Federico Fico Gutiérrez es desde la noche del domingo el candidato presidencial más sólido de la derecha colombiana. Aunque no es la primera vez que su nombre aparece en un tarjetón electoral -fue concejal y alcalde de Medellín- su primera prueba en unos comicios nacionales, donde logró más de dos millones de votos dentro de la coalición Equipo por Colombia, lo ubican como un apetecido candidato de los movimientos conservadores o de quienes se asustan cuando piensan en una presidencia de izquierdas. Fico (Medellín, 47 años), como se le conoce, es desde anoche y de momento, el principal oponente de Gustavo Petro, que con el movimiento Pacto Histórico fue uno de los ganadores de la jornada electoral que definió quiénes serán los representantes de las tres fuerzas políticas más importantes.
La campaña presidencial apenas empieza y que el exalcalde de Medellín logre ser el verdadero contrapeso del petrismo dependerá de las alianzas y negociaciones que forje a partir de ahora. No solo deberá unir bajo su nombre a toda la derecha, sino que tendrá que conquistar a parte del electorado del centro, que el domingo quedó desinflado y sin un liderazgo notable. Para ello, necesitaría seguir evitando, como ha hecho hasta ahora, aparecer en una misma foto con el expresidente Álvaro Uribe. Hoy, por primera vez desde hace 20 años, el apoyo abierto del uribismo en lugar de sumar, le podría restar. “Federico Gutiérrez enfrenta un dilema. Necesita hacer una alianza con el Centro Democrático (CD) -el partido de Uribe- pero al mismo tiempo va tener que convencer al centro, que tiene que decidir hacia dónde va”, opina Yann Basset, analista y profesor de la Universidad del Rosario.
En el camino hacia una alianza con el CD, donde se concentra el uribismo, este lunes Fico ya consiguió su primera conquista. El candidato de ese partido hasta este lunes, el exaspirante presidencial Óscar Iván Zuluaga, dio un paso al costado, reconoció sus pocas posibilidades de hacerle competencia y le ofreció su respaldo. Ahora habrá que ver si toda la colectividad del uribismo, que se ha quedado sin representante, hace lo mismo. Sobre todo si Uribe le da su apoyo abiertamente y tratar de convencer a su electorado con los temas clásicos de la derecha colombiana, algo que no le será tan difícil. Su discurso de “seguridad”, “orden”, “oportunidades” y “amor a la patria” ya le demostró que suma votos. Lo comprobó este domingo con la consulta electoral, como lo hizo antes durante su paso por la alcaldía de la capital de Antioquia, donde era conocido como el sheriff de Medellín. “Los bandidos en la cárcel o en una tumba”, decía hace poco en una visita a Arauca, una zona especialmente azotada por la violencia. Fico sabe bien qué le gusta a la derecha colombiana, pero no le será suficiente.
“No estamos en 2018, cuando el miedo a la izquierda funcionó bien, esta vez el electorado no está movido por el miedo”, señala Basset. Según el analista, el hecho de que la figura de Álvaro Uribe ya no sea la del líder absoluto que el país había visto desde 2002, cuando fue elegido presidente por primera vez, y que su partido, el CD, esté pasando por un mal momento, podría hacer que Fico evitara recibir, al menos abiertamente, la bendición de Uribe. Aunque esto no quiere decir que los votos del uribismo, así sean por debajo de la mesa, no le sean indispensables a Gutiérrez, como ocurrió este domingo o como ocurrió en su primer intento por llegar a la alcaldía de Medellín, cuando Uribe lo apoyó incluso por encima del candidato de su partido. “Esta victoria [ganar en la coalición] también se la debe al uribismo. Ahora se medirá su capacidad como negociador: convencer a la derecha, pero no gastar todo en esa alianza”, advierte Basset. Sobre esa relación entre el expresidente y Fico, el analista Andrés Mejía Vergnaud remarca “la gran dificultad de Federico Gutiérrez es que quiere los votos del uribismo, pero sin la foto con Uribe porque no le conviene ser su candidato”.
Mientras en la izquierda hay un único líder, Gustavo Petro, en la derecha sigue habiendo un hombre que se encamina hacia las presidenciales, a menos de que Fico -de nuevo, si logra negociar-, lo convenza de apartarse y darle su apoyo. Rodolfo Hernández, que se lanzó de forma independiente, sigue en la contienda. El exalcalde de Bucaramanga, constructor y millonario, que ha logrado posicionarse muy bien en las encuestas gracias a su discurso contra la corrupción en un lenguaje desenfadado, es un hombre que Gutiérrez tendrá que incluir en su lista de conquistas si quiere darle la pelea al petrismo.
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Gutiérrez tiene mucho que sentarse a negociar antes siquiera de pensar en nombres para su posible fórmula presidencial, pero con lo que ya cuenta es con el apoyo de los otros candidatos que se disputaban el liderazgo en la coalición Equipo por Colombia. Y no es poco. Tiene a su lado a dos exalcaldes, Enrique Peñalosa (Bogotá) y Álex Char (Barranquilla); al líder del partido Conservador, David Barguil, y a una mujer, Aydeé Lizarazo, de un partido cristiano, que acostumbra a votar juiciosamente según ordenen desde el atril de su iglesia.
Además del fortalecido Partido Conservador -logró la mayor votación de las fuerzas de derecha para el Congreso con más de dos millones de votos-, cuenta con la simpatía del Partido de La U, que también tuvo una destacada votación en las legislativas con poco más de un millón de votos. El apoyo de Óscar Iván Zuluaga, que no dejó que pasaran muchas horas tras las elecciones del domingo, para asumir su derrota ante un posible enfrentamiento por los votos de la derecha, le da un nuevo empuje a Fico en un sector del conservadurismo, pero lo distancia un poco más de posibles votos del centro. Lo que diga el expresidente Álvaro Uribe, que citó a su partido a una reunión este martes, será el punto definitivo para saber si Fico arriesga sus posibilidades en el centro a cambio de ser abiertamente el bendecido de Uribe.
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