El Gobierno francés ha decidido este miércoles la disolución de un grupúsculo de ultraderecha señalado como el responsable de las agresiones contra un grupo de activistas antirracistas durante un mitin del candidato presidencial de extrema derecha Éric Zemmour. Según ha anunciado el ministro del Interior, Gérald Darmanin, los motivos de la decisión, fundamentada en un decreto aprobado en un Consejo de Ministros, son los llamamientos al “odio y la violencia” que hacían la veintena de miembros de la formación Zouaves Paris.
El grupúsculo “ultranacionalista”, creado en 2017, está en el “origen de numerosos y recurrentes actos violentos”, con un modus operandi estructurado en torno a acciones violentas como “combates callejeros contra individuos que no comparten su ideología” y acciones “dirigidas” contra fuerzas del orden en ocasiones como las manifestaciones antigubernamentales de los chalecos amarillos en 2018, argumenta la decisión el Gobierno.
Los Zouaves son además responsables de “propagar un discurso abiertamente racista” en el que se defiende “el concepto de superioridad de los ‘blancos” y hace constantes referencias a “las tesis defendidas por el Ku Klux Klan” y la difusión “de manera regular imágenes que retoman símbolos de la ideología neonazi” y de “naturaleza antisemita”.
La Fiscalía abrió en diciembre una investigación tras un incidente registrado durante el primer gran mitin político de Zemmour en las afueras de París en el que estuvieron involucrados varios miembros de la banda neonazi. Tal como recoge también el decreto de disolución, “el 5 de diciembre, miembros de los Zouaves Paris participaron en los actos violentos cometidos contra militantes de la asociación SOS-Racismo presentes en el mitin de Éric Zemmour en Villepinte. Su dirigente fue filmado mientras daba puñetazos a uno de los miembros de esa asociación y utilizando una silla como arma contra un segundo activista”. Otro de sus miembros fue grabado “estrangulando a un militante de SOS-Racismo”, mientras que otro “atacó a varios activistas con golpes ayudándose de un cinturón y lanzándoles otra silla”. Los Zouaves Paris “reivindicaron esos hechos en su cuenta de Telegram, añadiendo amenazas indisimuladas contra los antifascistas”, añade el escrito.
La acción violenta contra los activistas antirracistas, que comenzó cuando, en pleno mitin de Zemmour, varios jóvenes se subieron a sendas sillas y desvelaron sus camisetas con el mensaje “no al racismo”, llevó a la Fiscalía a anunciar la apertura de una investigación judicial por los hechos. Por su parte, Zemmour, que tiene un duro discurso antinmigrantes, dijo tras los acontecimientos que condenaba “todas las violencias”, pero eludió cualquier responsabilidad y acusó a los activistas antirracistas de “provocar”. Esos “perros rastreadores de subvenciones”, como los llamó, “no pintaban nada ahí”, sostuvo en una entrevista.
SOS-Racismo celebró en las redes sociales la “buena noticia” de la disolución de un grupo “muy violento de ultraderecha en el que gravitan militantes neonazis” y contra el que varios de sus miembros habían presentado una denuncia tras las agresiones en el mitin de Zemmour.
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