Detrás de lo que parecía un negocio financiero fabuloso había en realidad una estafa piramidal. Esa es la hipótesis de la Justicia argentina sobre el holding empresarial Generación Zoe, con presencia en más de una decena de países, entre ellos varios de América Latina, España y Estados Unidos. Su director, Leonardo Cositorto, está prófugo y con un pedido de captura internacional emitido por Interpol, mientras que una decena de personas han sido detenidas y la Policía ha realizado allanamientos en algunas oficinas de la empresa en busca de pruebas.
Generación Zoe se presenta en su página web como una escuela de liderazgo y coaching que presta servicios de formación ontológica y financiera, pero el mayor atractivo era su billetera virtual, que vendía con un “beneficio asegurado” y su criptomoneda, Zoe Cash. Quienes querían invertir, debían aportar un mínimo de 2.000 dólares, que quedaban inmovilizados por un año. A cambio, recibían el 7,5% de intereses en dólares cada mes, pero en el caso de que lograsen convencer a otros para seguir sus pasos, el beneficio podía escalar hasta el 20%.
En su alerta, Interpol advirtió de que Cositorto y sus socios indujeron al error a los damnificados “haciéndoles creer falsamente que al realizar un depósito de dinero que se instrumentaba a través de simples recibos, los imputados se encontraban en condiciones de pagar por lo menos un interés de un 7,5% mensual en dólares”. “Sin embargo, los imputados no contaban con los fondos para responder a lo prometido, dejando de asistir a la oficina, la cual fue cerrada definitivamente en febrero de 2022, sin dar respuesta alguna a los requerimientos de las víctimas perjudicadas, ocasionándoles un perjuicio en su patrimonio”, agrega el texto del organismo internacional.
Generación Zoe dio sus primeros pasos cinco años atrás, pero su crecimiento se aceleró en los últimos tiempos. Hasta entonces pasó inadvertida para las autoridades regulatorias argentinas, mientras se expandía por el país —en especial en la céntrica provincia de Córdoba— y cruzaba las fronteras para abrir sucursales también en Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Estados Unidos, entre otros. Además del negocio financiero, Cositorto afirmaba que el holding empresarial se había expandido a la minería, el sector inmobiliario, los servicios de salud y la venta de automóviles.
En estos años, miles de personas asistieron a las conferencias de Cositorto —quien se autodescribe en las redes como “máster coach, consultor internacional, capacitador, conferencista”— y le entregaron sus ahorros al creer en sus promesas económicas. Sólo unas semanas atrás, el líder de Generación Zoe aseguraba en una de sus charlas que podría “hacer 10.000 millones de millonarios”, es decir, un número superior a los habitantes del planeta Tierra. Algunos, aún hoy, mantienen su confianza.
“Mi abuela iba todos los días a la sede de Villa Crespo y hacía cursos de trading y coaching porque la idea original era que vos pagabas para estudiar y recibías un rendimiento mensual del 7,5%. Según ella, todo funciona bien, no desconfía. Mi mamá tampoco. Ayer estuvo viendo el Zoom que dio Cositorto en el que pedía más inversiones y, cada vez que hablaba, lo festejaba”, relató Valentín, familiar de dos inversionistas de Generación Zoe, al diario La Nación. Según Valentín, su abuela cedió al grupo una propiedad y su madre invirtió 1.000 dólares.
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La mayoría de las víctimas, en cambio, han concurrido a las sucursales del grupo para intentar recuperar sin éxito sus ahorros. “Yo puse 4.000 dólares, pero tengo conocidos que pusieron 200.000. Muchísimo. Están muy mal. Y me consta que hubo gente que vendió la casa para entrar. La casa y el auto. Eso es real. Esto pasó en Villa María”, dijo a medios locales una mujer a la puerta de una de las sucursales de Generación Zoe en esta localidad cordobesa. “Engancharon a la gente con la ganancia de 7,5% en dólares de la membresía y le daban el 20% si metían gente y después empezaron con los bots, que pagaban también el 20%. Convencían a la gente con neurociencia, con el discurso de un pastor”, lamentó.
El castillo de naipes construido por Cositorto comenzó a desmoronarse a finales de 2021, cuando no pudieron hacer frente a algunos pagos. En enero, la Comisión Nacional de Valores (CNV) argentina abrió un sumario administrativo a Generación Zoe por “la posible realización de oferta pública e intermediación irregular en el ámbito del mercado de capitales”. El organismo regulador argentino emitió después comunicaciones a sus homólogos de Colombia, España y Paraguay, informando la apertura del sumario y “alertando a los demás reguladores y al público inversor en general” sobre los hallazgos de la investigación.
El viernes pasado, la Fiscalía de instrucción de Villa María solicitó la captura de Cositorto e informó de su imputación por fraude y asociación ilícita. Según la Fiscalía, la investigación había comenzado el pasado noviembre, pero cobró fuerza después de que tres damnificados se acercaran a la Justicia a denunciar que no habían cobrado lo acordado y, por tanto, quedase configurada la estafa.
Cositorto se encuentra en paradero desconocido, aunque se sospecha que abandonó el país y está en algún lugar de Sudamérica o Centroamérica. Desde su escondite, realiza Zooms con sus seguidores. “Teníamos una caja de venta diaria con una estructura de 700 oficinas mundiales. Pero las cosas son como son, no como deberían ser. Si yo me frustro y me deprimo, ¿qué voy a hacer, me voy a suicidar?”, dijo este martes. “Le pedimos a las personas que están ingresando a la comunidad que puedan ayudar a sostener a los que no pueden salir adelante y a nosotros que nos han bloqueado las cuentas bancarias”, solicitó. Mientras él evita entregarse, diez personas vinculadas a Generación Zoe se encuentran detenidas.
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