Rusia envía tropas a Kazajistán tras la muerte de decenas de manifestantes por la represión de las protestas | Internacional



Mientras los muertos se apilan en las morgues de Kazajistán, el presidente Kasim-Yomart Tokáyev ha decidido este jueves poner en marcha una “operación antiterrorista” contra los manifestantes. Las protestas, que comenzaron a principios de 2021 debido al aumento del precio del gas para los automóviles, se han convertido, a medida que han ido creciendo, en un grito opositor contra Tokáyev y el autoproclamado “padre de la patria”, Nursultán Nazarbáyev. Los choques se han cobrado “decenas de vidas”, según las autoridades, y los servicios médicos cifran en más de 1.000 los heridos, unos 400 de ellos hospitalizados. Ante tal situación, Rusia y otros aliados han anunciado el envío de tropas para apoyar al Gobierno.

Varios aviones de tropas rusas despegaron este jueves rumbo a Kazajistán. Los miembros de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (CSTO) acordaron la pasada noche el despliegue de una “misión de paz”. Se trata de la primera vez que la alianza liderada por Rusia, y que incluye a Bielorrusia, Armenia y otros países de Asia Central, adopta una medida como esta desde su fundación en 1992. Según el Comité de Seguridad de la Duma Estatal, la acción durará un mes.

“Ante la petición del presidente de la República de Kazajistán, y en vista de la amenaza a su seguridad nacional y su soberanía, causada entre otras cosas por injerencias externas, el colectivo CSTO, en conformidad con el artículo 4, decidió enviar fuerzas de mantenimiento de la paz”, reveló el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, en un comunicado publicado en Facebook. Este artículo contempla la intervención del resto de aliados “en caso de una agresión” que “amenace la integridad territorial y la soberanía del país miembro”. El escrito de Pashinián recibió numerosas críticas, porque precisamente su país fue derrotado por Azerbaiyán en la guerra de Nagorno Karabaj de 2020, donde perdió parte de ese territorio y no recibió el apoyo del CSTO.

Las protestas retomaron con fuerza el domingo tras una reforma que había puesto fin a los subsidios que abarataban el gas licuado del petróleo (GLP) para automóviles. Este tipo de vehículos es muy popular en algunas regiones, donde tres de cada cuatro emplean este tipo de combustible. Por lo que las manifestaciones se extendieron por todo el país y comenzaron los choques con las fuerzas de seguridad. Ante unas fuerzas de seguridad nacionales desbordadas por los altercados, el Gobierno ha dado marcha atrás y ha pospuesto un año la transición al nuevo sistema de precios, al mismo tiempo que ha fijado un límite al precio del combustible en las ventas minoristas durante 180 días. Según sus cálculos, el litro de gas valdrá 15 céntimos de euro, una solución intermedia entre los 10 que costaba antes y los 20 a los que se disparó tras el Año Nuevo.

La crisis provocó que este miércoles Tokáyev aceptara la renuncia en bloque del Gabinete del primer ministro y asumiese el control del Consejo de Seguridad, que había encabezado Nazarbáyev desde 2019 al dejar la presidencia después de tres décadas al frente del país. Aquel año le sucedió Tokáyev, al proclamarse vencedor de unas elecciones que la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE) consideró fraudulentas por el veto a candidatos independientes.

El Gobierno de Tokáyev ha impuesto un toque de queda y el estado de emergencia en todo el país, de donde llegan imágenes a cuentagotas debido al corte de Internet y de las conexiones telefónicas. “No logro hablar con mis familiares, no les llegan ni los mensajes ni las llamadas”, cuenta una joven kazaja, que prefiere no dar su nombre y apellidos, residente en España y cuyos padres viven en Aktobé, al oeste de Kazajistán. “Creo que al final va a pasar como en Bielorrusia”, lamenta al recordar que las protestas pacíficas de aquel país por las elecciones presidenciales de 2020 fueron sofocadas violentamente por el régimen de Alexandr Lukashenko.

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En Kazajistán, algunos edificios públicos han sido tomados, como el Ayuntamiento de Almaty (sur), y en otros se han provocado incendios. Además, las imágenes muestran el caos que vive el país: desde agentes de seguridad arrodillados que piden perdón a los manifestantes, a enfrentamientos directos entre ellos y columnas de militares disparando contra la población.

Según la televisión estatal kazaja, solo en Almaty han fallecido 12 agentes. La noche del miércoles Tokáyev informó de enfrentamientos a tiros en el aeropuerto de esta ciudad, el centro económico del país, entre unidades de paracaidistas y manifestantes. Además, los aeropuertos de Aktau (oeste) y Aktobé han sido cerrados, mientras que aerolíneas como la nacional Air Astana han informado de la suspensión de sus vuelos temporalmente “por la ausencia de conexión a Internet”.

Mientras, las Embajadas de diversos países recomiendan a sus ciudadanos permanecer en casa. “Recomendamos encarecidamente a los ciudadanos rusos que guarden las medidas de seguridad al máximo y se refugien en hoteles o casas con alimentos y agua”, advirtió el Ministerio ruso de Exteriores en un comunicado.

La intervención de la CSTO para frenar a los manifestantes podría, además, alimentar las tensiones étnicas en el país. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, acusó al presidente turco Tayyip Erdogan hace apenas dos meses de fomentar una campaña antirrusa en el país con medidas como que la lengua eslava deje de ser oficial pese a que una gran proporción de población la habla.

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