Gregory McMichael, antiguo policía de 66 años, y su hijo Travis, de 35, condenados a cadena perpetua por el asesinato del afroamericano Ahmaud Arbery, reconocieron este lunes por primera vez que acosaron al joven con un arma debido a su “raza y color”. La persecución acabó con la muerte Arbey a plena luz del día en el suburbio residencial de Brunswick, Georgia. Los McMichael cambiaron su declaración y confesaron el delito de odio en el marco de un acuerdo de culpabilidad con los fiscales federales, que incluía que cumplieran su sentencia a cadena perpetua en una prisión federal, consideradas menos duras que las estatales, durante los primeros 30 años. Sin embargo, una juez federal rechazó esta tarde el trato.
La familia de Arbery se presentó ante el tribunal de distrito en Brunswick para pedirle a la juez Lisa Wood que no aceptara el acuerdo. “Por favor, escúchenme: otorgarles a estos hombres las condiciones de encierro que prefieren va a terminar conmigo. Les da una última oportunidad de escupirme en la cara después de asesinar a mi hijo”, sostuvo Wanda Cooper-Jones, madre del joven de 25 años asesinado en febrero de 2020.
Arbery había salido a correr por ese barrio cuando los McMichael lo vieron pasar por delante de su casa. Los hombres pensaron que era un ladrón que había estado rondando por el barrio y lo persiguieron con armas en mano en una camioneta. Arbery no se detuvo cuando se lo ordenaron y consiguieron rodearle. Travis bajó del vehículo con una escopeta y, en una disputa por el arma, disparó tres veces al joven, que murió. “Un linchamiento a plena luz del día”, lo calificó la fiscalía estatal durante el juicio. “El Estado de Georgia ya les dio a estos hombres exactamente lo que se merecen. Por favor, déjenlo así”, agregó Cooper-Jones.
De momento, la decisión de la juez Wood solo afecta a Travis McMichael, quien enfrentará un juicio la próxima semana por cargos federales de delitos de odio. Está previsto que se pronuncie más tarde sobre la solicitud de Gregory McMichael, quien también cambió su declaración y reconoció la culpabilidad como parte de un acuerdo con los fiscales. Ambos fueron condenados por asesinato en noviembre pasado en un tribunal estatal en Brunswick. Su vecino William “Roddie” Bryan, quien grabó la persecución desde otra camioneta y presenció los disparos, también fue condenado a cadena perpetua, pero obtuvo el derecho a libertad condicional.
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