La oposición venezolana confirma su triunfo en el feudo de la dinastía Chávez | Internacional



La oposición venezolana volvió a ganar en el estado de Barinas. El candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, Sergio Garrido, resultó electo gobernador en la repetición de los comicios que ordenó el Tribunal Supremo tras anular la victoria del opositor Freddy Superlano en las regionales del pasado 21 de noviembre, una juagada que le ha salido mal al chavismo. El triunfo lo obtuvo con 57,6% de los votos, una ventaja de 16 puntos y una participación de más de la mitad del electorado, según el escueto reporte que dio el Consejo Nacional Electoral.

El resultado se conoció inicialmente por la declaración del perdedor Jorge Arreaza, exyerno de Hugo Chávez que fue promovido por el Gobierno. “Barinas querida. La información que recibimos de nuestras estructuras del PSUV indican que, aunque aumentamos en votación, no hemos logrado el objetivo. Agradezco de corazón a nuestra heroica militancia. Seguiremos protegiendo al pueblo barinés desde todos los espacios”, escribió en un tuit pasadas las 10 de la noche, cuando el CNE todavía no anunciaba los resultados.

Luego del reconocimiento de Arreaza, Sergio Garrido y Freddy Superlano dieron una conferencia de prensa en la que confirmaron su victoria. “Barinas ha dado un ejemplo de cómo podemos salir de los obstáculos en unidad”, dijo Superlano, quien asumió como jefe de breve campaña luego de que le despojaran el triunfo en noviembre y lo inhabilitaran.

La oposición venezolana logra una importante victoria, frente al apabullante poder del chavismo. No solo ha puesto fin a la dinastía de los Chávez, que gobernaban el Estado desde hace 20 años, sino que también ha desafiado al Gobierno en todas sus maniobras para intentar torcer los resultados que comenzaron con la anulación de la victoria de Superlano. Sergio Garrido ganó contra todo el derroche de recursos del Estado dirigido por varios ministros de Nicolás Maduro, que se instalaron en Barinas para empujar a su candidato. Las nuevas elecciones se celebraron un enorme despliegue militar y policial de más de 25 mil funcionarios para poco menos de mil mesas de votación, que fue considerado una intimidación. El chavismo repartió neveras y electrodomésticos y abasteció a la región con la gasolina y el gas que escasean en todo el país.

Barinas se suma a Zulia, Guárico y Nueva Esparta entre las gobernaciones ganadas por la oposición, más un tercio de las alcaldías. La elección en Barinas se convirtió en un objetivo común para la oposición, en medio divergencias en la plataforma de apoyos al liderazgo de Juan Guaidó. Dirigentes nacionales de distintos partidos opositores se sumaron a la campaña de Garrido.

Ahora el resultado sirve de base para un cambio de dirección en la estrategia opositora, debilitada por sus fracasos en la búsqueda de una transición política en Venezuela y desdibujada por abstenerse en los comicios de los últimos años. El triunfo de Barinas en un segundo intento los fortalece de cara al escenario electoral de las presidenciales de 2024 o un posible revocatorio a Maduro que algunos sectores promueven para este año.

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La nueva votación en esta región llanera a 500 kilómetros de Caracas se convirtió en asunto nacional. El derrotado en noviembre fue Argenis Chávez, hermano del expresidente y parte de la dinastía que ha gobernado este Estado por dos décadas. Chávez optaba a la relección y renunció al cargo luego de que el Tribunal Supremo suspendiera el recuento de los votos y ordenara repetir los comicios. También declinó a ser candidato en esta nueva oportunidad. El Gobierno de Nicolás Maduro puso sobre él todas las responsabilidades de una derrota que tiene una lectura nacional, pues expresa el nivel de rechazo que existe en Venezuela al chavismo y a Maduro, con menos de15% de aprobación y un cada vez más reducido caudal de votos.

Por Barinas, como un símbolo político, el Gobierno ha decidido echar por la borda los pequeños avances logrados durante el año pasado en las negociaciones con la oposición para encontrar una salida a la larga crisis política venezolana.

En los comicios de noviembre se logró la presencia de una misión de observación electoral de la Unión Europea, algo que no ocurría desde hace 15 años, aunque esta fue expulsada tras presentar un informe preliminar del proceso electoral en el que reconocía una mejora en las condiciones, pero denunciaban varias irregularidades y abusos gubernamentales. Esta fue una de las concesiones dadas por Maduro para que sus adversarios aceptaran concurrir de nuevo a unos comicios, luego de mantenerse en la abstención como un boicot en los últimos años. También se cambió al árbitro electoral y por primera vez se incorporaron dos rectores sin vínculos con el chavismo. Maduro también se comprometió a eliminar la figura de los “protectores”, plenos de poderes y recursos, que han sido designados en los territorios controlados por la oposición. Está por verse si en este reñido territorio cumplirá su promesa.

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