Francia busca que sus socios de la UE le acompañen en la retirada de Malí | Internacional


Francia ha decidido sacar sus tropas de Malí, el país del África subsahariana al que llegaron en enero de 2013 para frenar el avance yihadista y evitar la caída de la capital, Bamako. Pero París no quiere irse solo. La imagen de la retirada francesa evoca la reciente debacle de la OTAN en Afganistán y puede ser demoledora para el presidente Emmanuel Macron a solo dos meses de la primera vuelta de las elecciones al Elíseo. Por eso, según fuentes diplomáticas, París busca el acompañamiento de los socios europeos en su salida. Esa retirada conjunta supondría el abandono de uno de los principales proyectos europeos contra el radicalismo en la región africana del Sahel.

Francia, que ostenta este semestre la presidencia de la UE, ha convocado para este viernes una videoconferencia de ministros de Defensa para analizar la situación en el Sahel. España, principal contribuyente de la misión europea de adiestramiento EUTM—Malí, con 530 militares (la mitad del total), apuesta por continuar en el país.

Macron ya anunció en julio pasado su intención de reducir en un 40% los 5.100 efectivos de la Operación Barkhane de lucha contra el yihadismo y sustituirlos, en parte, por las fuerzas especiales, más reducidas, de la nueva Operación Takuba. Sin embargo, la situación se ha precipitado a raíz de la expulsión, el pasado 31 de enero, del embajador francés en Malí, Joël Meyer, después de que el jefe de la diplomacia gala, Jean-Yves Le Drian, calificara de ilegítima la junta militar que gobierna Bamako y tachara de “irresponsables” sus decisiones.

París ya ha comunicado a los socios europeos su decisión de trasladar al vecino Níger la mayor parte de las tropas que ahora tiene en el país. Bamako, por su parte, ha expulsado al contingente danés de la fuerza Takuba, alegando que no contaba con autorización para desplegarse, y Noruega ha anunciado que retirará sus efectivos. Fuentes militares dan por hecho que este movimiento acabará arrastrando a la quincena de países europeos (entre los que no está España) que participan en dicha misión.

El problema se plantea con la misión EUTM-Malí, de instrucción del Ejército maliense, que no depende de Francia sino de la UE. Las fuentes consultadas aseguran que París no ha pedido expresamente la salida de la misión europea, pero sí ha señalado que no es viable mantenerla en Malí sin la presencia de las tropas francesas, que hasta ahora son las que han asumido el combate contra el yihadismo. La EUTM-Malí cuenta con 1.100 efectivos de 25 países.

Tanto el alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, como el Gobierno español, según las fuentes consultadas, son partidarios de mantener la misión de adiestramiento, tanto por la posición estratégica de Malí en el Sahel como por temor a que el vacío que dejen los europeos sea ocupado por Rusia. Esa sustitución ya ocurre. Fuentes de la inteligencia militar aliada cifran en 1.100 los militares rusos desplegados en Malí; algunos son militares regulares y otros mercenarios de la empresa Wagner, a la que recurre el Kremlin para tareas cuya responsabilidad no quiere asumir.

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La ministra española de Defensa, Margarita Robles, habló el viernes pasado por teléfono con su homóloga francesa, Florence Parly; y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se reunió el miércoles con Le Drian en Lyon (Francia).

La continuidad de la presencia militar europea en Malí dependerá en buena medida de cuál sea la decisión de Alemania, que es el segundo contribuyente de la EUTM-Malí, con 325 militares, y constituye el pilar de la Minusma (la misión de Naciones Unidas para Malí) con 1.300 efectivos. La ministra de Exteriores germana, Annalena Baerbock, se preguntó la semana pasada si, “a la vista de las medidas tomadas por Malí, los requisitos previos para nuestro compromiso conjunto siguen vigentes”. “El compromiso”, advirtió, “no es un fin en sí mismo”. El Parlamento alemán debe votar en mayo la continuidad de su presencia militar en Malí.

Más allá de la voluntad política de los europeos, los expertos subrayan que la retirada de las tropas francesas puede provocar un rápido deterioro de la seguridad que haga inviable la continuidad de la EUTM-Malí, a pesar de que su mandato no expira hasta 2024. Fuentes militares admiten que, en el mejor de los casos, habrá que proceder a una “profunda revisión” de la misión, que estaba en fase de expansión, con el envío de patrullas móviles a distintos puntos del país, la construcción de nuevas bases y su ampliación a los otros países del G5 del Sahel (Níger, Burkina Faso, Chad y Mauritania).

Una manifestación contra la presencia de militares franceses en Malí, el pasado día 4 en Bamako.
Una manifestación contra la presencia de militares franceses en Malí, el pasado día 4 en Bamako.PAUL LORGERIE (REUTERS)

Además de las dificultades militares, hay graves obstáculos políticos. En el origen del conflicto con Francia está el propósito de la actual junta militar de perpetuarse en el poder, posponiendo cinco años las elecciones e incumpliendo su compromiso de celebrarlas en febrero. En mayo pasado, los militares, encabezados por el coronel Assimi Goïta, dieron el segundo golpe de Estado, interrumpiendo la transición iniciada después de que, en agosto de 2020, fuera derrocado el presidente Ibrahim Boubacar Keita.

En enero pasado, la Comisión Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao), que agrupa a los países vecinos de Malí, adoptó duras sanciones contra el régimen militar de Bamako, que incluyen la retirada de embajadores, el cierre de fronteras y la suspensión de los intercambios comerciales, salvo productos básicos. La UE ha respaldado las sanciones de la organización africana, pero mantiene su misión de adiestramiento del Ejército que ocupa ilegalmente el poder.

El Ejército francés rechaza actuar con mercenarios rusos

Marc Bassets

Tras la expulsión del embajador francés de Malí, fuentes diplomáticas francesas respaldaron esa idea de que la acción en el Sahel solo tiene sentido si es concertada. “La consulta y coordinación internacional es esencial porque este no es un problema franco-maliense”, argumentaron. “Solo tiene sentido participar cuando se puede actuar de manera efectiva sobre la amenaza”, señalaron para justificar la decisión de retirar las tropas de su país de Malí. “Quedarse en un lugar no es un fin en sí mismo. Debemos seguir comprometidos, pero donde podamos tener las palancas para actuar. Y donde no se dan las condiciones para tener una acción efectiva sobre estos grupos terroristas, no debemos intentar a toda costa seguir”, añadieron. 

La presencia de mercenarios franceses en Malí es uno de los motivos esgrimidos por las mismas fuentes para justificar la salida de los militares franceses. “Es inconcebible que el Ejército francés esté vinculado directa o indirectamente a Wagner. No es un compañero como los demás. Es un grupo que trabaja con reglas de enfrentamiento que no tienen nada que ver con las nuestras”.

Francia niega que su salida de Malí implique que tira la toalla en la lucha contra el yihadismo en el Sahel. “Hay una amenaza que está ahí y tiene dos nombres que conocemos: Al Qaeda y Estado Islámico. Estas organizaciones dicen en sus escritos que África Occidental es su principal objetivo. Su agenda es internacional, con proyección exterior, incluso hacia Europa y tenemos interés en poder seguir actuando y limitar su expansión. Luchar contra ellas no es solo estar en Malí. Debemos ser capaces de actuar con toda la región”, explicaron.

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