Ante la resistencia ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ahonda en su estrategia de atacar el corazón de las ciudades clave de Ucrania y con armas cada vez más poderosas. Arrecian los bombardeos y el asedio sobre Kiev, la capital, y sobre Járkov, la segunda ciudad en población y una estratégica localidad del Este de mayoría de habla rusa, donde esta madrugada Putin ha lanzado grupos de paracaidistas que han atacado un hospital militar. Aunque no hay una cifra oficial del total de personas que han perdido la vida desde el inicio de la ofensiva, Naciones Unidas contabiliza 136. Solo en las últimas 24 horas, los ataques en Járkov han dejado 21 muertos, mientras el flujo de desplazados internos y refugiados que huye de la violencia de Putin no cesa.
Sobre todo desde Kiev, después de que ayer el Ejército ruso advirtiese a la población que abandonase la capital porque iba a lanzar una serie de ataques. Mientras, las fuerzas invasoras del Kremlin avanzan por el flanco sur y han logrado ya progresos relevantes. El séptimo día de invasión, el Ejército ruso, que ya se había hecho con el control de la ciudad de Berdiansk, en el mar de Azov, ha entrado con fuerza en Jersón, una importante ciudad en el mar Negro, y continúa el duro asedio a la gran localidad de Mariúpol.
Esta madrugada Putin ha lanzado tropas de paracaidistas sobre Járkov, donde han atacado un hospital militar, el Centro Clínico Médico Militar de la Región Norte, según ha señalado el centro operativo de las Fuerzas Armadas de Ucrania en su canal de Telegram, que también han alertado del estallido de una batalla entre los invasores y los defensores ucranianos, ha publicado la BBC.
El martes, las fuerzas rusas reforzaron el asedio a Jersón, de unos 280.000 habitantes y una ciudad con una estratégica industria naval. El Ejército de Putin, que había lanzado ataques a la localidad desde hace varios días, ha entrado ya en Jersón y se ha hecho con el control del puerto y de la estación de tren, según el alcalde, Igor Kolykhayev. Durante todo el martes, las fuerzas del Kremlin habían rodeado la ciudad sureña y plantado puestos de control en todas sus salidas. La toma de Jersón facilitaría el asalto a Odesa, la otra gran ciudad del mar Negro y, por tanto, el control de la salida al mar de Ucrania. A unas aguas, además, donde tres países de la otra tienen costas: Turquía, Rumania y Bulgaria.
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La gran ciudad sureña de Mariúpol está casi rodeada por completo por las fuerzas de Putin. Allí, la mayoría de los vecindarios llevan días sin calefacción, gas o electricidad; algunos también sin agua. Rusia ha bombardeado las subestaciones eléctricas de la ciudad y cortado así los suministros para facilitar el asedio. Además, las fuerzas rusas bombardearon el martes varios rascacielos en zonas residenciales de la ciudad, según el alcalde, Vadym Boychenko. “Las fuerzas enemigas están llegando a Mariúpol desde todas las direcciones, destruyendo nuestra infraestructura, matando a nuestras mujeres, niños y ancianos, y llamándolo una guerra para liberarnos”, clamó Boychenko en un vídeo difundido este martes.
Los analistas miliares temen que Putin endurezca aún sus ataques para desmoralizar a la resistencia. Mientras, el avance de la gran columna —unos 60 kilómetros— de vehículos militares rusos que avanza desde hace un par de días hacia Kiev ha ralentizado su avance por la escasez de combustible y alimentos, según fuentes de la inteligencia de Reino Unido y Estados Unidos.
Uno de los objetivos prioritarios del Kremlin, además de lograr el control del estratégico sur del país y el Donbás, es Kiev, el corazón de Ucrania. El martes, un ataque aéreo sobre la torre de la televisión de la ciudad mató a cinco personas que estaban en la zona e hirió a otras cinco. La torre de televisión se encuentra en el área de Babi Yar, donde entre 100.000 y 150.000 personas fueron ejecutadas durante la ocupación nazi de Kiev, durante la Segunda Guerra Mundial.
El ataque, durante la guerra con la que Putin dice tener como objetivo “desnazificar” Ucrania, un país gobernado por un presidente judío, Volodímir Zelenski, causó la repulsa inmediata del Centro Conmemorativo del Holocausto de Babi Yar. “Putin que busca distorsionar y manipular el Holocausto para justificar una invasión ilegal de un país democrático soberano es absolutamente abominable”, dijo en un comunicado Nathan Sharanski, presidente del centro ex viceprimer ministro israelí. “Es simbólico que comience a atacar Kiev bombardeando el sitio de Babin Yar, la mayor de las masacres nazis”, señaló Sharanski, que nació en Donetsk.
Y a medida que las víctimas civiles aumentan, el presidente Zelenski eleva el tono hacia la comunidad internacional. Este martes, el líder ucranio reclamó a la OTAN que imponga una zona de exclusión aérea sobre el país para frenar los brutales bombardeos. “Un misil dirigido a la plaza central de una ciudad es terrorismo abierto y no disimulado”, dijo el presidente ucranio ayer, tras el bombardeo contra el edificio de la Administración regional de Járkov, en la icónica plaza de la independencia. “Es el terrorismo que pretende quebrarnos, quebrar nuestra resistencia”, aseguró Zelenski que en la noche del martes al miércoles mantuvo una conversación de 30 minutos con el presidente estadounidense, Joe Biden.
Y a medida que incrementa los ataques contra Ucrania se endurece el aislamiento de la Rusia de Putin. La marea de sanciones han afectado a la línea de flotación de su economía. El mercado de valores ruso, con el rublo desplomado, permanecerá cerrado también este miércoles mientras empiezan a verse los primeros síntomas de corralito en el país euroasiático, el más grande del mundo, con 144 millones de habitantes. Putin ha prohibido a las personas sacar más de 10.000 dólares en moneda extranjera a partir de este miércoles, según la agencia oficial de noticias Tass, mientras el país lucha por contener el impacto financiero generalizado de las sanciones por la invasión de Ucrania.
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