Dos reuniones de signo contrario, y ningún resultado concluyente, han demostrado este miércoles la parálisis de la ONU a la hora de adoptar medidas que contribuyan a paliar el sufrimiento de la población de Ucrania cuando se cumple el primer mes de la guerra. Por la mañana, una convocatoria extraordinaria de la Asamblea General ha debatido una propuesta de “resolución humanitaria” -no ejecutiva al tratarse del plenario-, que fue tildada de antirrusa por el representante del Kremlin, Vasili Nebenzia. El embajador ruso presentó por la tarde un borrador alternativo ante el Consejo de Seguridad. El máximo foro de la organización sí tiene poder ejecutivo, aunque está neutralizado en la práctica por el derecho de veto de sus cinco miembros permanentes, entre ellos Rusia y EE UU.
El ejercicio de equilibrismo diplomático en la sede de Naciones Unidas en Nueva York se prolonga hasta la extenuación como un reflejo de intereses no sólo contrapuestos, sino irreconciliables. La propuesta de “resolución humanitaria” del embajador Nebenzia omitía que la crisis humana que se desarrolla en Ucrania se debe a la invasión rusa, y evitaba definir quién es el agresor y quién el agredido. El texto, eso sí, expresaba “su seria preocupación por las informaciones de víctimas civiles, niños incluidos, en y alrededor de Ucrania” que las informaciones sobre el terreno atribuyen mayoritariamente a las fuerzas rusas, el mismo día que EE UU acusaba a Moscú de crímenes de guerra en el país vecino.
“Condenamos enérgicamente los ataques dirigidos contra civiles e infraestructuras de carácter civil, incluidos los bombardeos indiscriminados y el emplazamiento de objetos y equipos militares en zonas densamente pobladas y cerca de bienes civiles, así como el uso de esos bienes con fines militares, [fines] que pongan en peligro la vida de la población civil en violación del derecho internacional derecho humanitario”, incidía el texto de la resolución, que solo ha logrado dos votos favorables (Rusia y China) frente a 13 abstenciones, incluida la de EE UU. “Esta maniobra no engaña a nadie”, dijo el representante de Francia en el Consejo. El embajador de República Dominicana dijo sentirse “completamente confundido” por la existencia de dos propuestas de resolución.
La iniciativa del Kremlin responde a la impulsada desde hace diez días por Francia y México, y secundada por la mayoría de los países occidentales, para garantizar el acceso a la ayuda humanitaria de la población afectada por la guerra. Fue trasladada al pleno de la Asamblea, en sesión extraordinaria, para burlar el veto de Rusia en caso de haber sido elevada al Consejo de Seguridad. Así se hizo igualmente con una resolución de condena -relativa, pues el término “condenar” fue sustituido finalmente por “deplorar” para convencer a más firmantes- adoptada por amplia mayoría en otra sesión de urgencia de la Asamblea. Con la celebrada en la mañana de este miércoles, son 12 las convocatorias extraordinarias del plenario de la organización en sus 70 años de historia; las dos últimas, en apenas 20 días.
Para acabar de corroborar la práctica inoperancia de la ONU en lo relativo al conflicto de Ucrania, a la convocatoria de la Asamblea se sumó esta mañana una tercera propuesta de resolución, presentada por Sudáfrica y que matizaba las críticas a Rusia. El embajador Nebenzia la calificó de cercana a los intereses de Moscú. Mientras algunos países han dado nuevas muestras de ambigüedad y ambivalencia, como la India, Brasil y Tailandia, otros, como Australia, Croacia, Japón o Georgia –que conoce bien lo que significa una invasión rusa, la de 2008-, han alertado de que el orden mundial se está desmoronando por la guerra de Ucrania. Pero ni siquiera el escenario más catastrofista o alarmista ha servido de estímulo para adoptar una medida, la que fuere, que saque a la ONU de su marasmo ante Ucrania.
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