisis de refugiados que ha desencadenado el conflicto —ya hay 2,2 millones de desplazados—, y ayudas económicas al país atacado, y alrededor de 6.500 millones (unos 5.900 millones de euros) para el apoyo militar del Pentágono.
Es el auxilio de Ucrania lo que ha ayudado a salvar el programa de gasto de 1,5 billones (1,4 de euros) dos días antes de que venciese la fecha límite de financiación del Gobierno federal, lo que ha evitado un cierre de la Administración federal, es decir, la suspensión de actividades no esenciales. El plan incluye fondos para combatir la violencia machista, aunque los demócratas han tenido que desistir de incluir el paquete de ayudas para la pandemia, de 15.600 millones de dólares (14.130 millones de euros) por disputas con los republicanos sobre su coste. El fondo, que el presidente Biden había reclamado al Congreso, debía servir para la compra de test, financiación de terapias y vacunas.
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